domingo, 28 de septiembre de 2008

EL ASPIRANTE A ESCOLAR

(Cuento popular – serrano 1ª parte/3)

Ángel Pulla Dijort/Málaga

"Manuel micho por capricho, me echa la carne de macho, y ayer decía un borracho: mucho macho me echa micho".

Esto fue lo único que pudo aprender Pablito en sus primeros años de vida, antes de asistir a la escuela.

Nació en un caserío a unos cuatro o cinco kilómetros del pueblo. Nunca había ido allí hasta que cumplió los tres años. Para Pablito el pueblo significaba unas casas que se veían a lo lejos, en la ladera de un monte, sobre el que había un castillo, y una torre que le habían dicho que era una iglesia – ignoraba lo que significaba esa palabra –  desde donde se oían tocar unas campanas, toques que, aunque sus padres distinguían, a él siempre le sonaban igual. 

Viviendo en el caserío, su vida diaria se reducía a jugar en el prado y los jardines en verano, y pasar el día en el cuarto de la estufa en los helados días de invierno. El invierno era duro, frío y con mucha nieve.

Había días en invierno en que deseaba que llegara la tarde, en que llegaba su padre, para poder salir con él a ver los animales, la nevada y hacer bolas con la nieve, para montar sus muñecos, disfrazados  de payasos, con los que poder jugar al día siguiente.

Un día se levantó de la cama y salió a la calle, y se quedó asombrado cuando encontró que su puerta ¡estaba totalmente tapiada de nieve! Era más alta que él la nevada. ¿Cómo habrán podido salir hoy mi padre y mis hermanos? Porque sus hermanos sí iban a la escuela. No sabe cómo subirían hasta el pueblo, porque entonces no había coches.

Cuando llegaba su padre después del trabajo, era su hora de fijarse en las faenas que acarreaban el cuidado de los animales, los caballos, las vacas, gallinas, etc. Se entretenía mirando cómo su padre le ponía haces de hierba a las vacas y los caballos, como les picaba en unas espuertas trozos de remolacha y de otros vegetales que él no conoce todavía, para ponerlo en el pesebre de los animales más jóvenes. Les prepara la cebada para las gallinas y recoge los huevos, y les machaca un caldero de patatas, que durante el día ha cocido su madre, para que se lo coman los cerdos que cuidan en sus cuadras.

Estas son sus actividades normales en un día de invierno, hasta que llega la noche, después de ver cómo su padre cuida a sus animales. Una vez anochecido, todos en casa, ya han llegado sus hermanos del colegio, y después de cenar, solo queda escuchar a las personas mayores hablar de sus cosas. Cosas que casi nunca entiende de que van. Trabajos, deberes, pagos, más trabajos. Hasta que poco a poco, y escuchando cómo alguno de sus hermanos le cuenta un cuento, a Pablito se le van cerrando las entendederas y pierde el hilo del cuento, y se queda dormido encima de su padre o de su madre.

Un año, al levantarse el día de Reyes, salió a la calle y vio las huellas que habían dejado los caballos de los reyes magos en la nieve hasta debajo de su ventana, donde le habían dejado unos caramelos y un camioncito de madera. ¡Qué grande fue aquello de los camellos de los reyes!

En verano era distinto. Se pasaba el día en la calle, en el campo, en el prado, en la huerta  con su madre. También se bañaba en una piscina, aunque nunca fue un buen nadador. Venía gente de fuera, de los dueños de aquellas tierras, y se hacían grandes fiestas, con canciones, teatro aficionado, bailes, y se contaban historias después de cenar, en los jardines, que casi todas las noches le obligaban a Pablito a irse a la cama temblando de miedo por esas cosas que contaban de fantasmas y de gente mala.   

Por la mañana se dedicaba a coger lagartijas y hormigas y arañas, y cualquier bicho que encontrara por los jardines. Las guardaba en cajitas para después poder ensañárselas a un nuevo amigo que se había echado. Era un niño mayor que él, que vivía en un caserío cercano. Se llamaba Pepe y era muy entendido en bichos y en frutas.

Un día, mientras busca una lagartija, que se había escondido por los agujeros de una pared de la huerta, encuentra asombrado que aparece ante sus ojos una "lagartija" enorme, de color verde, muy larga… Pablito de asusta y empieza a llorar gritando hasta que acude su madre. Es una culebra enorme, que asusta también a su madre. 

Ese día nació un ídolo para Pablito. No sabe cómo su madre avisó a un primo suyo que trabaja por allí, en el campo, y este acudió con una escopeta, según decían ellos que se llamaba aquel artefacto. Le hicieron retirarse  de allí y tras una fuerte explosión, y un olor a petardo quemado, aquí estaba la enorme lagartija estirada en el suelo, muy larga, con la cabeza destrozada. Y aquello lo había hecho su primo con aquel tubo que sonaba como un trueno y mataba a los bichos malos. Su primo era un gran héroe.

