sábado, 31 de enero de 2009

QUIZÁ DEBIERAMOS APRENDER DE LOS GATOS…

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

En el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso de Málaga, por las rocas que hay al pie del paseo, cerca de los Baños del Carmen, vive una manada de gatos, algunos de ellos muy pequeñitos, de días o semanas.

 

Pasando esta tarde por allí, dando uno de esos paseos míos de alrededor de catorce kilómetros, me he entretenido un momento en observar el sesteo de los gatos. Ver qué hacen cuando se tumban al sol, sin nada más que hacer hasta la hora de la cena.

 

Me he fijado en un grupo pequeño, separado del gran grupo. Lo formaban un gato grade, sentado en una piedra alta, y por debajo dos gatitos pequeños, juguetones, especialmente uno de ellos. No dejaba en paz a su compañero. Se sube encima, le muerde, juega con él, no le deja un momento.

 

El gato grande, que yo digo que es la madre, le ha dado un par de toques al gatito juguetón, como advirtiendo que dejara en paz al otro, más tranquilo.

 

No había forma de tranquilizarlo. Saltaba sobre el otro, se peleaba con él, lo tiraba sobre la piedra… De pronto, la gata madre se ha incorporado y le ha soltado una "torta" al travieso, que lo ha tirado de espaldas sobre la piedra.

 

Nunca había visto una reacción así en un gato. Me ha dejado de piedra. Ese pedazo de torta dado al gatito revoltoso… se ha quedado sobre la piedra, separado, quieto…

 

La reacción inmediata, en caso de que los gatos tuvieran tribu "psi", sería recoger a ese pequeño gatito, maltratado por su madre, hacerle una cura mental de urgencia, someterlo a tratamiento especial, separarlo de su madre y prohibirle a ésta acercarse a su hijo a menos de quinientos metros durante los próximos cinco años.

 

Y con esto están seguros de que ese gatito va a olvidar y no va a arrastrar para toda su vida el estrés del "maltrato" de su madre…

 

 

 

Eso si tuviera el equipo de "Psi" que vigila la salud mental de nuestros hijos en los colegios e institutos de nuestro país. Pero afortunadamente para los gatos todavía no ha llegado el momento de la sustitución del poder que ejercía  el "maestro-profesor-educador" por el todopoderoso "psicopedagogo"…   

 

No niego ni dudo de la eficacia de estos señores, que seguramente será mucha, buena y bien estudiada por los responsables de nuestra educación. No lo dudo, porque entre otras cosas, yo tengo una hija psicóloga.

 

Sin embargo, sí me planteo, y varias veces lo he comentado en este blog, y en otros, así como en conversaciones con catedráticos y profesores de instituto, donde tengo varios amigos y antiguos compañeros de estudios, si no se estará cometiendo un error, quizá un grave error, con esta tendencia a "super-cuidar" y "super-proteger" la estabilidad mental del niño, contra los excesos cometidos por sus educadores en la época estudiantil…

 

Todos hemos sido estudiantes, hemos estado en colegios, unos internos, otros externos, y otros "semi-pensionistas", y hemos recibido de vez en cuando un castigo o un cachete, a veces algo más gordo, de parte de un educador.

 

¡Cuantas veces hemos dicho para nuestros adentros: qué bien, qué necesaria y qué oportuna ha sido esa torta…!

 

Y además ha causado el fin que se proponía.

 

¿Hubiera sido mejor una charla de media con el psicólogo? No lo sé. No soy experto en enseñanza, ni en psicología, pero lo dudo. Tras esa charla, el "ingobernable" hubiera seguido igual, hasta acabar con la paciencia de su profesor, de sus compañeros y de cualquiera que intentara controlarle.

 

Sin embargo, ahora, ante el intento de no producir ningún tipo de trauma mental en los niños – o no tan niños -, no tenemos ningún inconveniente en traumatizar por completo, estresar y desarmar totalmente a los profesores, educadores y a cuantos se pongan por delante, desautorizando sus decisiones y dejando que los alumnos oigan sus advertencias como si oyeran tocar el pito al sereno…, porque como además si me suspendes voy a pasar de curso y no voy a repetir…

 

¡Qué oportuna he visto este "tortazo" de la gata madre al pequeño danzarín, que no dejaba parar un momento a su hermano!

