sábado, 25 de diciembre de 2010

¡QUE PESADEZ DE FELICITACIONES…!

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Estoy hasta los "güevos" de las fiestas, la navidad, las felicitaciones, los SMS, las llamadas, las comilonas, los…, las…

De la navidad porque ¿qué celebramos?

Según unos, la fiesta pagana del solsticio de invierno. Según otros, el nacimiento de Jesús de Nazaret, creador del movimiento que dio lugar al nacimiento de la religión cristiana.

Desde luego, en España es esta segunda postura es la que se celebra. El nacimiento del niño Jesús. ¡Qué dulce! Pues bien, es falso. Jesús de Nazaret no nació el día 24 de diciembre, ni siquiera nació en diciembre, sino  en los actuales meses de marzo y julio. Tampoco es cierto que naciera el año que se le asigna, sino cinco años antes, aunque eso ahora es lo de menos.

Lo celebramos el día de hoy porque a la iglesia católica, a quien por supuesto le interesa aprovechar todos los acontecimientos laicos antiguos celebrados por otras culturas o religiones, aprovecha para colocar sus aniversarios, con o sin fundamento, en esos días que ya eran señalados por el pueblo, con distintos motivos. Y ahora, con un marketing sin igual, y ayudado por el interés de las grandes empresas comerciales, con mucho más ruido, luces, cánticos, villancicos, regalos, etc, etc.

Por eso mismo, estoy hasta los "güevos" de que desde hace un mes se me martillee con canciones ñoñas y repetitivas. Se me lleve al huerto con luces por doquier, y con anuncios de "obligado cumplimiento" de compras de dulces, mariscos, corderos, vestidos de fiesta, bebidas para la ocasión…

Si hay que celebrar, celebremos pero cada uno cuando quiera. ¿por qué no puedo celebrar yo la festividad del nacimiento el día 2 de diciembre, que es el aniversario en que yo ennovié con la que hoy es mi compañera, amiga, amante, colega y además madre de mis hijas? Sería mucho más razonable. O el 4 de noviembre, día en que empecé seriamente a fraguarme mi porvenir profesional, iniciándome en la empresa donde he desarrollado toda mi vida profesional. Sería mucho más interesante.

O cualquier otro día que a mí me apetezca, y que además señale un día cierto, con un hecho real y comprobable, no una invención.

Estoy harto de tener que pasarme toda una tarde, una noche y una mañana, enviando mensajes sin parar a amigos, conocidos, e incluso gente a la que me importa un comino que estén bien, mal o regular, pero que por mor del día en que estamos, debo desearle mucha felicidad… ¡que les den…!

Y llamadas, y brindis, y comidas de amigos, de colegas, de compañeros, regalos de amigos, unos invisibles, otros inservibles, otros infumables, y otros… realmente amigos, pero que a estos los tienes todos los días del año contigo.

Estoy aburrido, harto y hasta los "güevos" de tanta idiotez. Y si hay que buscar un día y un motivo, busquémoslo, pero cada uno el que quiera, sin fecha, sin obligaciones. Y si alguien te pregunta qué es lo que celebras con ese día de fiesta, con comilona, regalos, SMS, y demás, sencillamente poder decirle: celebro mi nacimiento, o mi defunción, o mi aniversario del día que no hice nada. Sencillamente, celebro lo que me sale del alma. Sin más. Y sin mentiras, coño.

De cualquier forma y para no molestar a nadie, perdone quien no lo entienda así, y a todos os deseo de corazón que seais muy felices, tengáis mucha suerte y muchos regalos, y sobre todo… que os tomeis una buena copa de buen vino a mi salud, así como yo os lo deseo con una copa de un vino de acabo de empezar, un Pago de Carraovejas que está… ¡de p. madre!

Felicidades.      

       

sábado, 18 de diciembre de 2010

LA RAZÓN Y LAS RAZONES.

Tomás Morales Cañedo

 

Cuando alguien, gritando y dando un  porrazo sobre la mesa, exclama: "tengo TODA LA RAZÓN DEL MUNDO", hay que apartarse y, aunque sea disimuladamente, salir de su vista, porque uno está ante un "dogmático" y éste, siempre, es peligroso.

 

La Razón es un instrumento cognoscitivo que el hombre, a lo largo del tiempo, y con el método de ensayo-error, hemos ido adquiriendo.