Un día, aprovechando que su madre estaba atendiendo a los animales que cuidaba en los corrales, subió a unos pajares que había en la parte trasera de la casa. Le tenían dicho que allí no podía ir solo porque era peligroso entrar a estos sitios. Pablito entró con mucho cuidado, fijándose en todo lo que veía. El no conocía los pajares y menos lo que pudiera haber dentro. Pensaba que podría haber grandes bichos, porque oía ronroneos y ruidos, que luego vio que los hacían las palomas que vivían dentro.

Mirando entre los escondites que había en el pajar, de pronto se encontró con la sorpresa de un nuevo ocupante. Sobre  la paja se encontraba descansando un hombre mayor, con barba, una gorra sobre la cara, y vestido con pantalón de pana oscura y un chaquetón.

-         Soy Pablito y tú ¿cómo te llamas?

-         Yo soy Nadie y no debes decir nunca que me has visto ni que has hablado conmigo.

Estuvo hablando un rato con él, y le contó muchas cosas que hacía cuando estaba en el monte. Solo acudía allí para descansar, porque en el monte no podía  dormir.

Esa noche, cuando estaban todos hablando después de cenar, alrededor de la lumbre, Pablito le pregunta a su padre qué era un maquis y por qué la gente  del monte no puede dormir tranquilo allí.

Su padre lo castigó y discutió con su madre sobre los sitios donde iba el niño solo. No quiso contestarle a ninguna de sus preguntas y además le prohibió muy seriamente acercarse jamás a los pajares.

Pablito no sabría hasta muchos años después lo que significaba aquel hombre que le había contado historias raras de bandoleros y que le había regalado una insignia que le había prohibido enseñar a nadie hasta que tuviera dieciocho años. Esa historia la conocería bien varios años después, y significaría una gran revelación de acontecimientos sucedidos hace unos años en España.

Pasado el verano después de cumplir los tres años, Pablito se dio cuenta de que su padre no seguía el mismo quehacer diario de todos los días. No iba a su trabajo todos los días a las mismas horas, otras veces se acostaba antes de que se reunieran a cenar e incluso muchas noches debían ser sus hermanos los que prepararan la comida para los animales, las vacas, los caballos, los cerdos, gallinas, etc.

Aunque él preguntaba, nadie le daba respuestas que él pudiera entender. Y un día, sin saber cómo, su padre no acudió a cenar, su madre se había marchado de viaje, sus hermanos no querían contarle nada y su tía Julia se había venido del pueblo a vivir con ellos durante unos días.

A Pablito le invadió un temor a lo desconocido, no sabía nada, pero poco a poco fue volviéndose introvertido, callado, triste

Avanzando la primavera, una mañana mientras jugaba en el jardín, al lado de la fuente, con su perro Puski, éste empezó a mirar fijamente al camino de llegada al caserío, levantando las orejas. De pronto dio un salto  y salió corriendo por el camino y ladrando de forma que parecía que fuera a ocurrir algo inesperado.

Efectivamente, inesperado sí lo era. Pablito vio a lo lejos a su madre tirando del ramal de una burra y a su padre subido en la misma, sujetando una maleta.

Corrió hacia ellos, llorando de alegría, y ya no se sabía quién saltaba más, si Pablito o Puski. Le trajeron caramelos, le dijeron que habían estado en Madrid y que su padre había estado muy enfermo.

Como su padre ya no podía ir a trabajar al campo, se marcharon a vivir al pueblo. Para Pablito aquello era una aventura. No conocía a nadie del pueblo, no tenía amigos  y ya no podía vivir en el campo, ni jugar con su perro, ni coger animalitos, lagartijas, arañas ni… No podía hacer nada de lo que a él le gustaba.

Para  colmo lo mandaron a la escuela. Allí conoció a muchos niños que nunca antes había visto. Empezó a jugar a cosas entre varios niños, juegos desconocidos para él, se hizo amigo de varios niños, y comenzaron las peleas, algo que nunca antes él había practicado.

Un día empezó a toser. Cada vez su tos era más fuerte y más dolorosa. Hasta que el médico dijo que aquello era peligroso y había que llevarlo al hospital en la capital de la provincia.

Era la primera vez que montaba en un coche y que viajaba a la capital. Aquello era una verdadera aventura para él. Todo nuevo, todo grande, todo desconocido. Esperaba ver en cualquier momento a aquellos personajes de los que alguna vez le habían hablado.

Vio un enorme hospital, donde había muchos médicos, enfermeras, y muchos enfermos. Vio una enfermera con una enorme aguja que le quería pinchar y que le prometió que no le haría daño. Notó un pinchazo en la espalda… y Pablito perdió el sentimiento de estar vivo, de estar entre nosotros.

