sábado, 8 de agosto de 2015



GENTE RARA

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Hacía muchos años que no visitaba mi pueblo en el mes de julio y este año, para celebrar una reunión familiar - una comida entre toda la familia, jóvenes y mayores - estuve unos días.

Y resulta muy grato, hay menos gente que en agosto y tienes más tiempo para tratar y hablar con la gente, sin tanto ajetreo como en el mes de agosto.

Pero claro tienes en contra que los pelmazos también tienen más tiempo para dedicártelo a ti.

Me llamó la atención especialmente una persona, que hasta entonces yo la tenía conceptuada como un tipo agradable, un poco fuera de órbita, pero como ya lo conocía de hacía años, aunque nuestro trato era poco habitual, resultaba a veces agradable cambiar unas palabras con él, sin más.

Este año me ha decepcionado por su irritante comportamiento y su nulo respeto a la gente que te acompaña con la que ignoro si él tiene trato o no ni de qué tipo.

Ya me pasó esto otra vez hace muchos años con un antiguo amigo con quien no he vuelto a cruzar una palabra desde aquella ocasión. La gente maleducada puede conmigo.

Al parecer pretenden ser el personaje que no te admite graciosamente, que intenta sacarte tu peor cara, hacer notar a los demás tus defectos y los desconoce, se los inventa o te aplica a ti los suyos. Es muy cargante una persona de tal talante, y especialmente cuando tú la conoces con otra versión muy distinta.

¡Qué pena de personas, cómo se destrozan a sí mismas!

De cualquier forma, y aparte esta consideración apuntada, me resultó muy agradable acudir a mi pueblo, encontrándome además a amigos a los que a veces pasa algún año sin encontrarlo, como Pedro y su mujer, Casimiro, Rafa, y mi primo Celso que también hacía algunos años que no veía.

Lo peor fue el calor que hizo. Yo no recuerdo esas noches con el calor que hacía este año. Si yo cuando volvía a Málaga y contaba que en verano por la noche tenía que taparme en la cama y algunas noche para salir debía llevar algo por encima, creían que me burlaba de ellos. Este año podían haber probado...

Y bueno, lo más curioso es que la reunión de julio se parió aquí en Málaga, una noche tras una cena con mis sobrinos Mariano y Concha y unas copas con la Pepa y yo.

La próxima, si se celebra, habrá que pensar en algún otro lugar menos lejano.