domingo, 30 de enero de 2011

SIN TITULO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

Estoy ante esta página del ordenador, en blanco por supuesto, y además con un encabezamiento significativo: Sin Título.

Si eres aficionado a escribir, como somos muchos de nosotros, te habrá ocurrido en ocasiones que eres un erial. Las musas se han ido, como diría Serrat, a otro lugar.

Te planteas temas. No encuentras ninguno interesante.

 

Si crees que en un momento de inspiración, entre varias opciones encuentras una que puede ser explotada, te ves incapaz de hilvanar cuatro líneas medianamente admisibles y, tras su repaso, infumables y destinadas a desaparecer.

Yo, que suelo ser bastante mordaz en mis opiniones sobre mí mismo, cuando me encuentro en situaciones de este tipo, intentaría  descubrir si es que de pronto se me ha vaciado el cerebro (por supuesto que con otro tipo de lenguaje).

No te molestes en darte tregua. Dejar pendiente el escrito hasta mañana.

No aparecerá de pronto nadie que te ilumine y te ayude a verter sobre el blanco de tu página nada interesante o lo suficientemente atrayente para que compongas  un artículo digno de ser presentado como algo bello y culto.

He probado a hacer poesía. Acabo de leer unos sonetos de mi amiga Mayte, y me digo ¿por qué no puedo yo hacer algo parecido?

Sencillamente, no soy capaz de componer un soneto. Me pasa como a Lope cuando Violante le ordena hacer un soneto. Pero él, burla burlando, lo compuso. Yo no.

Hoy, día veinticuatro de diciembre, estoy recibiendo varias llamadas de felicitación especialmente de la familia, y yo también hago alguna que otra. Da para mucho esto de la Navidad.

Para escribir.

Cuántas historias, cuentos, se han escrito con ocasión de estas fiestas. Casi todas ñoñerías. Pero hay algunas otras que son verdaderas joyas.

Acabo de colgar en el blog un articulillo que me ha salido así, como sin querer, sobre el asunto este de las felicitaciones de navidad. Me ha salido agrio, pero es que en realidad eso mismo es lo que yo quería que fuera, aunque luego me ha parecido un poco vulgar. Qué le vamos a hacer…

Esta tarde, para compensar la falta de gimnasio de esta mañana, he ido a pasear por el paseo marítimo, unos doce kilómetros, y me ha dado por recordar mis cursos de Paleontología y los de Biología. Lo poco que puedo recordar de lo mucho que me enseñaron.

He estado recorriendo los 4600 millones de años de la tierra… La evolución de la vida, los miles de años que costaba conseguir algún tipo de avance, que ahora nos parece nimio y que significó un paso de gigante en nuestra evolución…

Los millones de años transcurridos desde la aparición de nuestros primeros antecesores (homo erectus) sobre 4 millones años, hasta el homo antecesor, un millón y medio de años atrás, y los 200.000 años de la aparición del homo sapiens, todo este tiempo, que se nos hace impensable en las dimensiones en que acostumbramos a medir el tiempo, supondría unos segundos en la distancia de existencia de la tierra considerada con la duración de un día.

Y de pronto, dándole vueltas a todo esto, recuerdo al Padre Ripalda, que dice en su Catecismo, cuyo estudio era obligatorio en las escuelas a las que asistíamos los de mi edad (y algunos posteriores también), que dios hizo al hombre de barro, le sopló y le infundió la vida, el habla y no sé cuántas cosas más… ¡santo dios!

Me viene a la cabeza de pronto, sin saber por qué, los dogmas de fe. Qué base tienen tales dogmas. Científica, ninguna. El jefe de la iglesia descubre, él o sus ayudantes, que hay tal asunto que merece la pena elevar a la categoría de Dogma. Y lo publica y desde ese momento, el que no lo crea, "Anatema sit".

Esta publicación se hace mediante un Concilio. Así en el de Nicea y posteriormente en el de Calcedonia, se acuerda que Dios es Uno y Trino.