Los médicos corrieron, los enfermeros se lo llevaron a urgencias y su madre deshecha en llantos vio cómo su hijo se le había ido de las manos. Tuvo la sensación de que la historia de Pablito había terminado. Solo le quedaba esperar en un milagro que pudiera empezarla de nuevo. A esa esperanza  se aferró.

 

martes, 23 de septiembre de 2008

CRÍTICA, CRITERIO, CRISIS.

        

         Tomás Morales Cañedo/Profesor de Filosofía

 

         Para poder "criticar" hay que tener un "criterio". Se "critica" desde el "criterio". Sólo desde él pueden aducirse, invocarse, razones.

         Yo, que, por principio, no cedo ante las personas (el argumento más débil siempre ha sido y será, al menos para mí, el "argumento de autoridad"), retrocedo, sucumbo ante las razones.

         Uno, con la experiencia propia y ajena a la espalda, ha llegado a ser lo suficientemente poco torpe para no tener problema en cambiar de criterio cuando las razones alegadas por el otro, con su criterio, pesan más que las mías.

         Se necesita ser burro para no querer, jamás, bajarse del burro.

         Dice el adagio que "un pesimista es un optimista que se ha informado bien"

         El pesimista nunca arregla nada porque se inhibe, no se pone manos a la obra, no se mueve, lo ve pasar, aguanta el tipo.

         El optimista, en cambio, aunque inconscientemente, muchas veces, se lanza, y lo estropea.

         Yo no sé qué es mejor: si que salga poco agua por el grifo o que se rompa la cañería.

         Pero, tanto el optimismo como el pesimismo son hechos psicológicos; no son, necesariamente, valores.

         El optimista suele ser un arriesgado, suele pecar de inocencia y de imprudencia; mientras el pesimista peca de pasividad. Ambos suelen ser pecadores.

         ¿Tratar de "enmendallo", aunque se rompa, o de "mantenella"? Siempre será un dilema.

 

         Lo que hay que ser, siempre, es CRÍTICO.

         Ser "crítico" no es ser negativo, porque "criticar" es intentar separar la paja para que se muestre el grano; es iluminar, dar luz, para que se vea bien lo que hay; intentar ver las virtudes de algo o de alguien, para alabarlas y de detectar los defectos para poder corregirlos.

         Yo puedo hacer una crítica positiva de la filosofía de Marina o de Savater, como puedo hacerla negativa de una película, de un espectáculo, de un edificio, de  un comportamiento. Ser crítico no es ser negativo, es algo sensato que todos deberíamos ensayar constantemente.

         El que "critica" desde su "criterio" lo que intenta es ser objetivo. Otra cosa es que su criterio sea el más adecuado. Por eso el crítico es un contendiente nato, echa sus razones a la arena para que se defiendan por sí mismas ante las de los demás. El crítico necesita rivales (no enemigos). Quiere confrontar, necesita hacerlo. Quiere saber si está en el camino correcto o si tiene que cambiar. Aplaude o denuncia y quiere saber si los demás también lo hacen y si no, por qué no. Quiere penetrar en las cosas, no meterse con ellas. Su meta es que funcione mejor lo que funciona y que funcione lo estropeado. Es un optimista de los fines, un enamorado de las metas.

         ¿Recuerdan aquello de "quien bien te quiere te hará llorar"?. No es de sádicos, es de críticos, es de sensatos, incluso de perfeccionistas. Quieren lo mejor.

         Cuando me he marchado de la enseñanza, antes de tiempo, disfrutando como he disfrutado de y en mi trabajo, era por ser un crítico y comprobar, legislatura tras legislatura, que, quien podía echar el freno al desvarío, al deterioro, lo aceleraba, y el terreno era, cada vez, más resbaladizo. ¿Denunciarlo era ser antipatriota? ¿Es que, acaso, yo no reclamaba una enseñanza mejor?

         Nos quejamos de que los padres intentan suplir la dejación de funciones y las ausencias paternas con la adquisición de cosas para sus hijos. El niño pide, necesita, reclama, afecto y el padre le compra la Play.

         La Administración actúa como el mal padre. Crea Centros T.I.C., sembrando de ordenadores los institutos, sin ser conscientes de que los P.C. son, sólo, instrumentos. No por regalarle bolígrafos, el niño va a saber escribir, a escribir bien, a escribir mejor.

         Ahora está impulsando el bilingüismo y, de nuevo, triunfa la publicidad y la propaganda. ¿Se imaginan a un matemático o un historiador, estudiando inglés, en horas libres y a marchas forzadas, para enseñar sus materias en inglés? Pues imagínenselo.

         La Educación y la Enseñanza (no las confundamos) mientras:

 

         1.- Los padres no apoyen la autoridad moral del profesorado.

