lunes, 12 de mayo de 2008

LA PARADOJA CUÁNTICA

 

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Después de ver el comportamiento de las magnitudes subatómicas y conocer la vida y milagros de los fotones, electrones y demás elementos vistos en la teoría cuántica, no puedo volver a dudar de algunos de los dogmas religiosos, por ejemplo, el de la santísima trinidad.

 

Estos son verdaderos actos de fe. Los salva su confirmación empírica.

 

Hace unos días, después de ver con Von Neuman "el colapso de la función de onda", el problema de la interpretación  de "Fi", la interpretación de Copenhague y un poco de la paradoja del gato de Schrödinger…

 

(Porque no me digan que la "superposición de estados" del gato de Schrödinger no tiene misterio…)

 

Como digo, después de ver todos estos problemas, no me quedó más remedio que decirle al profesor (antes se lo dije a mi compañero Tomás), que aquí se impone un "acto de fe", y después renunciar al agnosticismo y creer a pié juntillas todos los misterios que nos quieran presentar todas las religiones.

 

Claro, mi compañero Tomás tiene ventaja para este asunto. Como él es filósofo, está más acostumbrado que yo a buscar y entender todos estos revoltijos que lleva consigo la mente para ir descerrajando poco a poco las ideas que se le puedan ocurrir a cualquiera de estos físico-filosófico-cuántico, que a veces parece que disfrutan haciéndote dudar hasta de que tu eres tu y estás aquí.  

 

Pero, claro, esto viene desde que empiezas a estudiar el comportamiento  de las partículas.

¿Hay alguien que, sinceramente, sea capaz de entender sin ningún acto de fe, el "experimento de la doble rendija"?

 

Con ese patrón de interferencias, esos fotones o electrones comportándose como ondas, ese colapso de la función de onda… 

 

A mí eso me excede. No soy capaz de entender que una partícula, lanzada sobre una pantalla, por medio de dos rendijas, sea capaz de distinguir por cual de ellas la estoy vigilando… ¡y me burle y se vaya por la otra no vigilada!

 

¿Recordáis aquella regla que decía que el orden de los factores no altera el producto…?

 

Pues olvidadlo. En la mecánica de matrices de los profesores Heisenberg, Born y Jordan el orden en que se realicen las medidas puede cambiar el resultado. Eso es porque cada magnitud observable es representada por una matriz, cuyo producto no es conmutativo.

 

Me consoló de mi desasosiego cuántico, un artículo que leí en El País escrito por Juan José Millás, en el que hablaba de las paradojas cuánticas, donde decía que el mundo subatómico es algo así como una paradoja sin fin. Me dije, hombre, si alguien como Millás, a quien yo considero un tío inteligente y bien preparado, lo ve así, con mayor motivo debo encontrarlo yo paradójico. Al menos quiero tenerlo como un pequeño consuelo para mí

 

Es lógico este asombro que nos causa el estudio de la teoría cuántica, basada en conceptos como incertidumbre, indeterminación…

 

Estamos hablando de probabilidades, de la distribución de probabilidades, de probabilidades medibles u observables. Si mides la posición, no puedes medir el movimiento, y viceversa…

 

De cualquier forma, cuando ves que esos monstruos de la ciencia como Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Von Neuman, Bohr, etc. han mantenido durante años sus controversias sobre la interpretación de sus teorías desarrolladas. Cuando ves la interpretación de Copenhague, o la paradoja de EPR  (Einstein, Podolsky y Rosen), la negativa de Einstein a admitir las consecuencias del entrelazamiento cuántico…

 

Después de acercarme tímida y cautelosamente a este enorme cúmulo de ciencia, no me queda más remedio que admitir que estoy ante la teoría científica que más datos ha aportado sobre el mundo subatómico.

  

Así comprendo que no debe extrañarme la insistente obsesión de mi amigo Rodrigo por los fotones. Si casi que la estoy sintiendo yo por los electrones…

 

El curso pasado suponía un tremendo esfuerzo seguir el ritmo del profesor Paul Palmqvic en Paleontología, pero aquello era cuestión de atención y estudio…, y preguntar y volver a estudiar. Por lo demás estaba claro. Si se encuentra un resto y sus estudios nos dan como resultado que corresponden a un homínido, con la mandíbula carente de mentón, ya sabemos que no se trata de un  cromañón, sino un neandertal. Después investigaremos si era homo erectus u homo ergaster, o lo que fuera…

 

Pero en la Teoría Cuántica… Ya no se trata de estudiar o investigar. Aquí o eres sabio… o a creer con fe ciega, o a preguntar, preguntar y volver a preguntar hasta que el profesor se canse y diga: ¡ESTO ES UN MISTERIO!    

 

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