lunes, 3 de noviembre de 2008

LA CAMA, LA TELEVISIÓN Y EL INSTITUTO

(1ª parte)

 Tomás Morales Cañedo/Málaga                                                        

 

         Yo también debí nacer un día en el que Dios estaba enfermo o, al menos, había dormido mal y tenía pesadillas, porque, a menudo, siento retortijones en mi espíritu y me duele, de verdad, el alma.

         Hablo con la autoridad que me otorga el fracaso, la desilusión, la frustración tras más de treinta años en la Enseñanza y cincuenta y pico en esta vida.

        

         Yo debo de ser una persona rara porque, por lo que leo, oigo y veo soy uno de los pocos españoles que no ve GRAN HERMANO, esa casa llena de vacío, ese palacio de nada, donde son héroes unos seres intrascendentes, sin mérito ni oficio, a los que dejamos que entren en nuestros hogares, que sean tema universal y constante de conversación, incluso de refriegas familiares y entre amigos (" yo, María José ", " pues yo me quedo con Silvia ", " ¿ ... donde esté Iñigo ? ", " no digáis tonterías, Ania es la persona...")

         Personajes que están medrando desde la nada, no por méritos propios, sino por deméritos ajenos, por nuestra superficialidad.

         Enanos humanos, más enanos que nosotros, a los que alguien ha puesto encima de un cajón y los ha encajado en la caja tonta. Y una vez puestos encima de ese ladrillo, de esa caja de zapatos, sobresalen por encima de nuestras cabezas. Pero es que su grandeza se mide por nuestra mediocridad, su altura por nuestra bajeza, su admiración por nuestra ceguera admirativa. Cualquier mediocre se ve reflejado en esa mediocridad. Cualquiera podría ser ellos. ¿No nos damos cuenta que su altura física tan sólo reside en la altura del televisor sobre la horizontal de nuestra línea de visión, pero que su altura moral no nos llega al talón de Aquiles?

         Las personas han dejado de medirse por lo que ellas son o tengan, sino por la cantidad de otros que hablan de ellas. Su caudal depende nuestros ojos, de nuestros oídos, de nuestras bocas, de nuestras palabras.

 

         El GRAN HERMANO sólo puede triunfar en una sociedad compuesta por una gran cantidad de PRIMOS, sobre los que lanza una red invisible, camuflada de espectáculo, por ese estratega económico, EL GRAN PADRE (el dinero). Así todo queda en familia. Un festín chabacano, pagado por los " primos ", y del que se beneficia " el padre ", dando participaciones del mismo a " los hermanos".

         ¡Arriba la cultura!

         La cultura sólo le interesa a la gente culta. No hay problema cultural para el inculto. El problema sólo existe para la gente cultivada.

         ¿Debemos resignarnos a que la mayoría esté y siga estando instalada en la Ignorancia?

         Yo, siempre diré NO. Hasta setenta veces siete NO,NO,NO...

         Pero... ¿ qué hacer ?.

         Las Dos grandes armas que tenemos, los dos grandes instrumentos eficaces de que disponemos para sacar a la multitud de esa apatía por saber son la Televisión y el Instituto ( la escuela ) y con ambas nos está saliendo el tiro por la culata o no dispara porque la pólvora está mojada.

         La Televisión, en vez de estimular, adormece; y la Enseñanza, en vez de motivar a seguir, espanta o invita a seguir dormitando. Ambos están siendo drogas hipnóticas ( como la cama ).

         El GRAN HERMANO (ese programa convertido en suceso) está en la Televisión (y no es obligatorio verlo), y la Enseñanza (la E.S.O.), ésta sí que es obligatorio, está en el Instituto. Yo, enseñante, sí sé qué es y cómo está eso de la E.S.O.

         Dicen los que saben de estas cosas del escribir que en todo artículo el que escribe siempre pone una parte de sus recuerdos (el pasado, lo vivido, lo leído), otra parte tiene que ver con lo que uno es/piensa ahora y una tercera parte es de los deseos (anhelos, expectativas, lo que a uno le gustaría ver hecho realidad). Ya lo dijo el filósofo, " somos tiempo " (pasado, presente y futuro).

         Y yo estoy escribiendo, pero el porcentaje se lo dejo a Uds, a su elección y buen criterio. Pero yo, con lo de la E.S.O. estoy un tanto cabreado/crispado/ON, a la vez que plano/aplomado/ semiapagado/OFF.