La Razón, subjetiva, sólo intenta que el hombre salga bien parado de la situación embarazosa en que se encuentra y, para ello, para salir con éxito, lo que tiene que saber es conocer "las razones" de las cosas, para huir de ellas, si las considera perjudiciales, para aprovecharse de ellas, si las ve beneficiosas.

 

La Razón busca "las razones" de las cosas. A eso se le denomina "conocimiento".

"Conocer" es saber los "porqués". Los porqués de por qué las cosas son como son y se comportan como se comportan y los porqués de por qué uno es como es y obra como obra.

 

El conocimiento perfecto es aquel que "dice, exactamente, lo que hay", la coincidencia entre lo que uno dice que hay y lo que, en realidad, hay.

 

Pero ni las cosas se dejan apresar fácilmente, porque tras lo patente que muestran está lo latente, que hay, ni la Razón humana es lo suficientemente perfecta como para llegar a ello.

 

Cuando alguien, pues, dogmatiza que tiene "la razón" proclama estar en posesión de la verdad.

Pero la verdad siempre es esquiva. Uno puede acercarse más o menos a ella, pero nunca coincidir con ella, ésta nunca se deja apresar.

El dogmático es un convencido de su superioridad respecto a los demás.

 

Si fuéramos coherentes deberíamos decir que "tenemos razones" (y no que "tenemos La Razón"), porque estamos más cerca de la verdad.

 

Cuando alguien afirma "tener razón", en realidad está diciendo que "sus razones son más acordes con la realidad".

"Tener razón" significa que, en la balanza, "sus razones" pesan más que las de su adversario. Por eso el conocimiento es una pelea. Uno arroja "sus razones" a la arena para que se defiendan de las "razones" de los otros. ¡Y a ver quién tiene "más razón"! (no "La Razón").

 

En el conocimiento, y para conocer, son necesarios tanto el diálogo como la contrastación.

Cualquier "vencido" por las "razones" del adversario, se apunta a la victoria y hace suyas las "razones" del otro.

Ser conscientes del error es un acierto.

 

Y lo bueno que tiene la verdad es que es difusiva e inagotable. Puede estar en 20 sujetos o en 20.000, sin que ella se vea afectada.

 

"Tener razón" es estar un paso más cerca de la meta de la verdad que los demás y es, además, una invitación a seguir la senda y ponerse codo con codo con el que va primero.

Ambos salen ganando, el que inició el ascenso, que será reconocido su mérito, haber sido el primero, y el que siguió la senda segura del que iba primero.

 

Pero cuando uno dice que "su senda es la única senda que existe" y que el que quiera seguirla que pague el royalty, está desnaturalizando la verdad, que es una utopía y una ucronía, que es el horizonte que te invita a caminar, sabiendo que, nunca, el horizonte va a estar preso del que lo mira.

 

A mí me interesa conocer "tus razones", para contrastarlas con las mías y poder enriquecerme. Esto es "filosofar", no "aprender filosofía", que sería conocer lo que los antiguos dijeron.

 

La filosofía tiene que ser vital o no es.

 

Esa es "mi filosofía".

jueves, 9 de diciembre de 2010

VADE RETRO, MR. ALZHEIMER

Mayte Tudea Busto

Como bien escribe mi amigo Ángel, yo también temo al alemán. Tengo tanto miedo a que esta mente hasta ahora tremendamente hiperactiva que elucubra, reflexiona, se plantea preguntas, encuentra a las mismas distintas respuestas y es capaz aún de imaginar mil y una posibilidades, de elaborar un montón de proyectos, e incluso de soñar, ¡sí, sí de soñar!, termine por quedar varada en una fantasmal playa, sin rocas, sin arena, e incluso sin mar; en un limbo volátil donde mis neuronas se disuelvan y pasen a formar de nuevo parte de la nada en la que empezaron a ser, repito, ¡tengo tanto miedo! que trato de que estén en continuo movimiento, que trabajen a veces por encima de sus capacidades, siempre con la oculta esperanza de que la actividad las siga manteniendo flexibles y resistentes y estén vivas hasta el último momento de mi existencia.

Compartí clases de Literatura con una persona alegre, comunicativa, llena de sentido del humor, de rostro risueño de agradables facciones, donde la sonrisa tierna y cómplice que siempre me dirigía, hacía que me sintiera reconocida y estimada. Mi compañera se llamaba, se llama, Isabel.

Era -supongo que sigue siendo- dueña de un ingenio especial que reflejaba en todos sus escritos, y en poemas donde la inteligencia se aunaba con el humor y conseguía arrancar a los que los escuchábamos una risa abierta y complaciente, que alegraba y caldeaba aquel taller de Creación Literaria en el que trabajábamos y aprendíamos disfrutando bajo la batuta del profesor Redoli.