 

Nunca había visto una reacción así de un gato, pero me ha dejado maravillado, más que nada por si fuéramos capaces de copiar alguna vez de la actitud de los animales, que a veces dan la impresión de ser más astutos que los humanos.

 

No reivindico el castigo. Tampoco a mí, cuando era estudiante, me gustaba que me castigaran, pero había veces que tú mismo tenías que pensar ¡es que me lo merezco, es que no quedaba otra salida…!         

 

Enero de 2009

 

 

 

  

 

lunes, 26 de enero de 2009

ENSEÑANZA 3. (C.A.P.)

Tomás Morales Cañedo/Prof. Filosofía

 

         Veamos qué ocurre en Medicina.

        

         Un alumno malagueño, tras tener un buen expediente y sacar una nota alta en Selectividad, entra en Medicina.

         Si mal no recuerdo son 6 cursos, que pueden ser 7 u 8 años (por aquello de la asignatura que se atranca o del profesor hueso que parece tenerle manía).

         Termina y tiene un título. ¿Para qué le sirve? Para casi nada. Pero ya tiene una buena formación científica. Ahora, si quiere tener algo "decente" o "interesante", tendrá que preparar el M.I.R. ¿1 ó 2 ó 3 años? ¿Dónde? Conozco a varios que se han ido a Asturias o a Algeciras. ¿Cuánto les cuesta la matrícula, el traslado,….?. Averígualo

         Además si lo que desea es ser Cardiólogo o Urólogo tendrá que sacar una nota alta en el examen de M.I.R., porque, de lo contrario, tendrá que optar por las especialidades que queden y de las que, seguramente, no estaba muy ilusionado,

 

         Supongamos que consigue Cardiología o Urología, ahora son 3 años de prácticas, M.I.R. 1, 2 y 3. Son prácticas bajo la tutela de un titular. Son prácticas ya remuneradas, mal remuneradas, pero remuneradas. ¿Dónde las va a realizar? Adivina adivinanza, pero, lo más seguro es que no sea donde reside, por lo que hay más gastos adicionales. Tendrá que hartarse a hacer guardias para sobrevivir.

         ¿Y luego?  Puede abrir su consulta privada, pero esto es una inversión, un negocio, que puede salirle bien o mal.

         Lo normal es que acuda a conseguir una plaza pública en el sistema sanitario. ¿Dónde? Adivina adivinanza.

 

         Fíjense en la cantidad de filtros, de cribas, de obstáculos, que ha sufrido y que ha tenido que ir superando nuestro cardiólogo o nuestro urólogo. Es para fiarse, ya, de ellos.

 

         ¿Por qué no transplantar este método de selección a la Enseñanza?

 

         Veamos lo que ha ocurrido y lo que va, seguramente, a ocurrir en la Enseñanza.

 

         1.- Lo que ha ocurrido.

 

         El C.A.P. (Certificado de Aptitud Pedagógica). ¿Y eso qué era? Pues que al acabar la formación académica, tras cinco años, tienes la Licenciatura, en las distintas facultades y los nuevos licenciados que quieran dedicarse a la Enseñanza pública, tendrán que estar en posesión del C.A.P., que, naturalmente, será impartido por pedagogos. Son los que "enseñan a enseñar" para que los futuros profesores consigan que sus alumnos "aprendan a aprender".

         Por ahí hemos pasado todos en lo últimos no sé cuántos años.

 

         Ese C.A.P., siempre obligatorio, nunca, jamás, fue sometido a evaluación, pero de todos los que tuvimos que hacerlo no he conocido a nadie que no "certifique" que no le ha servido para nada, que era o una estafa o una pérdida de tiempo o una vergüenza, pero que como ese Certificado… era un requisito "sine qua non"…

 

         Si a nadar se aprende nadando y a correr se aprende corriendo, a enseñar se aprende enseñando.

 

         2.- Lo que, seguramente, va a ocurrir.

 

         Sustituir el 5º curso de la "carrera", de preparación específica, de formación académica, por un Master de Formación del Profesorado, que no es más que un C.A.P. pero mucho más largo y, sobre todo, mucho más caro.