         2.- La sociedad siga minusvalorando tanto la función docente como al docente ("siempre pensando en las vacaciones").

         3.- Los alumnos no se convenzan que sin el esfuerzo, sin el trabajo, sin dejarse las pestañas en el flexo… nada puede conseguirse.

         4.- La Administración Educativa siga mirándose el ombligo y sólo piensen en estadísticas

         Estadísticas, dichosas y malditas estadísticas. Un tipo de mentiras.   

         Hay dos herramientas fundamentales sin las cuales nada es posible. La lengua y la matemática. Si ellas fallan, que son los cimientos, todo el

edificio tiene que resentirse. Y ahora resulta que se puede "pasar de curso" con cuatro "cates". ¿Uds. se imaginan un niño pasando al curso siguiente sin haber superado Lengua, Matemáticas, Historia e Inglés (por ejemplo)?

 

         Y, luego, llega la tribu Psi-, la nueva secta iluminada que todo lo arregla, que lo está invadiendo todo, que tiene solución para todo:

         - Si hay un accidente, allí habrá un psicólogo.

         - Si quieres dejar de fumar, al psicólogo.

         - Si tienes problemas con la pareja, la solución está en el psicólogo.

         - Si está preocupadísimo/a por sus hijos, al psicólogo Ud. y sus hijos.

         - Si tienes problemas con la droga, corriendo al psicólogo.

         - Si te juegas media pensión en las maquinistas tragaperras del bar, al psicólogo.

         ¡Dios! ¿queda alguna parcela libre de psicólogos?

         Que el niño se lo pase bien en la escuela (concepto únicamente lúdico del proceso de aprendizaje), que el profesor sea un mediador, un intermediario, que la escuela sea democrática, que las decisiones sean colegiadas.

         El desarrollo social por encima de cualquier otro tipo de desarrollo infantil.

         Roussonianos ellos, "el hombre es bueno de nacimiento y la sociedad es la que lo "malea", la que lo hace malo". Por lo tanto, "que cambie la sociedad para que el niño encaje", "que cambie el sistema para que el niño se acople"

         Soy y seré crítico.

         Un crítico es el que está dispuesto a disparar a "todo lo que se menee".

         Pongamos un ejemplo.

         Si nuestro hijo pequeño nos dijera que iba a romper la hucha porque quiere comprarse chucherías, intentaríamos recordarle lo de las "vacas gordas y vacas flacas", y que si ahora…..vendrán tiempos en que… y le habríamos aconsejado que no lo hiciera. Pero como es/era un niño (y un niño no atiende a razones) lo más seguro es que no nos hiciera caso.

         Pero ¿cuando hablamos del erario público? Que estaba boyante, la "vaca gorda", "la despensa llena"… y la hemos vaciado, hemos repartido, sin necesidad, los víveres almacenados, y ahora, que llega "la vaca flaca" no tenemos qué darle de comer.

         ¿Con qué Criterio se tomó esa decisión? Porque ellos no eran/no son niños.

         No seré yo el que afirme que esa decisión es LA causa de ESTA crisis, pero, ¿coadyuvar?, ¡vaya que sí ha coadyuvado!

         Quizás ahora las "bocas" sedientas de los camiones de los transportistas podrían haber sido algo saciadas, con parte de aquellas reservas.

 

         "El que regala, bien vende, si el que recibe lo entiende" – dice el refrán.

 

         Bienvenido sea el regalo, bienvenidos  sean los 400 €. Bien votada salió la opción. Bien entendido el mensaje. Bien ganadas fueron las elecciones. ¿En limpia y sensata lid?

         Pero ¿priman/deben primar los objetivos "objetivos" o los intereses "subjetivos"?

         ¿Hubo razones objetivas para gastar los ahorros en chucherías? Y ahora que el petróleo está por las nubes y la luz se apaga si no pagas el subidón…. Resulta que no tenemos ahorros.

         Tanto un optimista desmesurado como un pesimista tenaz nos pueden llevar a la crisis.

         Sólo 400 €. Pero un buen negocio. ¿Nadie veía que ello era una desmesura? ¿Que sólo eran motivos personales y no razones objetivas

         La POLIS griega se sentía orgullosa de ser AUTÓNOMA, AUTÁRQUICA Y AUTOSUFICIENTE.    

         ¿Podéis decirme qué de polis tiene esta nuestra España?

         Las micropolis de las autonomías…

         La macropolis de la Comunidad Europea…….

         La insuficiencia y dependencia energética…….

         ¿Qué quieren que les diga?

         Pero "lo otro" no vende, nadie lo compra, nadie lo vota, es apuntarse a caballo perdedor.

         "Ni contigo, ni sin ti, tienen mis males remedio….".

         Dice Sartre, el filósofo francés existencialista, que "todo político tiene las manos manchadas".