Ella aseguraba que la inspiración para escribir le venía en la cocina, mientras guisaba, y siempre tenía al lado un bloc en el que tomaba notas de cuanto se le ocurría y que posteriormente utilizaba para terminar de componer y rematar lo que su talento le dictaba. Cuando nos lo contaba, me venía a la mente la frase de Santa Teresa, aquella de que "Dios también está entre los pucheros".

Soportaba con un valor y una resistencia digna de todo encomio, un problema familiar muy duro y difícil de sobrellevar, pero como lo hacía aparecer sencillo y tolerable, nunca creímos que aquello podía minar su fortaleza.

Y un mal día, la terrible compañera de Mr. Alzheimer, la Sra. Depresión Profunda, se encargó de sacarnos de nuestro error. Perdimos la posibilidad de disfrutar de su presencia física, tan viva y expresiva, y hasta de su voz, ni tan siquiera a través del hilo telefónico. Se ha apartado del mundo real y no permite que nadie se acerque al "bunker" oscuro y hostil en el que se ha encerrado.

Es lamentable desear prestar ayuda, tratar de rescatar de un profundo pozo a quien no desea salir, y no permite ser auxiliada.

¡Te echamos tanto de menos, Isabel!

Si al temible alemán llamado Alzheimer trato de mantenerlo alejado a base de que la mente funcione a pleno rendimiento –aunque lo que produzca no vaya a quedar jamás inscrito en los anales filosóficos ni literarios-, a la perversa anuladora de la voluntad de vivir –léase Depresión-, la cortocircuito llevando a cabo actividades que me gustan, proyectos que me ilusionan, rodeándome de amigos a los que quiero y que me quieren, y sobre todo sintiéndome parte de una familia que me hace sentir orgullosa, y que está detrás de mí como una sombra protectora que sólo se hace visible cuando la necesito.

Todas estas cosas importantes y otras mucho más pequeñas, pero también de gran valor, como ver brillar el sol, observar cómo rompen las olas, mirar la lluvia caer sobre los campos o incluso en las aceras, escuchar la música que a uno le gusta, disfrutar la lectura de un buen libro, compartir una agradable conversación, son las que mantienen viva la vida que hay en cada uno de nosotros y que es nuestra obligación preservar y defender mientras permanezcamos en este mundo.

Y por romper un poco con tantas "sesudas" reflexiones y para que se hagan una ligera idea de cómo era Isabel, mi amiga, de la que les he hablado, aquí tienen una pequeña muestra de lo que escribía:

NICANORA

En tus ojos Nicanora,

tienes la luz de la aurora.

Tienes un cuerpo de diosa,

tienes carita de rosa,

tienes andares bonitos,

tienes los pies chiquititos,

tienes piel de terciopelo,

tienes el sol en el pelo,

tienes sonrisa de ángel

y boquita de coral...

pero tienes un "malange"

que no se puede aguantá.

¡Ohú!

Ya me salió el andalú.

lunes, 29 de noviembre de 2010

CUANDO AVISA EL "ALEMÁN"…

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

No sé si alguna vez he tenido una memoria mejor que la que tengo ahora.

 

Siempre que tenía ocasión, escribía y también hablaba con mi familia, mis tres hijos, mi esposa y mis suegros. 

 

Especialmente me gustaba hablar con mi amigo Ricardo. Igual que yo somos nacidos en Valencia. Yo en la zona de Jesús, cerca del mercado. El en la de Ruzafa. Siempre ha vivido allí.

 

No hago más que darle vueltas en mi cabeza a la última conversación que tuve con Ricardo hace unos días. Me afectó demasiado. Pero no sé exactamente si fue por mi parte o por la suya. No tengo claro cual de los dos merece más atención, dónde está el problema. No lo veo claro.

 

El recordaba perfectamente cosas de cuando éramos niños, íbamos a la escuela – yo no recuerdo haber ido nunca con Ricardo a la escuela, sí haber ido al instituto y después a la universidad -. Me queda la duda de la escuela.

 

Frecuentemente acudíamos al Mestalla. A ver partidos del Valencia. Casi todos los domingos sacábamos nuestra entrada para el partido.

 

Sin embargo no recuerda que hace un año estuvimos tres o cuatro domingos a verlo. No lo recuerda. Y además me garantiza que él no ha ido conmigo al campo desde antes de bajar el Valencia a segunda

 

 ¿Alguna vez ha estado el Valencia en segunda?