 

         A los profesores, a los "currantes diarios" no se les pregunta. Desde las mesas de los despachos oficiales, donde se sientan muchos "desertores de la pizarra y de la tiza", han tramado en sus mentes, despreocupadas del trabajo martilleante diario, el mágico remedio al desastre educativo.

 

         Es decir, los que no saben Matemáticas, Filosofía o Química van a ser los encargados de decirles a los profesores "currantes" cómo deben enseñar Matemáticas, Filosofía y Química.

 

         Ellos, los Pedagogos, son los expertos en "enseñar a enseñar", los profesores deberán "aprender a enseñar" y los alumnos tendrán  que "aprender a aprender".

-         ¿Quéeee?

-         Pues eso.

 

         Quien no sabe matemáticas o filosofía (un pedagogo) ¿puede enseñar a un matemático a enseñar matemáticas y a un filósofo a enseñar filosofía?

         ¿Hay, existe en algún cielo etéreo, un saber general, que no sea saber matemáticas, saber química, saber geografía…?

 

         Lo único que, realmente, hace falta es que el profesor ame su disciplina y se la haga tan atractiva, tan agradable a sus alumnos que a éstos también les guste tanto como al profesor. Esa sí que es la garantía del éxito educativo.

 

         El pedagogo está convencido de que el matemático sabe matemáticas pero que no sabe enseñarla y él, que no sabe matemáticas sí sabe cómo enseñarla.

 

         Cualquier docente experimentado dirá, exactamente, lo contrario. Que quien fracasa, al enseñar, la materia que sea, es porque, en realidad, no la sabe bien y tendrá estudiarla más y mejor. (Hablo de enseñantes, no de investigadores. Éste es otro problema).

 

         Suele decirse que hay muy buenos investigadores que son malos profesores. Esto es una falacia.

 

         Los investigadores que no aman la enseñanza la enseñan mal, pero no porque no sean, sino porque no quieren hacerlo, porque no les gusta.

 

         Quien nunca ha enseñado no sabe enseñar, como quien nunca ha nadado no sabe nadar, aunque sepa y domine todas las técnicas natatorias habidas y por haber.

 

         Un ejemplo a mano y general. Todos (o casi) nos hemos sacado el carnet de conducir. ¿Sabías tú conducir bien, cuando estrenaste el carnet? Recuerda tu propia experiencia ¿No sabía conducir bien el profesor de la autoescuela que te daba las prácticas? ¿Pudiera ser que el que te enseñó la teoría no supiese conducir pero que se supiese, perfectamente, todo el código de circulación?

         Pues eso.

         Lo que le falta a un profesor no es teoría pedagógica sino práctica docente, como a los M.I.R.

         Lo que hacen falta son prácticas tuteladas y remuneradas.

 

         La tribu P (tanto los psi-como los ped-) alaban y aplauden con las orejas la nueva propuesta. No es de extrañar. Se les ha ensanchado el campo. Los intereses corporativos mandan.

 

Enero de 2009

martes, 20 de enero de 2009

SORPRESAS

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

Imagínate que un día, al cabo de los años, sin motivo aparente alguno, te encuentras inesperadamente con una persona, a la que ya habías olvidado. Que ni siquiera recordabas, porque además no era especial santo de tu devoción, pero que en este momento te la  encuentras en una situación… digamos que no muy agradable para ninguno de los dos.

 

Cuando me encuentro en la Facultad de Medicina, donde estoy terminando mi carrera y empezando a plantearme qué especialidad preparar, frente a frente con Goyo Sainz, conociendo el problema en que se encuentra y sabiendo que yo debo evitarle cualquier tipo de tropiezo, aunque solo sea en recuerdo del  tiempo pasado, no por otra razón…

 

Hace trece años, yo, Pablo Serrano, conozco a un montón de niños que empezamos el bachiller, y entre ellos uno llamado Gregorio Sainz. Ni especial, ni el mejor, ni el más listo, uno más.

 

Me llevo bien con él. Es estudioso, va bien en clase. Vemos varias cosas juntos, estudiamos a veces para aclarar conceptos, repasamos temas y además también le gusta el fútbol, como a mí, y podemos hablar de cosas comunes. No existen cosas raras entre nosotros, porque a los dos nos va muy bien en clase, los dos obtenemos muy buenas calificaciones.