         Yo no soy Sartre, ni soy tan drástico, sólo afirmo que "los políticos tienen las manos atadas", tienen parte de su mente secuestrada.

 

         ¿Te imaginas que tu hijo quisiera rescatar su seguro de vida por hacer un viaje a Cancún, cuando tú sabes que el día de mañana (que puede ser cualquier día) la bonanza económica empiece a cojear y haya que empezar a apretarse el cinturón porque la Seguridad Social peligra?

         Si legalmente es lícito, es inmoral aplicar el principio de "el fin justifica los medios"

         ¿Alguien puede mostrarme otras razones, otro criterio? Pero, eso sí, no me vale el lanzamiento de la pedrada del "y tú más" o "y tú peor". Eso no es una razón, ni siquiera es una justificación. Eso es, sencillamente, una excusa. No me vale.

lunes, 22 de septiembre de 2008

"ABUELILANDIA"

(Comentarios)

Maruja Quesada Martín

 

Hoy he leído en el Blog de Ángel Pulla Dijort, un artículo del  Profesor de Filosofía Tomás Morales Cañedo;  "ABUELITIS". Os invito desde mi blog a todos los abuelitos/as que hay dispersos por este ajetreado y estresado mundo que lo leáis. No tiene desperdicio esa carta que dedica a su nieto Santi, de tres añitos recién cumplidos.

 En ella nos da un ejemplo de cómo se puede transformar la casa de los abuelos  en "ABUELILANDIA", como él la llama.

La ABUELIDAD que él desarrolla con su nieto es la realidad infantil: jugar, jugar, jugar y seguir jugando. Y  si tienes que transformarte en Mickey Mouse o en el pato Donald, será el  más maravilloso regalo que puedas ofrecer a tu nieto o nieta.

Tomás demuestra con esta carta, que no sólo es un gran filósofo y un buen orador, sino un paciente abuelo capaz de transformarse en el juguete preferido de su nieto: "el juguete yayo".

Yo aún no tengo una "ABUELILANDIA", ya me gustaría, pero mis hijos no están por la labor todavía, ya que las circunstancias de la vida aún no son muy apropiadas para ellos.

Pero como Tomás, estoy dispuesta en un futuro no lejano  darles ABUELIDAD con ese amor, cariño y gozar y disfrutar mucho con ellos; aunque me tenga que transformar en Caperucita Roja o en Pulgarcito.

 

                   

                  septiembre 2008

lunes, 15 de septiembre de 2008

MEMENTO, HOMO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

Una de las obligaciones sociales menos atractivas es acudir a un funeral.

 

No recuerdo haber sentido alguna vez, desde que soy capaz de atrasar en mi memoria, una sola ocasión en que no haya sentido un gran rechazo, incluso temor diría yo, a estas situaciones no deseadas…, pero inevitables.

 

En estos casos siempre aparece la dualidad de actitudes ante la desaparición de las personas. Los que encuentran el único camino hacia una nueva vida, y los que ven el final de una trayectoria sin otra posterior esperanza.

 

Mi inicio en esto de los "actos fúnebres sociales", - si mal no recuerdo – se remonta al año… titantos, no sé, podía tener quince o dieciséis años. Estaba de vacaciones en el pueblo y murió la tía de un amigo nuestro.

 

Todos los amigos que estábamos de vacaciones, preparamos la forma de actuación para el caso. Vamos a su casa, vemos lo que hace la gente, nosotros hacemos lo mismo. Después la iglesia, igual que todos. Y luego al cementerio, observamos y hacemos lo mismo que hagan los demás. Y quedamos bien, muy bien.

 

Pero habíamos dejado algunos cabos sueltos… Nos falló parte de la estrategia.

 

Primero, no habíamos contado con que el padre de nuestro amigo (a quien apodaban "Pajarito"), hermano de la finada, era un "cachondo" integral, que incluso cuando estaba serio, te hacía reír.

 

Segundo, ¡y principal! No habíamos previsto que la gente cuando pasa a dar el pésame, dice algo… ¿qué decía la gente? No lo habíamos previsto…

 

Después de haber quedado muy bien en el velatorio y demás acompañamientos, vemos que las personas mayores pasan todas por delante de los "dolientes", el padre de nuestro amigo, su hermano y otra persona a quien no conocemos, y les van dando la mano y diciendo… ¡¿qué les dicen?!... nadie sabe lo que dicen.

 

 

 

Esperamos oír, según vayamos llegando, lo que dicen al pasar. El primero en hacerlo es Julián, el más despistado de todos nosotros, y oyó algo así como…"mmmmmmmmssento".