 

Tengo que ver esto en Internet. A mi no me suena, pero como él lo dice tan seguro… 

 

Mira que yo tampoco recuerdo claramente, según él me asegura, que hace un mes estuviéramos en El Saler, con mis suegros, tomando el sol y unas cervezas en la playa. Yo creo que hace muchos meses que no veo a mis suegros… Incluso creo que ya murieron…

 

Tengo que hablar con mi mujer de esto. Porque este Ricardo va a terminar por volverme loco a mí, con sus manías tan raras, recuerdos de cosas que no han sucedido…

 

 

Además, es muy llamativo el nuevo tic que tiene ahora Ricardo. Yo no lo había visto nunca. Mueve mucho las manos y a veces también la cabeza. Como si temblara… Me preocupa.

 

Le comento cómo vestía cuando llegaban la Fallas, a la hora de llegar al trabajo. Él vestía de huertano y venía a la oficina con su vestimenta, como si se tratara de un traje cualquiera. Tan arreglado. A mí me llamaba mucho la atención. Como yo nunca he ido vestido de fallero…

 

Me preocupa su obsesión por llevarme la contraria en todo. Ahora resulta que me dice, con su voz esa tan rara que tiene ahora, temblorosa, como si tuviera miedo, y ese temblorcillo que tiene en las manos y en la cabeza. Pues, como decía, me quiere convencer ahora de que yo era de la comisión fallera de la falla de Jesús, y que todos los años hemos salido, con nuestros vestidos de huertanos, y nuestras mujeres de falleras, a la ofrenda a la Virgen. Pero, ¿cómo voy a salir de ofrendas a la virgen si yo soy agnóstico?

 

Bueno, me asegura que yo he ido muchos años así vestido a la oficina… Me preocupa mucho Ricardo. Yo creo que me confunde con otro.

 

Pero, bueno, es que hasta dudo si yo he sido alguna vez amigo de Ricardo. Porque la verdad es que no recuerdo exactamente cómo y dónde conocí yo a Ricardo. Sí se que coincidimos algún tiempo trabajando, pero…

 

Tampoco lo recuerdo con esos movimientos tan raros que tiene. Yo nunca lo había visto así.

 

Y por más vueltas que le doy a la cabeza, no consigo recordar cómo se apellida. Nunca me ha dicho cómo es su apellido. Tengo que preguntárselo cuando lo vea.

 

Aunque nos pasará igual que la última vez que lo vi… ¿Cuándo fue…? Bueno, cuando fuera. Empezamos a recordar aquella alineación del Valencia, de cuando ganó la liga que todavía estábamos solteros… No había forma de recordar más de tres o cuatro jugadores… Claro, hace tantos años, y Ricardo tiene esa mala cabeza, que no somos capaces de rehacer la alineación.

 

Creo que debo recomendarle seriamente a Ricardo que vaya a visitar a un médico para que le vea lo de la cabeza.

 

Ayer cuando estuve con Ricardo me di cuenta de que se mueve mucho, y como si tuviera un tic o un ritmo, no sé. Se mueve demasiado y eso no es bueno.

 

La próxima vez que lo vea tengo que recomendarle que visite a un médico. ¡Ah! y también que vigile lo de su cabeza. No la tiene bien.

 

Ayer me contó una historia que solo se le puede ocurrir a él. Dice que yo le parezco a D. Dámaso Alonso, que encontró a su mejor amigo y le dijo: No sé quién eres, pero sé que te quiero mucho.

 

¡Qué cosas tiene Ricardo…! Aunque no consigo recordar el apellido…

 

 

P.D.

Ricardo Bellver había muerto hacía seis años. Padeció de alzhéimer durante los últimos años de su vida. También padeció la enfermedad de Parkinson.

El relatante, amigo de Ricardo, sus suegros hacía varios años que habían muerto. Ella dieciséis y él diez.

Sus tres hijos no existieron. Tuvo una hija. A sus nietos no pudo incorporarlos a sus recuerdos.