 

Así vamos pasando los cursos, sin ningún tipo de problema, siendo buenos amigos. No los mejores amigos, pero sí buenos. Nos entendíamos bien.

 

En sexto, si yo hubiera sido más perspicaz me hubiera dado cuenta, noté como un cambio en Goyo. No era nada concreto, no podría determinar exactamente las causas en que basaba mi sospecha, pero yo estaba seguro de que las cosas no eran igual que en otros cursos.

 

Incluso se excusaba para no seguir estudiando, ni preparando temas juntos. Faltaba a varias clases, lo veía a veces con señores mayores que nosotros, bien vestidos, y siempre hablando muy serios, y siempre poniendo excusas para no  seguir juntándonos a estudiar.

 

Aprobó y se marchó, sin ni siquiera decir qué pensaba hacer el próximo curso. Nunca más supe qué decisión había tomado, en qué pensaba matricularse, si es que quería seguir estudiando, o qué otra vía había pensado tomar. Nada.

 

Yo por mi parte, después de muchas consultas, consejos, idas y vueltas, y vacilaciones sin fin, decidí matricularme en Medicina. Quería especializarme en Neurología.

 

Así lo hice, y así llevo cuatro años en la Facultad. La verdad es que me va bien, muy bien, diría yo. Además no puedo permitirme el lujo de perder tiempo, ni curso, porque los becados tenemos siempre sobre nosotros la amenaza de la beca. No puedes permitirte su pérdida.

 

En este curso pasado, y debido a las huelgas de estudiantes, de profesores y a las continuas cargas, registros, y demás incidencias en el campus, ha resultado muy difícil poder cumplir con las exigencias y se nos ha permitido algún incumplimiento. En el curso actual, tras la desaparición del régimen anterior, y en espera de lo que deparen los cambios que lleve consigo la transición y las elecciones, el ambiente dentro de la universidad se ha vuelto irrespirable. Hay espías hasta en el lavabo.

 

Aunque no estoy metido en ningún partido, ni asociación, sí tengo amigos que pertenecen a lo que normalmente se llama "el partido", pertenecen al Partido Comunista. Días atrás, uno de ellos, me comenta que tiene que faltar unos días a clase, que le preste mis apuntes y que, si puedo, vaya a verle a tal iglesia a las horas de cursillo, de 18 a 20 horas.

 

Después de casi tener que confesarme con un cura joven, a quién tenía que dirigirme para poder hablar con mi amigo, paso a unos apartamentos adjuntos y me encuentro con él.

 

Me pone al corriente de lo que ocurre. Alguien de dentro de la universidad ha detallado nombres y datos de los afiliados, y la Social anda deteniendo poco a poco a los estudiantes del partido. "No se te ocurra hablar,  ni telefonear, ni siquiera decir nada de nosotros, porque no sabes con quién estás hablando".  Pero según me dice mi amigo, parece ser que ya le tienen descubierto, que se trata de uno de Filosofía, un tal Goyo Sainz, y que, por supuesto ha firmado su sentencia de muerte. Lo van a citar y va a desaparecer. Sin más, desaparecer.

 

Me quedé petrificado cuando oí el nombre del chivato. No pude reaccionar. De pronto me vinieron al recuerdo todas aquellas ausencias de sexto, aquellos señores muy serios con quienes yo le veía, aquella forma de apartarse de nosotros, y la marcha a final de curso sin decir ni palabra. Entonces es cuando me di cuenta de que yo debía haber sido más perspicaz.

 

Y entonces es cuando a mí me despertó por dentro una voz que me recordaba a mi amigo de tantos años, condenado a desaparecer, y otra que me decía que eso se lo había merecido por su posición ante sus compañeros, su engaño y su hipocresía.

 

Todavía no sé si hice bien o mal. No he encontrado la clave de mi decisión. Pero lo cierto es que me fui a Filosofía, estuve preguntando, la mayor parte no le conocía. Alguno que lo conocía me dijo que era difícil localizarle porque venía muy poco a clase y nadie sabía donde localizarlo.

