domingo, 10 de diciembre de 2017

(Artículo publicado en la Revista de AMADUMA del mes de octubre de 2017)


DIFICIL ENCAJE POLITICO EN ESPAÑA

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Las personas nos fijamos en la historia para sacar las consecuencias que en ese preciso momento nos conviene extraer. No siempre es fácil hacerlo, ni creo que todos sepamos hacerlo.

"Una historia no tiene principio ni fin, tan solo puertas de entrada." (C. Ruiz Zafón, El Laberinto de los Espíritus).

Le he dado varias vueltas a esta frase de Ruiz Zafón, escritor que me encanta, y verdaderamente no sé si he llegado a entenderlo o a llegar al meollo de la cuestión que él plantea en la misma o en unos pensamientos posteriores anexos a ella.

En estos momentos, planteando la actualidad política española, su historia sí tiene un principio, pero no sé si tendrá un fin, ni qué tipo de puertas de entrada puede presentar.

Yo, como ciudadano común y poco entendido en cuestiones políticas, y sin ningún tipo de interés especial en ellas, no llego a adivinar qué salida fácil puede haber entre tantos personajes y entidades y partidos para conseguir un encaje que pueda aportar una solución aceptable, que solucione el "contigo ni sin ti" que veo en medio de todos ellos.

"Una historia es un laberinto infinito de palabras, imágenes y espíritus conjurados para desvelarnos la verdad invisible sobre nosotros mismos. Una historia es, en definitiva, una conversación entre quien la narra y quien la escucha, y un narrador solo puede contar hasta donde le llega el oficio y un lector solo puede leer hasta donde lleva escrito en el alma. (C. Ruiz Zafón, El Laberinto de los Espíritus)"

Cualquiera que escuche por primera vez a los distintos representantes de las tantas posiciones políticas españolas, ve que hay unos esquemas planteados y asentados, que de entrada no admiten ningún tipo de componenda con ninguna de las otras existentes.

En principio todos quieren lo mismo pero con distintos caminos. Es decir, la historia de quien la narra y la de quien la escucha.

Tú escuchas las opiniones de los líderes de los equipos políticos y no entiendes lo que defienden definitivamente cada uno de ellos. Sí ves que si lo que presenta A y lo que presenta B coinciden con lo que antes defendía C, desde ese mismo momento para C ya no válido, sin asegurar el motivo por el que queda anulado, simplemente ni a A ni a B conviene coincidir en la defensa de unos puntos en coincidencia con los que defiende C.

Parece un juego de niños ¿verdad? Pues no, sencillamente es la actual disposición de unos señores que dicen defender las cosas que a todos nosotros nos importan y que, al parecer, a ninguno de ellos les interesa hacerlo.

El partido actualmente líder en votos, el Partido Popular, sigue manteniendo un margen de votos que ni con corrupción, ni con leyes totalmente impopulares, ni con las peores valoraciones de sus líderes, hay forma de rebajar. Son sus fieles seguidores que hagan lo que hagan no los van a castigar con su abstención. Ello le lleva a que el resto de partidos, hasta los más allegados a sus principios, le nieguen su ayuda en sus necesidades de votación, a excepción de cuando hay por medio prebendas económicas para su circunscripción – Canarias, País Vasco, etc. -.

Por otra parte está la entrada de la margen izquierda, lo que anteriormente era el Partido Socialista, Izquierda Unida, el anterior Partido Comunista, y otros varios con distintas denominaciones. Esa "Izquierda", ahora unida en otros varios partidos o unión de varios de ellos, no tiene en común más que el nombre. Nada más.

No les hace falta ni enemigos, les sobra con sus socios o compañeros para destrozarse.