Su perrita Luna, cuyo nombre no recordaba, lo esperaba acurrucada a sus pies, esperando simplemente una caricia…

Es solamente la cercanía del "alemán" ese, llamado alzhéimer, que tantas vidas ha destrozado…

 

jueves, 25 de noviembre de 2010

Me he permitido la licencia de sacar del blog de mi amigo Andrés Tello "Perchelero" este escrito que en él se publica y que ha enviado para "que rule", el Profesor Juan José Ruiz de la Universidad de Córdoba.
Quiero   colaborar a que el que lo lea conozca que hay otra gente, además de la que conoce "el Puigcercó", porque aunque yo no soy andaluz TAMBIEN ESTOY HARTO. 
Angel Pulla
 
A ver qué os parece esto. Yo se lo dedicaría a los muchos "Puigcercós" que andan por suelto por ahí.
 

 ANDALUCES

·        Estoy harto. Tan harto que ya no sé si decirlo, escribirlo, gritarlo, o ponerlo con hache intercalada.

·        Harto de que a los andaluces se nos etiquete de vagos, sin criterio, apesebrados, subsidiados o incultos.

·        Harto de que se nos asocie únicamente con el flamenco, la juerga, los toros y el vino.

·        Harto de Loperas y musho-beti, de cuentachistes, de famosillos de tercera división, de Malayas,  y Faletes.

·        Harto de ver en las series de televisión los papeles de criada analfabeta o tontito con acento andaluz (¿y ningún presentador de informativo con nuestro acento?).

·        Harto de ver programas de zapping con el patético programa de Juan y Medio mofándose de nuestros ancianos en busca de pareja, dando la imagen de personajes grotescos.

·        Harto de nuestra imagen de sociedad subsidiada, cateta y sin criterio. Cansado de que se menosprecie nuestro acento.

·        Harto de ver andaluces que únicamente triunfan en el programa de Patricia, Gran Hermano y similares.

·        Harto de Jesulín, de Pozi, de Pantojas y Jurados. Harto del risitas y el peíto, de Romerías del Rocío y Feria de Abril.

·        Harto de la duquesa de Alba (a la que hicieron hija predilecta de esta tierra, tócate los pirindolos) de su hija, de sus hijos, de su yerno y sus trajes de flamenca.

·        Harto de toreros que se lían con fulanas, del botijo y la pandereta.

·        Harto, cansado, hastiado, aburrido me tienen.

·        Ojalá alguna vez los medios se acuerden de los millones de andaluces que se levantan cada mañana para levantar esto, o de nuestros padres y abuelos que emigraron hace décadas a Suiza, Cataluña y País Vasco para trabajar donde nadie quería.

·        Ojalá quien habla de nuestra incultura se acuerde de Séneca, Maimónides, Averroes, Góngora, Bécquer, Alexandre, Lorca, Juan Ramón Jiménez, Machado, Falla, Zambrano, Picasso, Velázquez, Murillo, Alberti, Carlos Cano, Gala, Luis Rojas Marcos, Sabina…

Ojalá se acuerden de que hablamos con acento andaluz abogados, marineros, médicos, albañiles, arquitectos, investigadores de alto nivel, camareros, taxistas, prostitutas, jueces, enfermeras, empresarios, policías, obreros, agricultores; se acuerden de millones de personas que se parten los cuernos cada día, desde Palos hasta el Cabo de Gata, millones de andaluces que siguen haciendo Andalucía más allá de Despeñaperros…

Ojalá este post lo leyera mucha, mucha gente. Ojalá diera la vuelta al mundo, aunque me temo que se quedará perdido en el inmenso océano de internet.

También podría suceder que este post se expandiera por la red, que los andaluces lo enlazaran a través de facebook, tuenti o twitter, que se difundiera por email y llegara todos los rincones del mundo, eso ya lo dejo en tus manos.

 

 

Un abrazo.

 

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Prof. Juan José Ruiz Departamento de Química Física y Termodinámica Aplicada Universidad de Córdoba Edificio Marie Curie

Campus Universitario de Rabanales- e-mail: jjruiz@uco.es     http://www.uco.es/organiza/departamentos/quimica-fisica/quimica-fisica/

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sábado, 20 de noviembre de 2010

¡DIOS, QUE BUEN VASALLO...!"

Mayte Tudea Busto               

 

 

Hay un refrán malagueño, que aunque un tanto vulgar, es tan expresivo y tan certero, que no me importa utilizar, incluso impreso, por la sabiduría que contiene:

 

"Teta y sopa no caben en la boca". En mi tierra, algo más eufemísticos aunque menos sujetos a la sintaxis, suelen decir: "Sopas y sorber, no puede ser".