 

Una chica, yo creo que también era de la Social, se ofreció a darle mi recado. Tras mucho insistir para que le dijera de qué se trataba, lo único que le dije fue que le dijera de parte de Pablo Serrano que tenía algo de vital importancia para él, que me viera.

 

Cuando le tuve delante, después de confesarme que era agente de la Social,  solo pude decirle: "Por mi amigo Goyo Sainz, de bachiller, quiero evitarte una catástrofe. Te han descubierto, no vuelvas por aquí".

 

Nunca más he vuelto a verle, tampoco siento deseos de hacerlo. No quiero otra sorpresa como esta.  

 

  

 

 

domingo, 18 de enero de 2009

ENSEÑANZA 4 (Proceso de Bolonia)

Tomás Morales Cañedo/Prof. Filosofía

 

         Ahora están tanto el gobierno como los rectores(as) de las Universidades españolas en un proceso de reforma de dichas Universidades y vendiéndonos el Proceso de Bolonia. Tiene como objetivo, dicho Proceso, según se pregona, la incorporación de los licenciados a la sociedad.

         Se propone, la reforma, que los titulados superiores encuentren un empleo cualificado al acabar sus estudios, que los universitarios puedan moverse de una universidad a otra, a nivel europeo, y que todas las titulaciones valgan igual sea cual sea la universidad en la que se hayan cursado los estudios.

 

         Precioso. Muy, pero que muy, bonito. ¿Quién puede oponerse a esos objetivos? Lo que manifiestan es digno de elogio. Pero ¿y lo que esconden?

 

         ¿Qué es el Proceso de Bolonia? Es la supeditación de las Universidades a las necesidades del mercado, a las exigencias de las empresas, las futuras empleadoras.

         Es la subordinación del saber científico al beneficio empresarial, la subordinación de las arcas públicas al beneficio privado. Sea cual sea el color político del gobierno de turno.

        

         ¡Adiós a la calidad! ¡Bienvenida la utilidad!

 

         En vez de los 5 cursos clásicos y típicos  (salvo algunas "carreras") y el título de Licenciatura al finalizar los mismos, ahora sólo serán 4 cursos (el 20% menos de preparación académica) y el título de Grado al término de los mismos.

 

         El 5º curso, antiguo, será substituido por Master de 60 a 120 créditos, de orientación prioritariamente psicopedagógica y didáctica.

          Compensar la rebaja académico-científica con formación pedagógica. Menos preparación teórica, en contenidos de la materia correspondiente, y más preparación práctica. Como diciendo, subrepticiamente, "para lo que tenéis que enseñar con cuatro cursos basta y sobra".

 

         Eso sí, como baja el nivel y será peor la cualificación del futuro profesor, será necesaria la recualificación permanente, es decir, trabajar y estudiar continuamente. Reciclaje permanente.

 

         ¿Qué de extraño tiene que a la enseñanza "universitaria" se la denomine "postsecundaria"?

         Con la que ha caído y con la que está cayendo en las Enseñanzas Medias y en el Bachillerato, es para echarse a temblar.

 

         Contenidos científicos recortados (profesores) causarán indigencia intelectual (alumnos) y beneficios al mundo empresarial.

 

         Al terminar los cuatro cursos y estar en posesión del título de Grado, el nuevo titulado puede ser que quiera investigar o que quiera enseñar.

        

         Habrá, pues, dos tipos de Master: 1.- El de Investigación (que no valdrá para enseñar) y 2.- El Profesional (que valdrá tanto para investigar como para enseñar).

 

         ¿Quiénes van a optar por el 1º?

 

         ¿Quiénes podrán cursar los dos tipos de Master? Naturalmente los que se  puedan pagárselos, los ricos.

         Los pobres, naturalmente, sólo se decidirán por el 2º.

 

         Los Másters serán desde 60 a 120 créditos y habrá que pagarlos.

 

         ¿Su precio? Desde 832 €, mínimo, a 3012 €, máximo. Todo depende del tipo de Master y de la Autonomía en que se curse.

         Si lo cursas en Extremadura, 832 €, a  13,86 €/crédito, el más económico.

         Si cursas en Valencia el Master "Biotecnología de la reproducción humana asistida" te costará 3012 €, a 50,21€/crédito.