 

Él, que como digo es el más despistado de todos, asoció sus ideas y dedujo que lo que le decían era: "Padre santo", y así se lo soltó al dar el pésame. Ya no fue necesario que los demás pensáramos más en qué decir. El padre de nuestro amigo soltó una carcajada y tanto Julián como los demás nos quedamos con una cara de funeral, que ya no era necesario decir nada más. Fue la comidilla del entierro ¡padre santo! A quién se le ocurre…

 

(Este mismo Julián es el que decía, en la escuela, hablando de las Bienaventuranzas "…dar de comer al hambriento, dar de beber al serpiento, dar posada al pelegrino,…", ¡cómo se nos ocurrió darle la ocasión!) 

 

De cualquier forma, una vez que ya sabes cual debe ser tu comportamiento, es difícil y normalmente desagradable, el momento ese de dar el pésame a la persona doliente, porque ocurre muy a menudo, que la persona con la que tú realmente tenías amistad, es la persona difunta, es tu amigo o conocido o cliente o colaborador o… ese es el difunto, y la otra persona, a veces, es hasta desconocida.

 

Cómo puedes consolar a una persona que ha perdido a un ser querido. Yo siempre he pensado que en esas ocasiones, lo más probable es que les apetezca estar solos, no hablar con nadie, pensar y recordar, nada más… Y nosotros dale que te pego con nuestra compañía…

 

Cuando, en representación de la empresa he tenido ir en muchas ocasiones a un funeral, generalmente ha sido en las circunstancia anteriormente expuestas: el conocido es el difunto, tienes la sospecha de que estás molestando más que ayudando, se hacen los corrillos para seguir hablando de negocios… Y siempre soportando el "resquemor" de que estos lances son desagradables para todo el mundo, y especialmente para mí… 

 

 

Me comentaba el otro día Miguel, el catedrático, una de las ideas lanzadas por el cura en la misa de funeral. "este es un paso…" ¿hacia dónde? O es un paso final y definitivo… Cada cual tiene sus ideas sobre el asunto. Por eso hay quien no concibe el funeral sin una misa, y los hay quienes no conciben una misa en un funeral. Los hay para todos los gustos. La materia no se destruye, se transforma en energía… (esto, simplificando torpemente las ideas de Einstein sobre el asunto)… ¿habíamos quedado en esto al hablar de la historia y filosofía de la ciencia, Tomás? Ya no lo recuerdo.

 

En cualquier caso, deberíamos revisar cada poco tiempo nuestros convencimientos y nuestras esperanzas, porque temo que  mucha gente de la que mantiene vivas sus esperanzas de… lo que sea, en quien sea…, posteriormente puedan exigir a quién corresponda  daños y perjuicios por no haberse ajustado a la realidad de lo prometido.

 

   

 

   

 

domingo, 14 de septiembre de 2008

BLAS INFANTE

Tomás Morales Cañedo/Prof. De Filosofía

 

         Estoy escribiendo estas reflexiones el día 11 de Agosto de 2008. Toda nuestra clase política y demás organismos oficiales están rememorando la muerte/asesinato/fusilamiento, en la carretera de Carmona, de Blas Infante, el "padre de la patria andaluza", según consta en el Preámbulo del Estatuto Andaluz. Era un 11 de Agosto de 1936.

         Fue sacado de su casa de Coria del Río, "Villa Alegría", hoy casa-museo de Blas Infante. "El inmueble  conserva los símbolos originales que Blas Infante diseñara y que, hoy en día, identifican a la Comunidad Andaluza: el escudo, la bandera y el piano, donde, por primera vez, se interpretó el himno andaluz.

 

          Unanimidad. "Todos" están de acuerdo en considerarlo así.

         Yo, que como todos Uds. saben, confío en las personas, pero desconfío de las unanimidades, por aquello de "el otro lado de las cosas".

         Me lo había repetido muchas veces aquel profesor de la facultad, "cuando haya unanimidad en algo, en cualquier cosa, desconfiad. Perspectivas distintas no pueden llegar a visiones idénticas".

 

         Blas Infante. Notario. Casares. "Padre de la patria andaluza"

 

         Pero… ¿sabíais que 12 años antes, un 15 de Septiembre de 1924, Blas Infante se convirtió al islamismo, se hizo musulmán, de modo público, en una ceremonia pública, denominada la Shahada (el equivalente a nuestro "bautizo"), en una pequeña mezquita de Agmhat (Marruecos), adoptando el nombre de Ahmad ("el que pone en acto lo que estaba en potencia")?.

 

         ¿Sabíais que los testigos de dicho acto, por el que Ahmad Infante se reconocía musulmán, fueron dos andalusíes, nacidos en Marruecos, descendientes de los  moriscos, Omar Dukati y otro de la Kabila de Beni-Al-Ahmar, y que uno le regaló una chilaba y el otro una daga bereber, y que Blas Infante los conservó, con cariño, durante toda su vida?.