 

Bueno, pues si giro una mirada a mi alrededor, observo que un buen número de personas de las que conozco, aunque sólo sea superficialmente, y otras que se encuentran en el "candelabro" político -como diría una "eminente" actriz prácticamente desaparecida-,  consiguen "morder y  sorber", y todo ello a un mismo tiempo.

 

Casi nadie se conforma con su trozo de pastel -aquél que por derecho le corresponde-, e intenta además llevarse al coleto un plato de fabada, algún filete empanado, y si se tercia, unas almejas a la marinera, aunque sea para la hora de la merienda. Todo es bueno para el convento...

 

En las altas esferas, hay políticos que además de su cargo representativo, bien en las Cortes, o en el Senado, pertenecen a la nómina del partido y detentan un puesto de relieve en el mismo con el consiguiente "doblete" en las retribuciones, alcanzando en ocasiones cifras de ingresos tan "groseras", que al conocerlas, nos producen urticaria al común de los mortales.

 

Ahora bien, como esto es legal,  no se percibe ni la más mínima sombra de sonrojo por su parte. "Si me está permitido hacerlo ¿por qué voy a renunciar a ello?" parecen decirse. Y de esta forma tan simple liquidan la cuestión. La ética, e incluso la estética, son para ellos términos obsoletos que no están acostumbrados a manejar.

 

Yo no dejo de preguntarme de qué modo estas personas pueden compatibilizar las tareas inherentes a cada uno de los cargos, porque imagino que dada su importancia, requerirán de muchas horas de trabajo y dedicación. Ahora bien, o son seres con capacidades excepcionales, o no cumplen adecuadamente con las funciones que tienen encomendadas. ¿Por qué será que me inclino a creer esto último?

 

¿Quizá por qué un altísimo porcentaje de los parlamentarios y congresistas

nunca han intervenido en los debates, ni en las propuestas que se presentan

ante las Cortes o ante el Senado? Sus rostros nos son desconocidos y no hemos oído jamás el timbre de su voz.

 

El resumen de lo que antecede, lo ha sintetizado el actual Presidente de la Junta de Andalucía, cuando uno de sus Consejeros dimitió hace pocas semanas por una presunta irregularidad en las subvenciones percibidas por la empresa de su mujer. "En política hay que saber aguantar" ha sido la reflexión del Sr. Griñán. ¡Éle!  Y la "vergüenza torera", ¿la eliminamos?

 

No quiero que el reproche se ciña únicamente a la clase política. ¿Qué decir de los que pertenecen a varios Consejos de Administración además de dirigir Empresas o Consorcios, o grandes Compañías, o Multinacionales?

Si los políticos se alimentan directamente de nuestros impuestos, estos importantes directivos lo hacen a través de nuestra factura del teléfono, de la luz, del gas... ¡Qué ancha es Castilla, Señor!

 

Y por último, no voy a olvidarme de la picaresca del pueblo llano, que trata de emular a su clase dirigente aunque no sea más que en esa característica tan común del "sorber y morder".

 

"Mañana he de estar en la oficina del desempleo para sellar a primera hora, y si le parece, después me paso a instalarle el calentador", me dijo el fontanero hace unos días.

 

"Si quiere que le dé factura, el IVA se lo tengo que cobrar aparte. Le trae más cuenta que no le haga recibo". Este comentario lo escuché de labios del electricista.

 

"He pedido el carnet gratuito para el autobús, porque como mi pensión es muy pequeña y aunque tengo otros ingresos no los declaro..." Diré que esta frase llegó a mis oídos de forma circunstancial y así quedo bien.

 

"Me han ofrecido un empleo, pero como no es el que más me interesa, lo he rechazado. No voy a perder mi derecho a cobrar el paro en estos dos años..." me razonaba el hijo de unos amigos.

 

"¿Y tú declaras los alquileres? Pero si nadie lo hace y son muy difíciles de controlar por Hacienda". Sabios consejos que todavía no me he puesto a considerar.

 

Casi nadie se salva de la quema. Únicamente aquellos cuyos ingresos están sujetos a nómina declarada, o los perciben a través del Estado, y  que de encontrar algún resquicio por el que colarse, a lo peor se contagiaban del virus general que ha asentado sus raíces y forma parte ya de nuestra idiosincrasia.

 

¡Dios, que buen vasallo si hubiera buen señor! Traducido del castellano antiguo, así se lamentaba el Cid Campeador ante el rey Alfonso. Y nosotros, ¿seriamos capaces hoy de formularnos la misma reflexión?

