lunes, 31 de octubre de 2011

LOS MAESTROS

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

R

ecuerdo una conferencia  dada en el Paraninfo de la Universidad de Málaga, en el curso 2005-2006, integrada dentro del Grupo de Estudios e Investigación (GEI) que dirigía el profesor Dr. D. Miguel López Melero, y titulada "El Valor de las Palabras".

 

Hice un canto al maestro. Es la persona que yo recuerdo como algo señero.

 

Alguien A Quien Le Era Exigido Siempre Lo Mejor.

Debía Saber Más Que Nadie. Debía Saber Enseñarlo.

Debía Comportarse Con Más Educación, Responsabilidad Y Bonhomía Que Nadie. Debía Dar Ejemplo.

 

Yo recuerdo a mi maestro. Don Venancio. Siempre escuchas cosas que debió hacer de otra forma. Quizás. Todo es mejorable.

 

Criticables sus métodos de enseñanza… Yo no soy capaz de analizarlos y encontrarle los fallos en que basar esta aseveración. Todos los maestros son mejorables. Recordamos a aquellos, que después llamábamos profesores, que dejaban mucho que desear. Y no eran maestros de escuela de pueblos.

 

Eran personas con un inmenso poder de aguante a la monotonía de la escuela de niños. Eso era algo que no tiene precio.

 

¿Recordáis esos cantos infantiles, a ritmo cansino, recitando dónde nace el rio Tajo, por donde pasa, dónde desemboca…? Y esos tonillos un día y otro, y un mes y otro mes… Hay que tener paciencia y vocación.

 

Ese maestro se merece lo que sea por el simple hecho de aguantar a esos niños todos los días, todos los meses, todos los años.

 

Esos soniquetes donde aprendíamos las tablas de multiplicar. Dos por una es dos, dos por dos cuatro,… Y esos maestros nos aguantaban todos los días la misma cancioncilla. ¡Qué pesados!

 

Ahora estoy un poco descolocado en lo tocante a los actuales maestros, pero imagino que no habrá variado mucho en lo referente a "consideraciones" y emolumentos y demás con los que yo conocí (lógicamente con sus correspondientes modificaciones actualizando a sueldos de hoy).

 

Siempre ha sido la persona más importante para la formación de los niños y la menos tenida en cuenta en la compensación económica por esa tan digna misión.

 

Y esa palabra "Maestro" es la que continuamente utilizamos para designar a esas personas a las que nosotros consideramos líderes, excepcionales en sus conocimientos, capaces de poder enseñarnos y comunicarnos sus saberes. A esos les llamamos "maestros".

 

Pueden serlo en cultura, educación, oficios, en el trabajo, en la vida misma. Pueden serlo en todo…

 

Josefina Aldecoa en "Historia de una maestra" nos contaba la vida, llena de sufrimientos, también de satisfacciones, de una pareja de maestros de la España republicana, que fueron lo que desgraciadamente después tuvieron que ser otros muchos.

 

Aquellos maestros de mi época pasaron malos ratos, supongo. Actualmente imagino que también existirán esos problemas, no de aquel tipo, pero sí de los que siguen produciendo estrés, dolores de cabeza, y deseos de abandonar, de retirarse de esa especie de batalla que a veces emprenden los alumnos con el profesor y que incomprensiblemente apoyan algunos padres, que exigirán al maestro que "eduque" a sus hijos.

 

 ¿Qué Educación Quieren Para Ellos, La Que No Le Dan En Casa? 

 

Conozco a varios ex maestros (aunque un maestro nunca puede ser "ex", siempre será maestro). Algunos que se han marchado, han abandonado su puesto en la clase. Han preferido dedicar el resto de su vida a leer, estudiar y enseñar a las personas que realmente quieren aprender. No quieren acabar totalmente estresados por esos alumnos que ni siquiera merecen la pena sus esfuerzos.

 

  Mi amigo Tomás siempre me repite lo mismo, ahora disfruto de lo que hago, estudio, leo, escribo y enseño a las personas que quieren aprender.

 

En la vida todos hemos conocido algún "Maestro" que nos ha enseñado a enfocarla y desarrollarla con unos conocimientos y unas aptitudes, de las que nosotros carecíamos antes de conocerlos.

 

Mencioné en aquella conferencia  a una persona, a la que yo siempre he considerado, y sigo haciéndolo, como el gran maestro de la vida que yo he conocido y que tanto me ha beneficiado. Mi gran amigo Paco Esteban. Un genio, un maestro, un padre…

Nunca sabremos agradecer a estos maestros el gran favor que nos han hecho en nuestra formación.

 

Maestro. Solamente el nombre impone.