 

         Los Master más caros serán los relacionados con Salud, Ciencias, Arquitectura e Ingeniería.

 

         Desmontar a la Universidad, despejar el solar, sin saber qué va a construirse en él.

 

         Nuestra Rectora, Adelaida de la Calle, lleva, ya, mucho tiempo pregonando eso de "coordinación Universidad-Empresa".

 

         Ahora ya lo entiendo todo.

 

Enero de 2009

jueves, 15 de enero de 2009

LA SEÑORA NEBRERA

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

No soy andaluz.

 

No me siento ofendido por las imbecilidades que ha dicho la Sra. Nebrera – o Negrera, como dice Magdalena Álvarez -.

 

No pertenezco al Partido Socialista.

 

No pertenezco al Partido Popular.

 

Soy simplemente una persona normal, que le gusta que todo el mundo viva lo mejor posible, que escuche a los demás, que intente entender a los suyos y los del vecino, y que, si es posible, no insulte ni menosprecie a nadie.

 

Cuando hace un par de años, a algunos se les ocurrió declarar la guerra comercial, turística y cultural a Cataluña, porque querían romper España y venderla a no sé quién, yo me fui de vacaciones a Barcelona, compre cava catalán (como siempre), y seguí consumiendo productos catalanes (los que me apetecía) y viendo y oyendo y leyendo libros, música y cine catalán, siempre que fuera bueno y mereciera la pena. 

 

Ahora, cuando una "sobrá" catalana (que además se declara al 50% andaluza) dice unas palabras despectivas contra una ministra del gobierno de España, no sé si porque es andaluza, o porque es mujer, o por ambas cosas a la vez (o quizá porque piensa que ella está más capacitada para desarrollar ese puesto), y dice que no le entiende, y que es una "cosa", y…, creo que voy a seguir confiando en que ese puesto está bien cubierto por Dª Magdalena, y que la Sra. Negrera (como le llamaba la misma), debería haber aprendido cuando optó a la dirección de su partido en Cataluña y fracasó, que siempre es más apreciado el que sabe medir sus reacciones y no sobrevalorar sus gustos personales…

 

Actuando así, siempre persistirá la tentación, incluso en los de tu mismo partido, de seguir aborreciendo las mismas cosas, y de aprovechar tu tropezón para hacerte pagar "faenas" pasadas.

 

Creo que de esto sí se va a dar cuenta enseguida la catedrática Nebrera. La Cosa catalana.

 

martes, 13 de enero de 2009

UN BUEN DOMINGO

Mayte Tudea                          

                                  

 

            Acabo de regresar de disfrutar de un día muy agradable en casa de una entrañable pareja –Fina y Andrés-, en la que nos hemos reunido un grupo de amigos (diez en total) y celebrado una nueva entrada de año, alrededor de una bien montada mesa repleta de abundantes y sabrosos alimentos.

 

         Hemos conversado, reído, compartido confidencias, nos hemos dejado acariciar por los rayos de un sol invernal -que mas bien parecía primaveral-, mientras una copa de vino nos calentaba por dentro y dotaba al ambiente de un matiz cálido que nos hacía sentirnos más cercanos, más afines, más unidos.

 

          Hombres y mujeres –varones y hembras, como le gusta precisar a nuestro querido Tomás-, expresándose con absoluta libertad, sin reticencias, comentando sobre literatura, sobre cine, sobre gastronomía de forma distendida, escuchando al otro, compartiendo o no sus reflexiones, pero sin la menor intención

de polemizar o de discutir.

 

         Y pienso "si una buena comida y un buen vino, han conseguido que diez personas de distinto sexo, de caracteres y opiniones diferentes, fueran durante unas horas un grupo homogéneo, compacto y lleno de armonía ¿por qué no se reúnen el primer ministro israelí y el cabecilla de Hamás, y comen y beben y dirimen sus diferencias de un modo civilizado y con la templanza que procura un estómago satisfecho?" Sin desdeñar que por costosa que fuera esa comida, nada comparable al precio de un misil "tierra-aire", y con la seguridad de que no habría de provocar "daños colaterales". Salvo la posibilidad de que ambos ganaran algún kilo de más. 