 

         ¿Por qué ocultó Blas Infante su conversión al islamismo, ya que nunca, ni en sus conferencias, ni en declaraciones públicas, ni en actos oficiales, dijo nada, ni mostró nada? ¿Fue sólo superficial esa conversión y no caló en su mente ni en su corazón o fue por "prudencia política", pues confesarlo podía entorpecer su proyecto político?

         Suele decirse que la religión es un asunto privado. ¿Es la religión islámica un asunto que sólo afecta a la vida privada?

 

         ¿Son dos hechos paralelos, sin influencias, el ser considerado "Padre de la patria andaluza" y "ser musulmán"?

         El proyecto de Blas Infante de Una Andalucía Libre, ¿podría haber ido ligado, vinculado, al proyecto de la islamización?

 

         Cuando en 1931 él y otros más montan una campaña a favor de la construcción de una mezquita en Sevilla, ¿era sólo para "afirmar la libertad y pluralidad religiosas? ¿Por qué no se le ocurrió solicitar a  Marruecos y en Marruecos la construcción de alguna iglesia católica o cristiana, por aquello de la "libertad y pluralidad religiosas?

 

         La conversión al Islam de Blas Infante ¿fue sólo un hecho religioso, íntimo, privado, o fue un hecho político (religioso-público)?

 

         Andalucía ¿sería, para él, sólo una nación dentro de la nación española o sería como una plataforma para un "destino universal"? Es lo del himno, "sean, por Andalucía, libres España y la humanidad". Esa Andalucía universal soñada o proyectada sería mucho más que España.

         ¿Tendría en su mente la islamización de Europa y del mundo? Conociendo las metas del islamismo ¿sería algo absurdo? Todos sabemos que Al-Andalus era mucho más que Andalucía.

         ¿Nacionalismo?

         Si ese otro nacionalista excluyente, Sabino Arana proyectaba a Euzkadi como una república bajo la advocación del Sagrado Corazón, ¿sería tan absurdo pensar que Blas Infante concibiera, tuviera en su mente, un Estado Libre Andaluz, un Al-Andalus, bajo la advocación de Mahoma? No lo afirmo. Me lo pregunto. ¿Sería absurdo?

 

         Todos solemos cometer errores de bulto. Afirmamos, categóricamente, que Séneca era un andaluz, que San Isidoro de Sevilla y Averroes eran andaluces. ¿De verdad?

         Séneca era un romano. San Isidoro era un cristiano visigodo y Averroes era un musulmán.

         Es verdad que Averroes vivió en Al-Andalus, pero ¿era, por eso, andaluz? ¿Existía, entonces, Andalucía?

         Es como si los de Burgos dijeran que el Hombre de Atapuerca era burgalés y castellano porque vivió en lo que hoy es Burgos.

 

         ¿Sabíais que Blas Infante prefería definir a Andalucía como una "cultura" más que como una "nación" porque, precisamente, las nacionalidades tienen que ver con el Cristianismo?

 

         ¿Sabíais que de su boca salieron frases como "Mi nacionalismo, antes que andaluz, es humano"? Pero esta frase es absurda. ¿Es que no es, igualmente, humano el nacionalismo catalán o cualquier otro nacionalismo? Los nacionalismos, se supone que, son sólo entre hombres. No hay nacionalismos ovinos o felinos o caninos….

         Pero ¿y si se lee esa sentencia desde el punto de vista del islamismo?

 

         Pero hablemos de religiones. Todos sabemos y vemos que, hoy más que nunca, hay una frontera nítida que separa a la religión cristiana de la política.  Que los obispos digan lo que quieran, el estado hará lo que debe hacer. ¿Existe esa frontera entre la religión islámica y la política en aquellos países en que predomina dicha religión?

 

         Pero sigamos con las comparaciones. ¿Sería ese Al-Andalus, soñado por Blas Infante, compatible con las Semanas Santas andaluzas? ¿Son compatibles las Romerías, como la del Rocío, procesionando a la imagen de la Blanca Paloma y las mil advocaciones marianas más, con el islamismo de Blas Infante?

         ¿Qué diría Blas Infante?

         ¿Qué diría Blas Infante, desde su islamismo, del jamón de Jabugo, del vino de Jerez, de las corridas de toros, de las campanas repicando en lo alto de las torres de las iglesias, del domingo como día de descanso…?

         ¿Por qué se adhirió a la 2ª República si ella era y se proclamaba laica?

 

         Todos sabemos que ninguna comunidad autónoma tiene, entre sus competencias, las relaciones internacionales, que caen, en exclusiva, bajo el Estado Español, bajo la Nación Española. Pero esto ocurre en todos los países. ¿Os imagináis el laberinto internacional que se montaría? ¿Cómo se puede, pues, proclamar la "misión universal de Andalucía"?.

         ¿Qué pensarán  las demás comunidades cuando lean que, según Blas Infante, "Andalucía es la esencia de España"?.

 

         Yo intervenía en una tertulia radiofónica local, como tertuliano, todos los viernes.