 

Son esas personas que saben. Y porque saben, pueden enseñar. Y porque pueden enseñar, quieren enseñar. Y enseñan educando. Y educan porque aprecian lo que educan. Porque intentan proyectarse en los alumnos. Y porque prefieren un "querido maestro" a un "señor profesor".

 

Esos maestros a los que nuestros amigos Tomás, José, Margarita, Marina, Carmen, Fina,  etc, etc. seguirán viéndose reflejados en aquellos antiguos alumnos, que de vez en cuando encuentran en la calle, y todavía los recuerdan y, quizá sea así, los llaman maestros. Esa es su mejor alabanza.

 

Ellos son los que cuando observan que el alumno atisba su "Qué"

·        Ellos intentan que encuentre su "Cómo"

·        Ellos gestionan que vea su "Cuándo"

·        Ellos ayudan a que descubra su "Con"

·        Y en definitiva, ellos son los que le harán encontrar su "Quién"

 

Es con su ayuda con lo que se conseguirá formar a "la persona"

 

Yo estoy por siempre agradecido a mis maestros. Son todos unos santos.

 

Aunque sean ateos…

12 de diciembre de 2010

jueves, 20 de octubre de 2011

MITO DE AL-ANDALUS

Tomás Morales Cañedo

 

Las veleidades islámicas están muy de moda, porque es algo "progre" y hay que ser "tolerantes" y "respetuosos" y obviar todo aquello que pueda molestar a los musulmanes.

Políticos, novelistas, neoconversos,… (mentes seducidas por el pasado islámico) continúan alimentando el mito de la Era Feliz, cuando en la Hispania estaba Al-Andalus.

 

Y, así, muchos concejales y colectivos varios arman la marimorena y boicotean el 2 de Enero de cada año, para festejar la Toma de Granada, en 1.492, por los Reyes Católicos y poner fin a la ocupación musulmana.

Estos veleidosos maldicen tal fecha, fue "un día triste", por considerarla el principio de un genocidio, en nombre del cristianismo.

 

Barak Obama, en El Cairo, arremete contra la Reconquista en España por haber expulsado a los que la invadieron en el siglo VIII.

 

Marcelino Iglesias, entonces presidente de la comunidad autónoma aragonesa, a petición de la comunidad islámica de Zaragoza, que expresaba su malestar porque "esas  cabezas cortadas suponen una violencia que no llama a la tolerancia ni a la concordia",  "sugirió que, tal vez, el tercer cuartel del escudo de Aragón (que data de 1.096), que contenía cuatro cabezas de moro, decapitadas, una a cada lado de la cruz de San Jorge, recordando la conquista de Huesca por el rey Pedro I de Aragón, podía importunar a la comunidad islámica".

 

Ciertos colectivos insisten en que nunca hubo tal invasión, sino que los hijos de Witiza llaman a los moros, invitándolos, para  recuperar el trono que les ha robado D. Rodrigo, al que vencerán en Guadalete, pero que luego, en vez de volver a su tierra, tras el favor hecho, se dirigieron a Toledo, donde estaba la corte visigoda, la tomaron y ya se quedaron aquí.

 

Si a esto se le añade la tesis de Ignacio Olagüe, de que fue una lucha religiosa entre los trinitarios-politeístas (tras la conversión de Recaredo, en el Concilio de Toledo, y su cristianismo, que acepta el misterio de la trinidad, (de ahí lo de "trinitarios)) y los unitarios-monoteístas, y como el Islam es monoteísta, vinieron a echarle una mano a sus hermanos.

 

En Córdoba ya ocupan la Torre de la Calahorra y montaron la de Dios es Cristo cuando, programadamente, entraron en la mezquita para rezar. No cesan en pedir el uso compartido.

 

En Sevilla manifiestan, públicamente, al referirse al Cristianismo, denominándolo "secta responsable de millones de musulmanes andaluces".

 

Está de moda cargar las armas y disparar contra la religión cristiana, porque "sale gratis", "no passsaa naaaa".

Ahora que no se le ocurra a Ud. pintar a Alá o hacer unas caricaturas de Mahoma, porque está condenado a muerte y puesto en busca y captura.

 

Hay que ser tolerante. Hay que respetar las creencias.

 

Según estos veleidosos, si Don Rodrigo hubiera vencido a Tarik y a Muza en Guadalete, toda Hispania habría estado en las tinieblas. Menos mal que entre los moros venidos de África, los partidarios de los hijos de Witiza, más los judíos, acabaron con los visigodos cristianos. Llegaría la luz durante varios siglos.

 

En sólo 11 años (del 711 al 722) llegaron a Covadonga y a Poitiers, donde los pararían Don Pelayo y Carlos Martel, respectivamente.

Julio César conquistó la Galia en una década (La guerra de las Galias). Los musulmanes conquistaron casi toda la Hispania en 11 años. Los cristianos tardarían casi 800 en reconquistarlo.