El Partido Comunista se ha disuelto entre varios conglomerados y distintos representantes del mismo. La gente que decía representarlos en última instancia no tiene ni forma, ni creo yo, idea de lo que quiere ser en definitiva. ¿O alguno de sus muchos defensores puede aclararme quién y a qué representa el señor Iglesias, don Pablo, el señor Monedero, y esos otros representantes de Podemos? No he nombrado el señor Errejón, porque creo que entre todos ellos es la única persona que más puede representar a un grupo dispuesto a realizar algún trabajo que no sea exclusivamente en beneficio personal suyo. El líder de ese partido o asociación de partidos, el señor Iglesias, es incapaz de aportar algo a una unión que no represente su propio egocentrismo total. Yo y nada más, y me baso en que a su segundo anterior, el señor Errejón, se lo cargó, así según suena, por mucho que se hiciera una votación – que por cierto estuvo a punto de perder – porque no admitía su dirección indudable y su egocentrismo absoluto.

Lógicamente, eso conlleva que en un asunto en el que todos los partidos estaban de acuerdo, como fue la moción de censura al señor Rajoy, nadie lo apoyara porque llevaba consigo el encumbramiento del YO total de Pablo Iglesias.

Si hablamos del Partido Socialista parece una merienda de grillos. Es posible que actualmente, una vez aclarado quién puede ser su dirigente, después de aclararle a la señora Susana Díaz – vaya chasco de votos arrastrados de sus secuaces, a veces no tan voluntarios como daban a entender, en Andalucía – quizá puedan aclarar la forma y el sistema de presentar su verdadero programa al personal que quiera escucharles. Quizá esté equivocado, pero yo que he sido un ferviente votante y seguidor de algunos de sus más señalados líderes, si tuviera poder para hacerlo, eliminaría de su cabecera a todos los anteriores representantes, reconociéndoles sus grandísimos aciertos, y a varios de los actuales regidores, algunos realmente imbéciles, y como no, a la ilustre y según ella, única capaz de salvar a ese partido, doña Susana de Andalucía, que es lo peor que le ha podido ocurrir al Partido Socialista en la actualidad.

Tan inviable es la posibilidad de ajustar nuevos objetivos comunes a los partidos de izquierdas, como la de conseguir puntos de consenso necesarios para que alguno de ellos pudiera consensuar con la derecha un programa de gobierno no partidario y que pudiera aprobarse con intención centrista. Veo más factible un triunfo del grupo de derechas  que cualquier  otro resultado.

Si deseamos entrar en estudiar el conglomerado de partidos nacionalistas, independentistas, etc., sí entramos realmente en el reino de las tinieblas. En esos terrenos no hay forma de ver qué es lo que pretende cada uno de ellos, independientemente de lo que digan sus siglas. Lo del conglomerado de independientes en Cataluña no lo entienden ni ellos mismos. Estoy siguiendo el historial de su parida de la nueva ley para cuando sea – si es – el 1 de octubre y consigue dejar sin sentido a todos los que lo ven sin fanatismo. Un sinsentido.

Pero hasta donde llega luego el juego parcial de cada partido, que se habla de que varios de ellos, entre el Partido Republicano y Podemos, se han unido a cenar para acordar que si unos movilizan a sus seguidores para que vayan a votar, aunque a la mayoría no le interesa o se inclinen por el voto en contra, el otro le ayuda en su nueva moción de censura al gobierno de Rajoy.

¿Esto es digerible por alguno y por varios partidos o seguidores de los mismos?

Desgraciadamente debo confesar que yo no veo actualmente – quizá cuando se publique el artículo haya salido algo nuevo ¡todo es posible! – ninguna posibilidad de que haya acuerdo entre los partidos políticos de cualquier signo para gobernar por acuerdo entre ellos el país.

El otro día me envió un amigo un chiste en el que Franco decía: "veis como no se os puede dejar solos?"

Pues ya vamos teniendo años en democracia para que hayamos aprendido a dialogar, especialmente a dialogar y a plantear soluciones que entre unos y otros sepamos elegir las mejores. Y luchar para sacarlas adelante.     

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