lunes, 17 de noviembre de 2008

A TODOS NOS HAN NACIDO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

No conozco a nadie que haya elegido donde nacer… nadie ha elegido el lugar de su nacimiento. Puedes elegir cualquier otra cosa. Dónde vivir, dónde estudiar (?), donde casarte… Nadie puede elegir su lugar de nacimiento.

 

Yo nací en  Beteta (Cuenca)… Ni sabía que existía este pueblo. Y seguramente mi tatarabuelo Vincenzo tampoco sabía que existía este pueblo cuando apareció por allí… Nadie sabe las causas de su "destierro" desde la zona de Bari, al sur de Italia hasta este pueblo, al norte de Cuenca… pero al menos él sí eligió la zona donde vivir.

 

Salí de allí muy joven, con nueve años. El desarraigo siempre es traumático. Lo es mayor cuando ocurre en una persona de corta edad. El desarraigo en un niño es más traumático que en  una persona mayor. Pero poco a poco va encalleciendo el sentimiento… Al cabo del tiempo, te das cuenta de que ya no acusas la sensación de separación… Un día ves que ya no recuerdas a tus amigos, a tus familiares, no echas en falta a nadie…

 

Tus amigos están allí, contigo, en el colegio. Tu familia… duerme en la habitación de al lado, los ves todos los días al levantarte, cuando  vas a la ducha, al desayuno. Todos los días vas a clase, a jugar… siempre los tienes al lado, hablas de cosas de clase, de literatura, de matemáticas, practicas las declinaciones latinas, discutes de las traducciones de Cicerón… Esos son tus amigos, esa es tu familia… ya no añoras a los otros. Esto va ocurriendo poco a poco, sin darte cuenta… Puede haber miles de soles tras el reverso de las nubes…

 

Lógicamente dejas de recordar…, la plaza de tu pueblo…, las escuelas…, la iglesia…, las calles…

 

Cuando, de vez en cuando, te paras a recordar el pueblo… Yo recordaba un palacio en ruinas… no sé de quién era ni qué representaba, pero era el palacio… Estaba en una plaza, donde estaba la iglesia, y una fuente, que tenía como caños dos tetas de mujer. Y un olmo, que dicen que tiene más de doscientos años. El castillo de Rochafria, en ruinas y con un montón de leyendas…

 

 

 

Cuando te "trasplantas" con solo nueve o diez años, y vuelves solamente un mes al año, el resultado más lógico es que inmediatamente sustituyas todo tu esquema de conocimiento y querencia por otro que tengas más a mano y que te rodea todo el año.

 

No es fácil el regreso… Al regresar al pueblo de vacaciones, la sensación que percibías era que llegabas a un pueblo extraño de visita…, que ibas a visitar a tus otros familiares, para posteriormente regresar a tu domicilio actual.

 

Y olvidas el pueblo. No lo reconoces. No llegas a ver más allá de lo que representan las calles, las casas, y casi nada más.

 

Yo comencé a conocer mi pueblo, los montes, los alrededores, el Palancar, el Zatiquero, la hoz… todos esos sitios dignos de visitar que tiene Beteta… incluyendo los pueblos vecinos. Todo eso comencé a conocerlo hace muy pocos años. Cuando he vuelto de vacaciones, con mis hijas, y han sido mis sobrinos quienes me han ido enseñando algo que yo debí enseñarles a ellos…  

 

Ahora sientes una sensación especial, no de más o menos cariño, sino de darte cuenta de la existencia de algo que tú debiste disfrutar de niño, pero no lo conocías… ¡yo no conocía mi pueblo!

 

Los Baños de la Rosa, donde yo nací y viví tres años… no los recordaba. Los montes, las huertas, los pinares…, no formaban parte de mis habituales recuerdos de niño…, no los recordaba.

 

Para mi era más normal convivir con el entorno donde me desenvolvía. Conocía perfectamente el "Escorial de la Mancha", el Monasterio de Santiago de Uclés, el pueblo, sus alrededores… El monasterio no tenía problemas para mí. Lo conocía todo. Pero es que ahora mismo cierro los ojos y estoy dibujándolo ante mí… El patio interior con su pozo en el centro los claustros, las balconadas, la iglesia, el refectorio… lo estoy viendo…, recuerdo los  detalles… ¡esto no podía hacerlo con mi pueblo cuando lo recordaba de pequeño!

 

A todos nos ocurre, cuando vamos recorriendo varias zonas en pocos días. Llega un momento en que confundes una ciudad con otra. Este monumento, esta catedral, tal paseo, edificios… ¿dónde estaba este castillo, esta iglesia? ¿Era en la misma ciudad donde el museo…? Nebulosa… Eso es lo que nos ocurre a las personas, que como yo, hemos cortado de niños con nuestro entorno. Se te desdibuja…

 

 

A pesar de todo, sí quiero asegurar que ahora, aunque no perfectamente, sí conozco lo suficiente mi pueblo, como para recomendar a quien sienta curiosidad por conocer un pueblo… pueblo castellano, medio aragonés, serrano…, que puede ver una hoz con unas impresionantes vistas, rincones, la Cueva de la Ramera, la Casa de la Toba, y con un colorido otoñal, como no quedan muchas. Un pueblo limpio, muy bonito y agradable. Unos pinares, el Zatiquero y el Palancar, con los Siete Condes, la Cruz del Solán, la Fuente del Oso… Los Baños de Solán de Cabras, los de la Rosa

 

Los alrededores son de ensueño. La Laguna de El Tobar, el Nacimiento del Río Cuervo, las minas de la Cueva del Hierro

 

Todos los que no conozcáis vuestro pueblo… buscadlo, os va a encantar.

 

 

Primavera del año 2007

 

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una de las cosas que más me gustan de leer el blog de mi progenitor, es que voy conociendo, de alguna manera, su vida, su historia, y lo que le rodea, y me hace entender mejor su manera de pensar y de vivir. A través de las palabras se reflejan sus alegrías y sus penas. Creo que nunca te había preguntado si echabas de menos Valencia o como se llamaba mi tatarabuelo, y leyendo estos post voy conociendo lo que añoras, lo que recuerdas con alegría, incluso, la parte mas interior de tu mente, en la que siempre estamos todos presentes.
Besos y creo que ya sabéis que os quiero

Gemma