Solo hay un dios y tres personas, que a su vez también son dios. Pero no es que haya tres dioses, sino que todos son uno. El padre, el hijo y el espíritu santo, todos son dios. Pero que si sigues mirando, verás que el que llaman el Padre, no lo es tal, sino que el que es realmente el padre es el espíritu santo, que es el que engendró (¿?), representado por una paloma. Y lo engendró de una mujer virgen. Un espíritu en forma de paloma…

Pio IX en su Bula Dogmática Innefabilis Deus declara de virginidad perpetua de María, madre de Jesús. Ella, según el catecismo  fue engendrada por el espíritu santo, como dije anteriormente representado por una paloma. Ella, dice el dogma, fue virgen ante, durante y después del parto. Si lo dice el dogma…

Pero, la concepción ¿cómo fue?

Después de tanto cavilar esta tarde por el paseo marítimo, decidí dejarlo ahí y no seguir escribiendo, que no quiero remover de sus cenizas a Torquemada

Y además, me queda por repasar la Teoría Cuántica.

 

 

lunes, 24 de enero de 2011

SILLONARIOS.

Tomás Morales Cañedo/Filósofo

 

Uno de los mandamientos de la ley de Dios, de los "prohibitivos", es el 2º: "No tomarás el nombre de Dios en vano", es decir no jurarás poniendo a Dios por testigo, pronunciando su nombre.

No se puede/no se debe decir: "Te juro por Dios que….", ni se puede/ni se debe decir: "me cago en…".

Esta prohibido usar el nombre de Dios (es pecado) porque, para los antiguos "el nombre refleja a lo nombrado", es como "el alma de la persona que se nombra".

Pronunciar el nombre de alguien era como apoderarse de su alma. De ahí que cuando (creo que era Moisés) le pregunta a Dios cómo quiere que lo llame, cuando tenga que dirigirse a Él, Éste le contesta: "el sin nombre", porque Dios es Infinito, mientras el nombre siempre limita.

 

Por eso llamarse "Irene" y ser terrorista, belicista, guerrera,… es contradictorio, porque "irene" significa "paz", o llamarse "Eugenio" y ser una mala persona, ser un "mal nacido", también es contradictorio, ya que "eu-genio" significa "bien nacido". Como llamarse "Ángel" y ser un demonio (que no es el caso de mi amigo Ángel, que hace honor a su nombre).

Por eso nadie debería llamarse "Atanasio", porque significa "inmortal", ni "Magdalena" si no ha nacido en Magdala.

 

Deberían/deberíamos ponernos los nombres una vez que se sepa cómo somos, que sería un reflejo de nuestra persona. Sabríamos a qué atenernos.

 

Igualmente ocurre con los nombres comunes; "zapatero" es el que hace zapatos, como "panadero" el que hace pan y "carnicero" el que vende carne.

"Conductor" es el que conduce, "escritor" el que escribe" y "viandante" el que anda por la vía pública, el que "callejea", que anda por la calle.

 

Pero, siguiendo esta regla (por otra parte, lógica), ¿se puede/se debe llamar "parlamentario" al que nunca parla, parlamenta, habla,…?, ¿Se puede/se debe llamar "senador" a una persona joven, y no "senior", viejo, mayor,….?.

 

Me he devanado los sesos, durante un buen rato, buscando un nombre para los "parlamentarios que no parlan" y para "los senadores jóvenes" y he encontrado, al fin, uno que les cae como el guante a la mano o el anillo al dedo: "sillonarios", porque ocupan un sillón.

 

Así que he recurrido, (como casi siempre hago) al Diccionario de la R.A.E, le pregunto por "sillonario" y me dice que: "no se ha encontrado una definición para "sillonario", y, añade: "quizás quiso decir "millonario".

Y me he acordado del chiste aquel que se decía de un cura de pueblo que, al pasear por la calle, los niños se le acercaban a besarle la mano al tiempo que le decían: "buenos días, Padre", a lo que el cura respondía, para sus adentros, "todos, todos,…no, pero casi, casi".

 

Pues eso digo yo de los "sillonarios": "millonarios, millonarios,… no, pero casi, casi"

 

(P.D. Hasta mi ordenador me corrige y, por su cuenta, pone "millonario", cuando yo quiero escribir "sillonario" (otra vez), y yo no le he dado orden alguna al ordenador, el sí que me da a mí dolores de cabeza, y no lo llamo "cabezón").

jueves, 13 de enero de 2011

ES DIFICIL SABER SITUARSE

Ángel Pulla Dijort/Málaga                                                                                   

4 de noviembre de 2010

 

No nací gitano no, / no quiero ser payo yo, / no tengo raza, ni credo, / ni  religión / especie por determinar / fuera de  catalogación/. Los hermanos Muñoz, José y David, Los Estopa cantan esta estrofa en una de sus canciones, que me da pie a este artículo.

