lunes, 19 de mayo de 2008

SI HABLAMOS DE MAYORES…

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Rara vez, estando en activo, se te ocurre imaginar cómo se desarrollará tu vida después…, cuando seas mayor… Cuando te hablan de "previsión para la jubilación", te suena muy lejos, a algo que a ti no te va. Recuerdo que hasta los cuarenta y muchos años no firmé un Plan de Jubilación, sin embargo siempre he recomendado que se empiece a planificar al iniciar la vida laboral.

Realmente eres consciente de este paso – de maduro a mayor – cuando acabas tu relación laboral. Entonces es cuando te das cuenta de que has pasado un trámite, no solo administrativo, sino vital. Ya pasas al estatus de "mayor", es mucho peor cuando pasas al de "viejo".

El paso que marca definitivamente la pertenencia al grupo de los mayores es el de la jubilación, aunque no necesariamente, porque es fácil encontrarte con personas de cuarenta y tantos años, que, por encontrarse en situación de paro laboral, ellos mismos se recluyen en este ámbito de mayores. Las empresas los consideren así para despedirlos, las mismas empresas los vuelven a considerar mayores para contratarlos, y en definitiva en su estructura mental están convencidos de que su posibilidad de reinserción laboral se ha acabado y deben acomodarse a su nueva situación de personas mayores sin posibilidad de mejor aprovechamiento…

Este es el mayor peligro para la salud mental y equilibrio psicológico del individuo.

Se acepta con relativa normalidad el hecho de la jubilación, como una dejación de derechos y deberes, y un cese en la actividad laboral. Es muy peligroso confundir a qué esferas afecta este cese. Jamás puedes desistir de tus actividades intelectuales, de tus hobbies, de cualquier otro tipo de actividad que no sea la "laboral". Hay un tiempo precioso para leer, para escribir, para viajar, para…

Es muy difícil levantarte un día y encontrarte con que aquello para lo que ayer pedías que el día tuviera treinta horas, hoy es un sinsentido. Menos mal que la naturaleza es sabia y no te ha concedido tus deseos, te ha dejado el día con veinticuatro horas. ¿Te imaginas que hubiera accedido y le hubiera alargado seis horas al día? ¿Qué ibas a hacer ahora algunos días con seis horas de más? Sí, hay veces en que te vendría muy bien que fuera un poco más largo, pero creo que es mejor no removerlo, dejarlo como está, es más aprovechable el tiempo cuando te ves obligado a aprovecharlo, porque se acaba…

Todos debemos ajustar nuestros planteamientos a nuestro estatus, sin mantener pretensiones extrañas, ni intentar alterar los ritmos vitales a que todo ser viviente está sometido.

Y a cada situación de la vida le corresponde una vivencia, un estilo, un ritmo y unos esquemas, que independientemente de tu formación, costumbres, ideas y entorno, se admite en sus aspectos generales como ideal para el mejor desarrollo mental y físico de la persona.

Los nombres que se le asignen a estas situaciones son carentes de importancia, cualquier forma de designarlos podría ser válida, siempre que sea avalada por la costumbre. Se ha admitido lo de "mayores", "viejos", "tercera edad", "ancianos"… Cualquiera puede ser válido, depende del sentido y del "sonido". 

Ahora puedes asistir a clase en la universidad, tranquilo, sin estrés, sin sobresalientes ni suspensos… Tu currículo ya está cubierto y entregado. No habrá más ascensos, ni premios, ni nada… Laboralmente ya estás amortizado, ¡pero el gusto que le sacas a esas clases, donde libremente le discutes al profesor tus enfoques, pides aclaraciones, expones tranquilamente tus puntos de vista…! no van a influir en tu valoración…

Y además, la gente joven que te ven se asombran de que a tu edad tengas ganas de meterte allí, de donde ellos están deseando salir…

Lo da la edad…      

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