DEL AMOR Y SUS CONTRADICCIONES.
Mayte Tudea
Pretender definir este sentimiento y las contradicciones que encierra, es tarea harto difícil. Intentaré enfrentarme a ella con el mejor ánimo, confiando en que las ideas que a veces surgen de un modo espontáneo, fluyan ágilmente y aporten algo al tema.
Entiendo que el amor es la columna vertebral de nuestras vidas, sobre la que se sustenta el edificio de lo que somos; que nos marca, y nos permite desarrollarnos como personas de un modo más íntegro, más completo. Aquél ser humano que nunca haya amado es como un mariposa sin alas, como un atardecer sin ocaso, como un amanecer sin rocío.
Es cierto que no siempre el amor es satisfactorio, que en ocasiones produce dolor, desengaño y frustración. Pero no me cabe duda, que no hay nada comparable a las emociones que se experimentan cuando uno se enamora. Que la sensación de euforia y de abatimiento; de placidez y de inquietud; de fortaleza y de inseguridad; de entrega y de resistencia; de plenitud y de vacío; de lucidez y de enajenamiento; de confianza y de recelo; de generosidad y de egoísmo, todas estas contradicciones y algunas más, se hallan motivadas por la pulsión amorosa que se produce en los primeros estadios del enamoramiento. Y además, nadie se siente más hermoso que cuando le miran con los ojos del amor.
Y como si hubiéramos descendido a través de la tumultuosa corriente, al llegar a un remanso del río el sentimiento se aquieta y lo que pierde en impetuosidad, lo gana en serenidad.
A partir de ese momento, en la voluntad de los que aman se encuentra la clave para limar las asperezas de las contradicciones, y que la confianza, la fortaleza, la lucidez, la entrega y la generosidad, se impongan a sus contrarios. Que cada uno mantenga y mejore su propia identidad, para así poder enriquecer la común formada por la pareja. Misión difícil, pero no imposible.
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