Es difícil, muy difícil situarse uno donde realmente le corresponde. A veces es que no lo sabes. Otras veces es que eres incapaz de medirte.

No te conoces.

Efectivamente no eres gitano, ni payo, ni crees, ni te interesa, y además ni siquiera eres consciente de estas imprecisiones. Estás por determinar, fuera de catalogación. 

Me viene esta idea a cuento de las clases de informática, a las que estoy asistiendo en la UMA.

Más que por aprender, por recordar, y por la ocasión de que siempre descubres alguna cosilla medio olvidada que tenías por ahí, y que además la recibes como si fuera un arcano, que acabas de descubrir.

Precisamente al finalizar la clase de ayer viernes, comentaba con el profesor la situación de algunos alumnos, que no han medido bien sus fuerzas, o mejor dicho, sus conocimientos para matricularse en el segundo curso.

Son alumnos que, si dependiera de una inicial valoración, deberían asistir a la clase de Básico Cero. Sin más paños calientes que aplicar. Merman el tiempo hábil para el resto de los alumnos.

Es muy difícil saber situarse uno en el punto adecuado.

En otro punto desenfocado de las situaciones oportunas, me viene a la mente el asunto del artículo leído este fin de semana en una revista.

A raíz de las consideraciones del escritor Pérez Reverte sobre la despedida del ministro Moratinos y sus lágrimas en la despedida… Desde hace muchos años soy lector de Pérez Reverte.

Incluso aquí en mi blog le he dedicado a veces comentarios elogiosos a alguno de sus artículos. En este caso creo que el escritor no ha estado ajustadamente situado en sus apreciaciones.

No puede calificar de "ministro de mierda" a una persona porque se emociona al despedirse de sus colaboradores. Yo también sería un directivo de mierda, puesto que también se me saltaron las lágrimas cuando me despedí de mis compañeros de Valencia en mi traslado a Málaga.

Los sentimientos son inherentes a la persona, no al cargo. Independientemente de cómo haya sido su gestión ministerial. En mi opinión, el señor Pérez Reverte no ha sabido situarse en este caso.  

No es fácil aprender a situarse. No siempre acertamos. A veces nos pasamos y otras, no llegamos.

A mí me resulta más fiable ajustarme a la franja baja, un punto por debajo del que pudiera ser mi posible situación ideal. Dicen que eso es señal de conservadurismo. Los que me conocen saben que no es esa precisamente mi actitud en la vida. Simplemente opino que es menos traumático un desfase por bajo en cualquier tipo de proceso (laboral, formativo, etc.), que verse obligado a corregir por haber superado la barrera de la incompetencia en un exceso de valoración sobre mi futura situación.

Es desagradable constatar que has errado en tu elección del punto de situación. No es fácil su aceptación.  

Siempre resulta más fácil situar a otra persona en el punto donde le crees más idóneo. Sueles ser más acertado, o al menos eso es lo que representa tu pensamiento respecto al otro. Sí, no arrastras el inconveniente de la auto estimación.

Este es, creo yo, el principal inconveniente para encontrar el grado exacto de justicia para tus valoraciones sobre la situación óptima de otra persona, o tuya misma. Es tu punto de vista sobre ti mismo.

Nunca serás objetivo.

Imagínate corrigiendo  y calificando unos ejercicios, final de curso, titulación por medio, y uno de esos ejercicios es precisamente el tuyo.

Seguramente que elegirías ese como modelo para medir al resto.

Para ti sería el mejor. Señala todo lo que tú sabes sobre la materia. Luego es el ras, el nivel, el mejor.

Justamente eso es una desastrosa ubicación/situación tuya. No digamos de los demás.

Míralo desde el punto de vista del responsable de la preparación, adaptación y posterior revisión de las personas que han de trabajar en una empresa. Si has de ser tú el juez, y además has sido el instructor, jamás quedarás satisfecho – tranquilo, en paz – con el resultado que elijas. Siempre pensarás que has debido olvidar, dejar algo pendiente de enseñar.

Creerás que eres el responsable de aquellos que han sido desechados, más que del triunfo de los que lo han conseguido.