 

         Ya termino. Ángel, a mí no me ha gustado Australia. ¿Lo sabías?

 

11 de Enero 2009

lunes, 12 de enero de 2009

FIDELIDAD, AMISTAD, EL PERRO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

Luna, mi mascota, mi perrita, no pudo aguantar la alegría al vernos el sábado de madrugada, tras nueve días de vacaciones, y se orinó en el pasillo…, nunca lo había hecho. Y no es que se pusiera en posición, colocada al efecto.

 

No.

 

Se lo hizo dando saltos de alegría, yendo de uno a otro gritando, ladrando, como loca de alegría, llorando… ¡no me digáis que eso no es amor!

 

Si hubiera un cielo, debería ser para los perros. Los hombres no merecemos tal premio. ¿Qué iban a premiar al hombre? Piensa si algún hombre merece ser premiado por sus sentimientos por encima de un perro... Sinceramente creo que es el ser que merece todo tipo de premios, y ningún castigo. El perro…

 

Si hay un cielo, seguro que Luna irá a él. Además con todo mi apoyo y mi aval correspondiente, incluso pagando, si es necesario.

 

Eso sí, en ese cielo debe haber alguno de sus amigos, por supuesto debe estar su muñeco favorito, para poder morderlo, y enseñarlo muy orgullosa a todo aquel que ella considere su amigo, cada vez que vaya a visitarla.

 

Deben ofrecerle de vez en cuando un trocito de jamón – no es necesario que sea de pata negra – y algún trocito de queso. Su racioncita de comida especial de perros, de la que a ella le gusta, y ¡que no falte! … una rajadita de sandia para postre… o para lo que sea, pero que no falte. Y por la noche unos trocitos de manzana… le encantan.

 

Suele dormir mucho, es muy vaga. Y además, si es posible, hay que dejarle alguna vez que duerma a los pies de la cama, pero encima, no abajo.

 

Para que de vez en cuando deje salir de dentro sus instintos animales y ejercite sus ansias de atacar algo, sea lo que sea, es conveniente tener un televisor grande, a una altura de aproximadamente medio metro del suelo. Y sobre una base que deje por delante del mismo un saliente, no muy grande, pero si lo suficiente para ella pueda apoyar las manos cuando se enfade, y pueda protestar.

 

Ella es representante activa, muy activa, de la liga antitaurina… es inexplicable, porque nunca ha sido atacada por un toro… ¡bueno, ni por un caracol! No entiendo la rabia que le ataca cada vez que ve un toro en la televisión…

 

Se tira contra el televisor, se apoya delante y ladra con desesperación, con rabia… sigue de un lado a otro según se desplace el toro. Lo persigue, le ladra, le insulta, se acuerda de todos sus antepasados… Yo no he visto algo parecido…

 

Por eso  digo que es preciso montarle un salón con un televisor, y ponerle alguna vez una corrida de toros, o unos encierros de San Fermín, que ella no hace distingos. Y si los ángeles de su cielo tienen gana de reírse un rato… ¡toros! 

 

No es muy dada a las amistades con animales de su mismo sexo, por lo que pienso que inmediatamente buscaría un grupo de perros machos. No porque sea una perrita de "mala vida"…, al contrario. Si perteneciera al "martirologio perruno", sería considerada santa por dos razones: por mártir y por virgen. Virgen y mártir.

 

Lo de buscar amistad por el otro sexo es más bien porque se plantea: con mi envergadura no tengo defensa con los demás perros, por tanto debo servirme de la galantería del otro sexo para poder sobrevivir. Solo eso. Pobrecilla…

 

Se me retuercen las entrañas cuando veo casos de animales, especialmente galgos, ahorcados o semiahorcados por sus amos (hijos de p.) porque ya no cazan… ¿qué había que hacer con ellos cuando ya no sirvieran para hacer el amor con sus esposas? ¿colgarlos de los…? ¡hienas!

