miércoles, 20 de marzo de 2013



POESÍA Y PRAGMATISMO

Mayte Tudea Busto

 

 

 

Cristina había entrado en el local donde habitualmente realizaba las fotocopias cuando necesitaba un número importante de ellas, y en esa hora temprana aparecía prácticamente desierto.

 

Nuria, la chica que habitualmente atendía al público, siempre atenta y amable, estaba entretenida con la única persona, que aparte de ella misma,

se encontraba en el establecimiento.

 

Observó que era un señor bastante mayor, vestido de forma descuidada, y que  no cesaba de darle instrucciones.

 

-Por favor, le decía, cópiame el poema con esa letra tan bonita que tú sabes hacer, y repásamelo por si se me ha colado alguna falta de ortografía. Yo no he estudiado mucho y puede que alguna palabra esté mal escrita. Y si puedes retocarme algún verso que no suene demasiado bien, hazlo. Yo sólo soy un poeta aficionado, nada más.

 

Nuria sonreía con paciencia escuchando al cliente. Parecía ser muy habitual para ella atenderle y ponía en ello una dedicación especial, mientras pensaba que si tuviera más como él, le sería imposible hacerlo. Aquel anciano lograba conmoverla por su actitud hacia la poesía, poesía que no se consideraba capaz de valorar. Sus versos le parecían sencillos, pero llenos de pasión y de entusiasmo. Unos hablaban de amor, de la primavera, otros de la naturaleza y de las flores, y algunos, bastante tristes, trataban sobre la vejez.

 

En los ratos vacíos se los copiaba en un papel de doble grosor, empleando la letra gótica que al anciano entusiasmaba. Él le daba las gracias de una forma tan enternecedora que se sentía compensada y con el poema ya en la mano le pedía que le hiciera un número indeterminado de fotocopias, nunca inferior a cuarenta ni superior a cincuenta.

 

Entraron dos personas más en el establecimiento y la chica dirigió la mirada hacia Cristina mientras hablaba al abuelo:

 

-Esta señora ha publicado varios libros de poemas. ¿Por qué no le enseña los suyos y a lo mejor es tan amable que le hace las correcciones que necesitan?

 

Cristina disponía de tiempo libre aquella mañana y aceptó la sugerencia. Se sentaron ambos en una esquina del mostrador y al leerlos, comprobó que los versos eran técnicamente rudimentarios; sobraban o faltaban sílabas, no estaban bien acentuados, pero tenían cierta musicalidad y desde luego, mucho sentimiento.

 

Con agilidad fue corrigiendo sobre el papel todo lo que le pareció adecuado, tratando de que no perdieran su sentido original. Una vez hubo terminado se los entregó al anciano, que después de haberlos leído le comentó lleno de entusiasmo:

 

-¡Que maravilla! Eso, eso es lo que yo deseaba decir y usted ha encontrado las palabras que yo no he sido capaz. Gracias, muchas gracias. Le estaré siempre agradecido.

 

Sonriendo al verle tan satisfecho, Cristina fue escuchando sus elogios y agradecimientos hasta que abandonó el local.

 

Terminadas todas sus gestiones mañaneras, al pasar por la plaza principal de la ciudad observó un grupito de señoras que rodeaban a una persona y que impedían que ella pudiera verla.

 

Una de las señoras pasó por su lado con un folio en la mano mientras comentaba:

 

-¡Pobre anciano! ¡Vende sus poemas por un sólo euro! ¡Y encima, son preciosos!

 

Cristina, sorprendida, pensó: ¡Caramba con el vejete! ¡Que bien sabe enlazar poesía y marketing!

 

Nota: Esta historia, hilvanada como un relato, es absolutamente real.

 

 

martes, 12 de marzo de 2013



"NADIE ES MÁS QUE NADIE".

Tomás Morales Cañedo

 

 

¿Quién no ha oído o dicho este típico tópico?

 

Y es bifronte. Es Verdadero si….. pero es Falso si…..

 

En cuanto "personas" es verdad que todos somos igual de "personas". Varones y mujeres, cultos e incultos, blancos y negros, europeos y asiáticos,… "Nadie es más que nadie", porque todos somos igual de "personas". Somos "iguales", no "desiguales". De ahí que todas las personas tengamos los mismos "Derechos Naturales" al tener o pertenecer todos a la misma naturaleza, la "naturaleza humana".

 

Todos tenemos Derecho a la educación, a la sanidad, al trabajo, a una vivienda digna, a compartir nuestra vida con quien queramos, a viajar, a cambiar de nacionalidad,….

 

¡Qué bien lo expresó Machado: "Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre".

 

La naturaleza humana no sólo es "diferente" a las naturalezas de todos los demás seres del universo, es "superior".

 

Pero la naturaleza humana, que es una realidad, está presada de posibilidades que unos las despliegan y actualizan y otros no.

 

Pero ese tópico típico no es verdad en cuanto a "qué tipo de personas". La persona culta vale(¿) más que la inculta, la honrada más que la corrupta, la generosa más que la avara, la que ama más que la que odia,….

 

Hay cualidades positivas que algunas personas tienen y otras no, así que "algunos son más que otros".

Son los "Derechos Adquiridos", que todos pueden "adquirirlos" pero que algunos lo consiguen y otros no.