En ninguna de las situaciones hemos sabido ubicarnos donde debimos.

Es difícil saber situarse en el punto justo. Ni yo ahora mismo sé si lo estoy. Aunque creo que debo estarlo, al menos estoy en mi blog.   

miércoles, 5 de enero de 2011

¡UN AÑO MÁS Y SEGUIMOS VIVIENDO!

 

Mayte Tudea Busto

5-Enero-2011

     

Harto como estaba nuestro amigo Ángel de dar y recibir parabienes, de desear felicidad a aquellos que verdaderamente le interesan y a otros muchos que le traen al "pairo"; y de "comilonas", y de villancicos, y de ejercer el sacrosanto rito del consumo impuesto por la "prescripción facultativa" de la milenaria tradición navideña, pues eso, "jarto" como estaba, aunque no de vino, sin darse cuenta, de un modo solapado y algo lento, se ha, "nos hemos" plantado en el día cinco de Enero y ya sólo resta el de mañana, el de Reyes, que como él todavía no tiene nietos no le afecta demasiado, y ya le veo dando un profundo suspiro de satisfacción, y diciendo: ¡Se acabó el teatro! Mañana de nuevo a la rutinaria y prosaica vida normal, ¡bienvenida sea!

 

Esta algo irónica reflexión la he escuchado a través de todas estas fiestas en un noventa y cinco por ciento de las personas con las que me relaciono, y si son de mi propio sexo, hartas también de tanta compra, de tanto guisoteo, de ver la casa en ocasiones "patas arriba",  de los restos de comida que al final terminan en el cubo de la basura, hartas también de "recalentar" y de que lo que fuera un cordero jugoso se haya convertido en una "mojama" incomestible.

 

Bueno, pues mirándolo desde otro prisma, la satisfacción que ahora nos invade al regresar a lo cotidiano, tiene mucho que ver con el desasosiego que hemos padecido viviendo lo extraordinario.

Si la vida se desarrollara siempre en el mismo plano de normalidad, el aburrimiento nos devoraría, y terminaríamos pidiendo a gritos que nos ocurriera algo diferente, aunque ese algo no fuera demasiado bueno.

 

"En la variación está el gusto", reza el refrán popular y aunque los refranes suelen tener varias y antagónicas lecturas, creo que el ser humano sólo tiene capacidad de disfrutar en plenitud si ha sufrido con anterioridad.

 

La salud, como uno de los bienes supremos, adquiere toda su importancia bien cuando se ha perdido, o cuando se recupera. Mientras nuestro cuerpo funciona con normalidad no la valoramos en absoluto.

En el amor nos ocurre algo parecido. Tras el primer deslumbramiento, cuando ya hemos "digerido" el milagro de que otra persona te quiera de un modo total y entregado, lo aceptamos con naturalidad y creemos que va a continuar así para siempre; y si el ser amado nos deja de querer, o nos abandona es entonces cuando vemos con absoluta claridad la importancia que tenía en nuestras vidas y de qué  forma le necesitamos. Y esto mismo puede hacerse extensivo a un amigo, a la familia, a las personas a las que estamos vinculadas emocionalmente.

 

El dinero, quizá por ser un bien material, es más fácilmente controlable. Si se gasta y no se repone, termina acabándose. Y el trabajo, que para algunos puede resultar una tortura, de perderlo, lograría cambiar la perspectiva del que tan a disgusto lo ejerce.

 

Y esta crisis de la que tanto hablamos y que tanto nos preocupa - a veces no por nosotros mismos sino por lo que puede afectar a  nuestros hijos y a nuestros nietos-, nos parecería una situación envidiable de producirse un terremoto u otro cataclismo de la naturaleza.

 

Este momento es nuestro mejor momento. Como dice una amiga mía cuando nos reunimos: "Disfrutad chicas (es una forma de hablar) porque nunca vamos a ser más jóvenes ni más delgadas.

 

Yo en ese Fin de Año en el que no creo, no obstante he pedido dos deseos: aprender a valorar en profundidad todo lo bueno que tengo -que es  mucho-, como si mañana fuera a perderlo. Y que la rutina venga a veces salpicada de sorpresas –a ser posible gratas-, para que una  pizca de emoción haga que mi vida  siga estando "viva". Lo mismo les deseo.