         Siempre se dijo: " el ideal es saber más para ser mejores ", "conocer más para ser felices ", " cultivar más el alma para disponer de más cultivos, ser más cultos, ser más ricos, ser más hombre/mujer, engrandecerse como personas " ( Mi abuela, que era analfabeta pero muy sabia, me lo decía muchas veces : " hijo, al ratón que sólo conoce un agujero, lo pilla pronto el gato " ).

         El fin al que tender y los medios para conseguirlo estaban nítidamente diferenciados. Pero, ¿ qué ocurre hoy ?. Nunca se ha dispuesto de tanta información a mano y nunca se ha sido tan ignorante de cabeza.

         Aquí, desde mi alto apartamento, entre la llanura azul del agua a mi izquierda y la empinada cuesta verde de la montaña a la derecha, en medio de ambas pero mediador de nada ni de nadie (sólo comprometido conmigo mismo), sentado en la terraza, cada noche intentando cazar ángeles de sensatez y genios socráticos benefactores, espantando demonios, ensayando estrategias inútiles para hacerles ver a mis alumnos cómo entre tanta morralla material hay/puede haber algunas perlas cultivadas, cómo en medio de tanta actividad desquiciada, puede uno descubrir quietudes serenas. Y me como el coco a diario con este capital humano juvenil que entre todos estamos malinvirtiendo porque sólo rentúa frustración en el profesor, nula liquidez en el alumno, pérdidas para la sociedad.

         Voy a hacer de reportero y describir un hecho reciente.

         Él se llama Salvador. Tiene ya 19 años. Fuimos incapaces de "salvarlo". Él, que no quería, y nosotros, que no podíamos, lo llevó a repetir 2º curso de la E.S.O., pero al año siguiente, sin saber apenas nada pero, " por imperativo legal " pasó a 3º, y luego a 4º, y repitió 4º y seguía sin saber apenas nada. Hacía poco y quería menos pero entre su madre  (recién separada y siempre trabajando), el tutor (la tutora) y el Orientador habían juzgado conveniente (para no desintegrarlo socialmente del grupo) que fuera pasando y pasando. Salió del Instituto, harto, inculto, bastante ineducado, respondón y pendenciero, un poco respetuoso y un mucho de soberbio.

         Ayer vino al Instituto. Desde lejos me gritó (mis alumnos de la E.S.O. no saben hablar, ni andar; siempre van gritando, corriendo, empujándose,...)  !!! MAESTRO ¡¡¡, !! Maestro ¡¡, ya estoy trabajando ".

         - " ¿ Cómo ?, ¿ Dónde ?, ¿ Cuándo ?.... ".

         - En L.I.MA.S.A (Limpiezas Malagueñas S.A.). Recojo la basura por las noches, ciento ochenta papeles al mes, cinco horas de trabajo nocturno, ya me he comprado esa moto ("de cilindrada media, color azul"). ¿Y.. luego decía Ud que qué iba a ser de mí... que nunca ponía empeño en las cosas,... que si tal y que si cual.. ".

         Me alegré por él (bien sabe Dios que me alegré) y mucho. Lo digo con el corazón en la mano.

         Con este mismo corazón que se me cayó al suelo porque, justo en ese momento pasó a mi lado y me saludó ("Hola, Tomás") Eva, 26 años, cariñosa, educada, moderada, dialogante, buena estudiante (incluso guapa).

         Eva había hecho Magisterio (Educación Especial, ahora tan de moda). Dos años preparando oposiciones (pero pocas plazas,.. ningún punto...), terminando Psico-Pedagogía Está en el Instituto haciendo el Practicum).

         Miré a Salvador y miré a Eva. Y me entristecí por ella. Acabará la Universidad, algún día sacará oposiciones, estará trabajando, temporalmente, en todos los pueblos habidos y por haber. Ganará menos que Salvador. Tendrá muchos más gastos y más necesidades y (siendo optimista), cuando haya cumplido los 40 (! oj-alá ¡) estará de profesora, un tanto cansada de correr, en Málaga capital, donde está Salvador desde los 19.

                  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tristemente, el ejemplo de tu alumno voluntariamente incultivado y de tu alumna, o colega, perfectamente pertechada de saber y de cultura y educación, es la realidad que podemos encontrarnos a diario en nuestras calles, e incluso fomentada por esos deformantes programas a los que aludes al princio. Y para más inri, son de los más seguidos por la docta audiencia de este país...