 

Cuando alguien afirma que "no quiere compararse con nadie" pudiera ser que fuera por no saber el criterio de comparación o que, simplemente, tema que, en la comparación, salga perdiendo.

 

¿Por qué van a ser "odiosas" todas las comparaciones?

Yo, cuando me comparo, me considero inferior en bondad a Vicente Ferrer y en inteligencia a J.A. Marina. Y siento envidia, pero "envidia sana". No es mi intención rebajarlos a ellos sino que, al detectar la distancia que de ellos me separa….

 

Temer la comparación es no querer aceptar la distancia, su superioridad y mi inferioridad.

 

Es salirse por los Cerros de Úbeda tanto quien afirma que "todas las comparaciones son odiosas", como quien afirma que "somos diferentes".

Es la cobarde estrategia de evitar salir malparado del contraste.

 

Quien afirma que "nadie es más que nadie" está negando la existencia de personas modélicas a las que imitar. Está afirmando que "nadie tiene que admirar a nadie". Y esto, sencillamente, es falso.

Está apostando por la "mediocridad" y negando la "excelencia".

 

"Admirar" a alguien modélico, superior, no es quedarse boquiabierto, fascinado, alelado, sin reaccionar,…sino al contrario.

Te invita, te incita, a la aspiración a seguir la senda del modelo y ponerse a su altura.

 

No se trata, tanto, de admitir la inferioridad como de ser consciente de nuestra potencialidad de poder llegar a coincidir con el modelo a imitar.

 

LAS PERSONAS SOMOS "IGUALES", NO "DESIGUALES" (en cuanto Personas), PERO "DISTINTAS", NO "IDÉNTICAS" (en cuanto "tales" personas).

domingo, 3 de marzo de 2013



AIRES DE TRANSICION

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Echando tiempo a mi exiguo espacio diario dedicado a curiosear por internet, de pronto me apeteció marcar "canciones de transición" para comprobar qué momentos tenían señalados como tal y si coincidían con los que yo recordaba como "aires de transición".

No es raro el encontrar hechos o dichos que vistos o comentados por dos personas distintas no son coincidentes - o más bien distan mucho - con las interpretaciones o sensaciones de una y otra persona. No parecen tratarse de la misma idea, de la misma cualidad, del mismo hecho.

En general, sí coincidió con mis recuerdos de aquellos años. La primera canción que salió fue "Libertad sin ira" de Jarcha. Sí, fue una de las primeras.

Lógicamente, estos jóvenes nacidos después del año 80 ni recuerdan, ni les suena de nada esta canción ni ninguna otra de las que nacieron alrededor del surgimiento de aquellos agradables sabores del nuevo sistema, nunca antes disfrutado por nosotros.

Para ellos todo esto es lo normal. Desde siempre se ha vivido así, has podido disfrutar de tu libertad, de tus derechos humanos, de tu inviolabilidad, de tu "vivir a tu aire" y hacer lo que te dé la gana, sin tener que rendir cuentas a nadie. Incluso de poder ser ateo, decirlo y pasar de todo lo referente a la religión.

Y cuando vas por la calle o estás en el parque o donde sea, con tu chica o con otra sin compromiso, y le besas y tocas y ..., lo que sea, es normal que nadie te llame la atención y que  a nadie le importe lo que hagas. Ahora, sí. A ellos no se les ocurre pensar que hace unos años, eso era - como mínimo - llamada de atención de la policía con revisión del DNI y con posibilidad de traslado a comisaría, con lo que ello levaba consigo.       

Estuve escuchando canciones de Luis Pastor, de Labordeta, de Paco Ibáñez, de L. E. Aute, etc.

Lo bueno que tiene esto es que todos ellos, aun después de pasada la transición, han seguido haciendo canciones que cualquiera de los que vivimos aquellos días, seguiríamos escuchando y firmando las posteriores porque siguen removiéndote como lo hicieron antes.

Ismael Serrano con su "Papa cuéntame otra vez", Labordeta con su "Canto a la libertad" que posteriormente quisieron promover como himno de Aragón, Aute con su "Al alba", Paco Ibáñez,  etc.

 

Pero es que además me salen los "Aguaviva",  la "Pequeña Compañía",  "Jarcha" y todos esos pequeños grupos que nos ofrecieron muchas de las canciones que nos ayudaron a musicar nuestras ilusiones.

Indudablemente no podemos olvidar a los grandes, a los que arriesgaron incluso su libertad por cantar a la libertad. Los Sabina, Serrat, Miguel Ríos, Ana Belén, Víctor Manuel, Carlos Cano. Que me perdonen todos aquellos que también lo hicieron y no los he nombrado. Ah, y mi amigo Manolo Guirado, por favor.

Quizá en estos tiempos, con estos ambientes de depresión económica, moral y de todo tipo, que ahora vivimos, sería deseable volver a recibir aquellas "sacudidas" que nos proporcionaban los cantautores con sus canciones "revolucionarias". 

No me extrañaría volver a escuchar a Paco Ibáñez o a Sabina o a cualquier otro, llamándonos a despertar porque aquello que creíamos haber conquistado, lo hemos vuelto a perder. ¿Hasta cuándo?