sábado, 8 de noviembre de 2008

MENOS DINERO PARA LAS VIRGENES…

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

El padre Burgueño, sustituto del párroco principal de Alhaurín de la Torre, aprovechó una ausencia del mismo en la celebración de la misa en honor de la Virgen de los Dolores, para hablar en la homilía a los "Moraos" de unos temas de hondo calado social.

 

Ni las charlas del cardenal García Gascó, de Valencia, verdaderos mítines políticos, y ante cámaras, televisiones y micrófonos, han tenido la difusión de esta homilía de un cura de pueblo, sustituto del titular de la parroquia.

 

No es extraño, teniendo en cuenta que este sacerdote ha vivido en un pueblo boliviano, viendo y aguantando como ha podido la miseria extrema en que vive esta gente, que ante la costumbre de las cofradías de semana santa, el despilfarro de tronos, mantos, coronas, etc. etc., su conciencia social le obligara a decir a esos mismos cofrades en la homilía algo así como "menos dinero para las vírgenes y más para estos pueblos que pasan tantas necesidades…"    

 

Para cualquier persona foránea, que no conozca las costumbres hispanas, especialmente en el aspecto religioso (o mejor dicho, lúdico-religioso), resulta llamativo ver esas procesiones semana-santeras, con sus imágenes adornadas de pies a cabeza de cuantas joyas, prendas de vestir, adornos florales puedas imaginar.

 

Los tronos, como se llaman aquí en Málaga, son verdaderos tronos reales. Ya hubieran querido alguno monarcas disponer de algo de ese valor cuando ellos gobernaban en sus países…

 

Verdaderos ejércitos de seguidores que acompañan a ese trono con su imagen, ataviados como fieles seguidores de sus ideas. Vestidos con pulcritud, con respeto, observando una disciplina prusiana. Acompañados de sus correspondientes bandas de música, sus pseudo ejércitos, algunas veces verdaderos ejércitos, que la escoltan…

 

La primera vez que contemplé una procesión de Semana Santa en Málaga, coincidí con varios marineros de la flota de USA, la mayoría negros, que se encontraban mirando asombrados aquellos personajes, todos ellos encapuchados, con túnicas y gorros tipo KKK, bandas de trompetas y tambores, y sobre todo, esas imágenes, adornadas de mantos, joyas, flores, coronas, tronos inmensos, llevados a hombros por cientos de hombres, vestidos con trajes, marcando el paso… Era digno de ver esas caras, con miradas asombradas y asustadas, dejando claro que no entendían nada de lo que estaban viendo. Asombrados de que un pueblo entero se manifestara de esta forma…

 

Y todo ello, para llevar en procesión a una talla de una imagen de la virgen, o de cualquier otro santo… Independientemente de la creencia o no de cada persona,  denotamos una especie de idolatría, adoración del "tótem"…, necesitamos algo físico que nos recuerde al dios o al santo o a la virgen a quien pretendemos adorar. No somos capaces de comunicarnos con ese ser superior, si no tenemos delante, su imagen…, la imagen que nosotros queremos tener de ellos…

 

"En el corral de mi abuelo, ciruelo te conocí, los milagros que tú hagas, que me los cuelguen a mí". Eso decía un campesino a la talla de un San Antonio, que decían que era milagrosa…

 

Eso mismo es lo que piensan de esas manifestaciones religiosas todas las personas que no tienen esa "fe" en las imágenes de sus santos. Para ellos, esas representaciones suponen la totalidad de su religiosidad, de su fe, de su convencimiento religioso, significan todo, lo que en realidad sustituye a lo que un verdadero creyente considera "hojarasca"…

 

Ustedes se han preguntado alguna vez cuántos de esos miles de seguidores semana-santeros (o de cualquier otra fiesta/manifestación religiosa) acuden a cumplir con sus preceptos religiosos diariamente, o cuando corresponda… Yo lo he intentado, dentro del pequeño ámbito en el que cada cual puede hacerlo, y la verdad es que es un porcentaje muy bajo de cumplidores, de "practicantes", los que cumplen con sus obligaciones…

 

No debe extrañarnos, por tanto, que un cura, por muy sustituto que sea, cuando tiene ocasión de manifestar sus ideas al respecto, lo haga y sea ante las cofradías, que tanto dinero aportan para estos festejos. Felicito al cura Burgueño, por haber tenido el valor de anteponer su deseo de justicia social ante la posibilidad de ganarse el parabién de sus paisanos, los cofrades de semana santa… ¡Enhorabuena, padre!   

 

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