viernes, 29 de enero de 2016



RIESGOS DE ALGUNAS NOTICIAS

Ángel Pulla Dijort

 

Larry Summers, Rector de Harvard. asesor del presidente Obama, secretario del Tesoro, economista jefe del Banco Mundial, se le ocurre hablar de la crisis mundial y dice algo así como "las discusiones sobre política monetaria suenan aquí a teología con un ligero toque cómico",  esto hablando en Portugal en una reunión de banqueros centrales, y además añade, así como si se le ocurriera de pronto, "a España le queda crisis para el resto de la década".

Esto además de explicar su hipótesis de el estancamiento secular. Es decir, Occidente se enfrenta a una era de bajos resultados, debido a lo que ha ido dejando la crisis y por razones más profundas, relacionadas con la demografía y la falta de inversión.

Si esto lo digo yo, o cualquier otra persona no llamada Larry Summers, podría tomarse más o menos en serio; haciéndolo este señor creo que debemos contemplarlo como un serio aviso a navegantes e intentar analizar nuestra real situación y sus causas y soluciones.  

Son llamativas para la población en general esas reiterativas advertencias de la inmediata salida de la crisis, del mejoramiento de nuestros índices macroeconómicos que nos sitúan en un crecimiento continuo. Estas señales no son percibidas por el "cotizante de a pie", ni son detectadas por los indicadores de empleo, de consumo, etc. y sí avalan esta idea de la década de duración.

Estas prematuras declaraciones de fin de la crisis suponen un riesgo, que pueden ocasionar errores políticos de gran calibre. En EEUU la segunda parte de la crisis del 29, hacia el año 33 con una bajada fuerte del desempleo del 25% al 15%, con el correspondiente anuncio triunfal, arrastró un segundo fuerte incremento del mismo en el año 1937, contemplado como la segunda parte de la crisis del 29. Ello debido especialmente al anuncio de fin de crisis por parte del gobierno durante esas primeras indicaciones de mejora del empleo.

También en Japón se sigue manteniendo todavía las consecuencias de la recesión económica del final de los años 90, y actualmente se está viviendo en Europa, donde no llegamos a conseguir que ese final de la crisis, que tanto se anuncia, llegue a terminar con las consecuencias arrastradas durante estos últimos años.    

Lo que es indudable es que al igual que ocurrió cuando vivimos los azarosos y turbios tiempos de la transición española, ahora mismo sigue habiendo las mismas necesidades que entonces de hablar, dialogar, llegar a acuerdos, que en el tiempo parecerán mucho más importantes de lo que lo son ahora - o nos lo parecen a nosotros ahora -, pero a posteriori se verán como un gran logro y absolutamente necesario, como vemos desde este punto de vista aquellas negociaciones para la transición.

De estos gestos pueden venir futuros arreglos a los desajustes de la crisis. 

Es cierto que Europa lo que necesita con urgencia, según comentaba yo en un artículo publicado en esta revista en enero de 2012 "Europa, remedios inadecuados",  es una solución política antes que económica. La Eurozona necesita urgentemente INVERSIÓN. No solamente los países del sur, todos incluidos los "sobrados". Hace años que en Alemania no se reparan adecuadamente las carreteras, y de eso se quejan los propios alemanes.  

Lo que sí está claro, y en estos días hemos tenido sobrada información sobre este asunto, es que Grecia no va a poder hacer frente a su deuda con la planificación  actual de la misma, propuesta por la Unión Europea, ya que es incapaz de generar recursos suficientes para su cumplimiento.

Una deuda del 180% de su PIB, más sus correspondientes intereses, no es asumible por ninguna administración.

El ritmo de austeridad del país puede ser adecuado o no serlo, pero jamás ese ritmo conseguirá generar recursos si no se acaba con las barreras impuestas a las empresas que les impiden aumentar la producción e incrementar los ingresos para poder llegar al tope acordado de devolución de deuda.

Cuanto mayores sean esos recortes, mayores las rebajas en pensiones, mayores incrementos de austeridad se vayan produciendo, menor será el consumo y menores en consecuencia los ingresos del estado por vía de impuestos.

No me han gustado muchos de los comentarios hechos respecto a la crisis griega y sus posibles soluciones. Estas siempre propuestas por personas todas ellas interesadas en uno u otro lado del problema.

Hablaba el otro día Pérez Reverte de la mediocridad de la mayoría de los comentaristas o tertulianos de televisión, radio y demás medios, debido a que todos obedecen a aquel que los promociona y paga, por supuesto. No están los verdaderos intelectuales que expongan, sin presiones de ningún tipo, lo que estiman realmente de cada uno de los problemas tratados. Lo que bajo su punto de vista es la realidad de lo comentado. Una lástima, porque nos perdemos una inteligente y veraz información de los problemas expuestos.

Por esto mismo, es por lo que supone un enorme riesgo tontear con la salida de un país - llámese como se llame - del euro. Es ridículo además porque los que hablan así deben saber o deben informarse de que actualmente no es posible echar a nadie del euro. Es difícil salir del sistema y muy peligroso y costoso hacerlo.

Estos son los motivos por los que digo al principio del artículo que existe un gran riesgo en algunas noticias. Especialmente si son mal intencionadas.