         Recuerdo que, días previos al Referéndum de aprobación del Proyecto de Estatuto de Andalucía, cuando tratábamos este tema, yo mostraba el poco entusiasmo, el poco interés, que ello suscitaba en la gente a nivel de calle.

         Se veía al Proyecto de Estatuto como algo de los políticos y para los políticos, para consumo interno, pero no para los ciudadanos. La gente –opinaba yo entonces- no se cree las palabras grandilocuentes. No calaba el mensaje. Y preveía una gran abstención.

         Naturalmente, esa fue mi última intervención. No volvieron a solicitar mi colaboración. No digo que me despidieran. Sencillamente yo ya no interesé.

         Todos sabéis lo que pasó. Os lo recuerdo.

         Estaban llamados a las urnas más de 6 millones de andaluces. Casi 4 millones se abstuvieron de ir a votar, el 63,72 %. Votaron SÍ 1.899.860. O, lo que es lo mismo, 1 de cada 3 andaluces.

 

         Y mi pregunta sigue en el aire, ¿Habría aumentado o disminuido la participación y, sobre todo, el SÍ, si los andaluces hubieran sabido de la conversión al Islamismo del Padre de la Patria Andaluza? Porque el islamismo, por su influencia en la vida civil y política, no es una religión cualquiera.

 

         ¿O todo esto son sólo elucubraciones de la mente calenturienta de este escribidor?

 

         Otra pregunta: ¿es verdad que la bandera blanca y verde se la confeccionó su mujer, Angustias García, "rica heredera de Peñaflor", con unos trapos traídos de Marruecos?

 

         Os recuerdo que lo propio de un filósofo, además de estar en guardia y mostrarse siempre escéptico, y sobre todo con las "verdades oficiales", es hacer y hacerse preguntas, no proporcionar respuestas.

 

                                               Málaga. 12 de Agosto de 2008.

 

 

sábado, 13 de septiembre de 2008

                   COMENTARIOS SOBRE LA  "ABUELITIS"

MAYTE TUDEA. 5-septiembre-2008

 

 

Descubrir el tierno rostro de abuelo de nuestro querido Tomás, de nuestro sesudo pensador y filósofo, me ha motivado para profundizar un poco más en ese grato estado de  "abuelitis" en el que se ha instalado este verano.

 

Yo nunca me atrevería a competir con mi amigo filósofo en casi nada, pero en el terreno en el que nos hemos situado, he de decir que mi veteranía es superior a la suya: ejerzo de abuela desde hace doce años y el número de nietos es multiplicable por cuatro. Comprendo que el ejercicio de esta "superioridad" no es atribuible a méritos propios: mis hijos y nueras son los que han tenido participación directa en el asunto.

 

Efectivamente, comparto con él la teoría de que los abuelos estamos para encantar y no para educar, aunque hay momentos en que es imprescindible imponer algún tipo de disciplina si no queremos terminar recurriendo a los bomberos, por ejemplo. 

 

El lazo que se establece entre abuelos y nietos es muy singular. Recuperas en el niño a aquel que fue tu hijo, pero liberada de la pesada carga de la responsabilidad de su educación y de su formación. Compartes con ellos los aspectos más lúdicos de su vida: los juegos, las canciones, los cuentos y las historias que una inventa para sorprenderles y "engancharles", y en las que terminas siendo tú misma la sorprendida por sus reacciones y por sus comentarios.

 

Y quisiera destacar un aspecto: el del sexo. En esta época de la tan traída y llevada igualdad, (que aplaudo), de las cuotas femeninas impuestas

(que aborrezco), yo, que he compartido toda mi vida con varones (hermanos, hijos, nietos), he tenido la fortuna ¡por fin!, de ampliar el espectro con el nacimiento de mis dos nietas mellizas, Elena y Laura, que han cumplido hace poco cinco años.

 

         ¿Dónde está la igualdad? A estas niñas mías hay que echarlas de comer aparte. La habilidad con la que consiguen lo que quieren, el encanto y la seducción que ejercen para llevarte a su huerto, la picardía con la que se convierten en víctimas, han acorralado a su pobre hermano -mayor que ellas siete años,  noble y bueno-, y ejercen sobre él una tiranía mezcla de dulzura y de bravura que le tiene descolocado. Y su primo Álvaro, también mayor que las mellizas, negociador nato, e inteligentemente peligroso,  me confesaba hace unos días: "Abuela, mis primas me sobrepasan". Así, textualmente. ¿Quién dijo sexo débil?

 

         Bueno Yayo, aquí acabo. Que sigas disfrutando de Santi como hasta ahora. Pero prepárate: no tardando demasiado te discutirá los Diálogos de Platón y a lo peor no sabes como rebatirle. Y es que la "abuelitis" ablanda.

Y mucho.