 

Verdaderamente me enfurezco, ahora mismo estoy así, y desearía ser juez y que cayera en mis manos algún mal-nacido de estos ahorca-perros. Se le iban a quitar las ganas de volver a hacer semejante carnicería…

 

Si lees esto y tienes en casa – o has tenido – un perro, sabrás que esto mismo es aplicable a cualquiera de los perros, a todos. Y a cualquiera de sus amos, a casi todos…

 

Es el único animal capaz de lamer la mano del animal humano que lo castiga… Devuelve amor por odio… ¡Se merece el cielo!

viernes, 9 de enero de 2009

DIA  DE  REYES

Mayte Tudea

 

 

 

Acaba de terminar el día de Reyes. Cuando ha salido por la puerta mi último nieto dejando tras de sí "las huellas de la revolución francesa y rusa unidas" -no describiré el salón, ni el cuarto donde juegan, ni el resto de la casa, porque hay cosas que "para narrarlas no ha menester referirlas"-, me he enfrentado a dos opciones: Primera. Comenzar a ordenar, recoger, limpiar, sobresaltarme ante las heridas inflingidas a algún mueble, etc., etc.,

o como contraria y segunda posibilidad, sentarme frente al ordenador a contestar los correos recibidos e hilvanar unas cuantas impresiones sobre este día que pone fin a las fiestas navideñas.

 

         Lo natural en mí hubiera sido apuntarme a la primera opción.

Más como he comenzado el año con un decálogo de buenos propósitos -buenos para mí-, y lo que me apetecía era la segunda,

aquí estoy intentado ordenar -negro sobre blanco-, lo que bulle en

mi mente y trasladarlo al papel.

 

         Ayer por la tarde, casi de noche, salí a comprar un último regalo para mi nieto el mayor. Un juego para la "game boy" -nada fácil de encontrar, por cierto-, que sus padres no estaban dispuestos a incluir en su lista.

 

         Yo había sido muy previsora y desde comienzos del mes de Diciembre ya tenía en mi casa todos los obsequios guardados para evitar las aglomeraciones y prisas de los momentos finales. No me sirvió de gran cosa.  Pudo más la "abuelitis" que el sentido común y me metí en la vorágine de un gran centro comercial, atestado de gente, sólo porque el deseo del niño fuera cumplido.

 

         Y cuando digo "vorágine" no exagero. Ríos de personas yendo de un lado para otro con expresión de agobio, arrastrando paquetes voluminosos, bolsas, cajas; y ruido, mucho ruido. La crisis -al menos ayer-, se replegó a sus cuarteles de invierno.

 

          Y llegó el gran día. Mis niños habían recibido los regalos

que los Reyes habían dejado en sus casas respectivas, pero como es costumbre, llegaron a la mía para recoger los encargos que su abuela y sus tíos habían hecho a los Magos de Oriente.

 

          El famoso juego para la "game-boy" sólo consiguió que ante la pregunta de "¿te gusta?", mi nieto Luis contestara con un escueto "sí". Y  ante las "Barbies" elegantemente vestidas y acompañadas de un sinfín de complementos, mis niñas dijeran: "A nosotras las que nos gustan son las "Bra" (otra marca de muñecas).

 

         Sólo mi nieto Álvaro demostró su entusiasmo por los juguetes

que le habían correspondido.

 

Comieron, jugaron, corrieron, se pelearon y con objeto de serenarlos un poco –al menos durante un rato-, saqué un viejo parchís que era de sus padres, y les puse a jugar a la oca. ¡Santo remedio! "De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente..."

Las Barbies, la game-boy, la Wii y otros sonoros entretenimientos de última generación quedaron aparcados, y todo su interés a partir de ese momento, consistió en no caer en la cárcel y evitar la calavera en la última recta. Yo pensaba: "Para este viaje no hacían falta tantas alforjas". Los niños, como niños que son, disfrutan con las cosas sencillas y son felices del modo más simple. Es el marketing que despliega esta sociedad consumista y el bombardeo de la publicidad al que les someten, lo que les incita a desear cosas complejas y costosas que luego no saben valorar. Igual que nos ocurre a los mayores.

 

         Bueno, el serial de las fiestas ha tocado a su fin. Mañana vuelta a la normalidad. Y antes de irme a la cama, y a pesar de mis buenos propósitos, voy a organizar mi casa, porque sin orden exterior no consigo el orden interior, y sin éste, no logro conciliar el sueño, y si no duermo, mañana no tendré las ideas claras y si ...

¡que latazo!

          

6-Enero-2009