 

domingo, 14 de noviembre de 2010

EL DIOS SOL

Tomás Morales Cañedo

Enero de 2010                                          

 

 

         La mejor manera de adorar y venerar algo o a alguien es sentirlo, experimentarlo, como necesario para nuestra vida.

 

         Por ejemplo, el Sol.

 

         Nosotros, ahora, vemos el sol y, pertrechados con nuestros conocimientos, le aplicamos las categorías científicas de que disponemos y el sol deja de ser, ya, para nosotros algo mágico, lo desnudamos de ese halo de misterio que, durante tanto tiempo lo envolvió. Lo hemos secularizado.

 

         Cuando la presencia del sol, con su luz diaria, la veíamos como necesaria tanta para poder aprovisionarnos de presas, en nuestra etapa cazadora, como para no convertirnos en presas de otros animales cazadores y nocturnos, que jugaban con ventaja y ante ellos no sospechábamos, tan siquiera, el peligro acechante, el hecho de poder ser cazadores sin ser cazados y de poder no ser cazados por otros cazadores hizo que el sol se nos presentase como algo o alguien necesario, no sólo conveniente, imprescindible.

 

         Y cuando, cada día, veíamos cómo se marchaba y nos dejaba, envueltos en la oscuridad y, otra vez, en peligro de muerte, añorábamos y pedíamos para que volviera.

         Cuando se convirtió en rutina su ida, para dormir y descansar, y su vuelta, una vez despierto (¡hay que ver cómo antropomorfizamos las cosas!), rezábamos para que no se olvidara de acudir a la cita diaria, saludándolo con alegría.

         A veces, incluso, pensábamos que un dragón, del otro lado de las montañas, todas las noches, lo devoraba, pero que por la mañana lo devolvía o él resucitaba y nos acompañaba otra vez.

 

         Fue el miedo a la noche, a la oscuridad, lo que nos hizo dependientes de él.

 

         Yo también habría adorado al sol y lo habría convertido en un dios y le habría dado culto y le habría rezado todas las puestas de sol para que descansara y para que no se le olvidara volver, porque lo necesitaba para vivir y para no morir.

 

         Porque sin él hasta la naturaleza muere y si la naturaleza está muerta yo también lo estaré.

 

         El Sol como el dios Fuente de Vida.

 

         Seguramente que si el Sol hubiera estado siempre ahí, tan a mano, siempre quieto, en constante y continua compañía, y no hubiéramos sido conscientes de que su presencia era la causa de nuestro poder seguir vivos y viviendo; si no hubiéramos echado en falta su ausencia, seguramente que hubiera sido algo ordinario y no extra-ordinario, lo hubiéramos vulgarizado en vez de divinizarlo.

         Si siempre hubiera llovido y nunca hubiera habido sequías, si la tierra hubiera sido siempre fértil y nunca hubiera habido hambrunas….el hombre no habría sentido dependencia de la naturaleza.

 

         Todos sentimos dependencia de aquello que necesitamos y no poseemos.

         Esta conciencia de la dependencia de la naturaleza es la fuente de la religión o su principal creadora de divinidades.

 

         Quizá haya sido la variabilidad de la naturaleza, el sucederse de las estaciones cada año, a su debido tiempo, el hecho de que se vayan y vuelvan, de su ir y venir periódicos, lo que los hizo objetos de culto religioso.

 

         Sólo cuando nos asfixiamos, cuando nos falta el aire, somos conscientes de su necesidad. Uno se acuerda sólo de Santa Bárbara cuando truena. Si nunca tronase o si siempre estuviera tronando no habría Santa Bárbara de la que acordarse.

         Estamos tan acostumbrados a que no nos falte el aire o el agua que cuando…

 

         Todo lo que siéndonos necesario y estando presente se ausenta, al echar en falta su presencia, rezaremos para que vuelva.

 

         He ahí el sentimiento religioso.

 

         El Dios Sol. ¿En qué civilización no lo ha sido? No podría haber sido de otra manera.

 

         Y una vez tomada conciencia de su necesidad, de su dependencia, de su divinización como el "padre de la vida", de toda vida, también de la vida humana, ahora llega el segundo paso, representárselo como un ser humano más, es la "antropomorfización".

 

         Cualquier fuerza de la naturaleza, de la que depende el hombre, es divinizada, pero, para poder adorarla, es necesario "antropomorfizarla", estamos hablando de la "religión natural".

 

         Masculinización del sol, él es el padre del día, recorriendo el firmamento a diario, montado y guiando un carro tirado por caballos.