Muchos españoles cruzaron los Pirineos, ante el avance acelerado musulmán, y desarrollaron sus dotes intelectuales allende los Pirineos.

 

A los nostálgicos de Al-Andalus les preguntaría si habríamos tenido una Edad de Oro si no hubiéramos vencido a los musulmanes. O cómo estarían nuestros museos.

A las mujeres les preguntaría si en la sociedad y religión musulmanas les habría ido mejor que en la sociedad y religión cristiana (y no es que en ésta le fuera muy bien a la condición femenina, esclava del hogar, paridora y criadora de hijos legítimos, obligada al débito conyugal, preterida en las instituciones todas, (civiles, religiosas, políticas, militares, educativas, laborales…).

 

Cuando, alegremente, se dice que muchos hispanos fueron convirtiéndose, voluntariamente, al islamismo, les recordaría que, si ahora mismo, ser budista llevara parejo exención de impuestos personales y territoriales, estaríamos rodeados de budistas (que eso fue lo que ocurrió).

 

Quizás fue ese "largo entrenamiento", esa "secular instrucción militar", lo que formó el carácter guerrero de los españoles para llegar a ser la primera potencia europea y lanzarse al descubrimiento y colonización de América.

 

Pero ahora añoramos Al-Andalus, la bandera verde omeya y la bandera blanca almohade, época de ilustración, de sabiduría, de paz social, de armonía religiosa y cultural, cuando el judío, el cristiano y el moro eran amigos y convivían, época de tolerancia y respeto a lo otro,…. Pero…

Desde D. Pelayo que comenzó en Covadonga hasta los Reyes Católicos que terminaron la Reconquista con la toma de Granada, y todo lo que vino después, de persecución, de expulsión, de intolerancia, de condenas a muerte por la Inquisición…. Son "los siglos de guerra", que acabaron con Al-Andalus, hasta ahora, que comienza la tercera y definitiva etapa, "la de la paz (blanca) y la de la esperanza (verde)".

 

Y "todo un coro infantil (¿) // va cantando la canción // mil veces ciento, cien mil, // mil veces mil, un millón".

 

¡QUÉ BONITO¡, ¡QUÉ BONITO¡, QUÉ BONITO¡.

lunes, 10 de octubre de 2011

LUNA, LA FILÓSOFA

Tomás Morales Cañedo

 

Es falso y, además, mentira que "el mejor amigo del hombre es el perro". Ha dejado su lugar al "chivo expiatorio", sobre el que cargamos todas las responsabilidades de nuestra culpable responsabilidad.

El perro es "un hijo adoptivo" en el tercer escalón familiar.

 

Se entristece cuando sales de casa, pero se resigna. Te recibe, ya desde lejos, con muestras de júbilo, en su movimiento de cola, en sus pequeños ladridos, en sus correteos, en sus carantoñas. En sus ojos se divisa el cordial recibimiento. Manifiesta su alegría en el lenguaje animal que mejor conoce, en el de los gestos.

 

Ha muerto LUNA. No está aquí, contigo, amigo Ángel, pero "¿de verdad que ha muerto, del todo? ¿No la tienes en tu imaginación y en tu memoria, vivamente?

 

El gran filósofo (y además matemático, político, vegetariano,…) Pitágoras, creía en la "metempsicosis" o "transmigración/reencarnación de las almas".

Según cuenta Empédocles, (otro filósofo), al pasar Pitágoras junto a un cachorro que estaba herido y estaban apaleándolo, sintió compasión del animal y dijo: "cesad de apalearlo, pues he reconocido, en sus ladridos y gemidos, al alma de un amigo, encarnada en él".

 

Y a otro gran filósofo, Diógenes, se le denominaba, el "cínico" (el perro).

 

Averroes, el gran filósofo cordobés, árabe, ponía a la luna como el lugar natural al que iban los entendimientos agentes (la parte más elevada del alma) de los hombres.

 

En la antigüedad, la forma más alta de encarnarse el alma es en los astros. ¿Y qué es la luna, sino un astro?

 

Pitágoras llamaba a los planetas "los perros de Proserpina", porque ellos son los que guardan y retienen las almas encarnadas.

 

A los niños, cuando se les muere un familiar, se les dice que se ha encarnado en una estrella.

 

Amigo Ángel, cuando vayas por el paseo marítimo, mira al cielo, y cuando mires a la luna tienes que ver, en ella a LUNA, ¿en qué otro sitio mejor puede estar ella? Te acompañará todos los días de tu vida.

 

Tiene que ser tu imaginación la que supla su ausencia.

 

¿No sería tu inconsciente quien te llevó a llamar Luna a esa "perra filósofa", para que nunca se alejara, del todo, de ti?

 

El abrazo de un amigo que siente su pérdida.