domingo, 6 de julio de 2008

PASAR DE LA POLÍTICA.

Tomás Morales Cañedo/Profesor de Filosofía

 

         Aquí hay un error fundamental.

        

         Suele decirse que la juventud es "pasota" y que, entre otras cosas, "pasa de la política".

         Pero yo, sin ser, ya, joven, declaro solemnemente, que también "paso de la política de los políticos".

        

         ¡Ah! ¿pero es que hay otros tipos de política?

 

         Es triste decirlo, pero una cosa es "la política" y otra muy distinta es "la política de los políticos".

 

         Nadie, ni yo ni tú, podemos "pasar" de la política real, de la política a mano, de la política diaria, de la política de la calle, de la política de andar por casa, de "la política del "polités".

         "Polis" significa "ciudad", yo soy un "polités" de mi "polis", soy un "ciudadano de mi ciudad". Si yo, como todos, tuvimos nuestro correspondiente "claustro materno" durante nueve meses, al abandonarlo, ingresamos en el nuevo "claustro social", "entorno ciudadano". Sin ellos no hay vida, ni individual, ni social. Si mi claustro social, si mi sociedad va mal, yo voy mal.

 

         "La política de la polis" no es "la política de los políticos", éstos no viven en una polis concreta, ellos viven en las nubes, no habitan en el reino del más acá, del aquí y del ahora, ellos viven en la ucronía y en la utopía, ellos habitan en el reino del más allá, en el Reino del Futuro, que puede ser peor que el Reino del Presente, y que, como estamos comprobando, está siendo peor que el Reino de tan sólo hace unos meses.

 

          Ellos, en su Reino, también tienen su Dios, se llama San Capital. Su religión es Santa Economía. Sus locales de culto, sus iglesias y catedrales, se llaman Parlamento y Senado. Sus Reglamento de funcionamiento se llaman Poder legislativo, Poder ejecutivo y Poder judicial, que deberían ser autónomos e independientes, pero que son heterónomos y viven amancebados. Su clase sacerdotal son Los Diputados y Senadores, que gozan de inmunidad parlamentaria (que alguien me explique por qué), como en otro tiempo (no sé si todavía) la tenían los curas, obispos,…y demás jerarquía eclesiástica. Sus fieles son los votantes que cada cuatro años se acercan, en vez de a tomar la hostia, a depositar el voto, en vez de al sagrario, a la urna.

 

         Ese Nuevo Reino al que nos quieren llevar los "políticos" es el que, a diario, vemos cómo  está degradándose, a pasos agigantados, a nivel ambiental, a nivel sanitario, a nivel alimenticio, a nivel económico, a nivel laboral, a nivel humano, a nivel mundial.

 

         Los curas te prometían (ya no sé si lo siguen haciendo) la vida eterna que, como nadie podía demostrar que no existía, al menos te quedaba la esperanza de que…

         Pero ¿las promesas de "los políticos"?. Los pisos, el IPC., el paro, los alimentos, la luz, la gasolina, el euríbor y las hipotecas, los salarios….

 

         ¡Dios!.

         Perdón,

         ¡"Políticos"!.

 

         Yo, como Epicuro, deserto de "la política de los políticos", yo, como Epicuro: "mi jardín, mis paseos, mis conversaciones, mis amigos, mis libros, mis reflexiones….".

        

         A ver si nos aclaramos.

         Tengo el Derecho legal a votar, a no votar, a votar en blanco, al voto nulo, a abstenerme.

         Tengo el deber moral de hacerlo, pero mi conciencia es la que condiciona mi voto. "De internis, neque ecclesia", cuanto menos cualquier hombre.

         Nadie tiene el Deber legal de obligarme a hacerlo, a no hacerlo, a hacerlo así o "asao".

 

         Dice un filósofo estadounidense (aunque mucha gente no lo crea, en Estados Unidos hay muchos y buenos filósofos): "La LIBERTAD corre el peligro de degenerar en arbitrariedad a no ser que se viva con RESPONSABILIDAD. Por eso yo recomiendo que la ESTATUA DE LA LIBERTAD, en la Costa Este, se complemente con la ESTATUA DE LA RESPONSABILIDAD, en la Costa Oeste".

 

         ¡"Demasié pal body lo del gringo!"  -ha dicho el portero de mi bloque.

        

         AMÉN.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A pesar de que te gusten las aficiones de Epicuro, yo también me apunto a ellas, yo te agradecería, y como yo muchos, que no desertaras de luchar con tus armas y tus votos por conseguir que esas gentes, que no merecen lo que representan, salgan de sus puestos y los ocupen aquellos, que, a juicio de cada cual, se lo merezcan.