         Y como todo varón completo tiene que tener una mujer, el sol tiene a la luna, femenina, que cuida de sus hijos durante la noche, cuando el padre, cansado, está descansando. Su luz es inferior a la del sol, algo natural teniendo en cuenta el mayor valor del macho.

 

         Pero, eso sí, turnándose, como unos buenos padres para cuidar de sus hijos, los hombres, nosotros.

 

         Pero también ocurre en la religión espiritual. Toda la mitología griega qué es sino un desfile de dioses y diosas con formas humanas.

         Incluso se imaginaban un mundo celestial, muy parecido al mundo terrenal.

 

         ¿Y en el cristianismo?, ¿qué forma tiene Dios?

 

         La deducción lógica es elemental. Si "Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza", nosotros somos imagen y semejanza suya y al ser Él, creador del hombre, un ser perfecto, el original tiene que ser muy parecido, aunque mucho más perfecto que el hombre creado.

         Dios antropomorfizado.

 

         En realidad la religión cristiana es la inversión de la realidad. No es que Dios creara al hombre a su imagen y semejanza, la realidad es que todo fue al revés, fue el hombre el que creó a Dios a su imagen y semejanza.

 

         Cuando yo percibo una mesa no percibo su existencia, sino un objeto llamado mesa.

         Cuando alguien dice que nota la presencia de Dios, que percibe la existencia de Dios, de la Virgen, de los Ángeles… ¿qué es lo que en realidad perciben?

 

         El primero y originario objeto de la religión, en todos los pueblos, siempre ha sido la naturaleza.

         Sin embargo, el Dios cristiano, no sólo es anterior a la naturaleza, es su creador.

 

         ¿Qué necesidad tenía el hombre de crear un Dios eterno y feliz? Porque el hombre quería estar sano y no enfermo, y quería no morir sino vivir siempre, este deseo lo lleva al otro lado de la moneda.

 

         Y como la enfermedad y la muerte son algo "natural", había que imaginarse y crear un Dios independiente de ella, anterior a ella, incluso creador de ella.

domingo, 7 de noviembre de 2010

LA SATISFACCIÓN DEL CREADOR

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

(Artículo publicado en la Revista de Octubre de 2009 de AMADUMA)

 

Hola. Soy A. P., componente, compositor… Mejor dicho, ex componente

y ex compositor de un grupo musical, cuatro voces, dos masculinas, dos femeninas, que por los años 80 figuraba como número uno en todas las listas de éxitos en Europa y América…

 

Si os dijera el nombre o cualquiera de las canciones de nuestro repertorio, seguro que me diríais que nos habíais oído, bailado, gozado… éramos un continuo éxito con nuestras canciones.

 

Los componentes éramos, como os he dicho, dos hombres y dos mujeres. Nosotros, normales, ni altos ni bajos, uno con barba y otro sin ella – yo era el sin barba -, ellas, especiales. Muy guapas, inteligentes, magníficas voces, una morena y otra rubia…

 

Para mí, recordar ahora aquellos éxitos me resulta halagador, incluso seguir oyéndolos actualmente… Recuerdo muchos de ellos, pero más que ninguno, recuerdo especialmente dos. Cada uno por su historia, y sobre todo por su "último acto"…

 

Andaba yo componiendo una canción a una niña adorada, preciosa, un sueño… No terminaba de darle el empujón que yo intuía que le faltaba para ser un número uno… No encontraba el quid…

 

Aprovechando el viaje de unos amigos a las playas de la costa de Málaga, vine unos días, era por la zona de Marbella. Estando un día en la playa, dándole vueltas a la canción de la niña, escuché cómo una señora decía gritando a una niña – que parecía exactamente la de mi canción – una palabra que me sonó, precisamente, a la parte que le faltaba a mi canción para llegar justo al punto que yo le exigía para ser un éxito…

 

Pedí que me explicaran exactamente que palabra era esa, cómo se pronunciaba y su significado exacto… "Chiquitita", me dijeron, una niña pequeñita, preciosa, un cielo…

 

Me imagino que todos vosotros habéis oído esa preciosa canción, cuyo título, como os cuento, nació aquí, y cuya única palabra en castellano es esa "chiquitita"…

 

 

En aquella estancia en las playas de Málaga, solamente aprendí dos palabras en castellano: chiquitita y Fernando.

 

Fernando era un camarero amigo de mis amigos. Nos entendía, amable, educado… buena persona. Pregunté su nombre y me lo deletreó, incluso me lo escribió en un papel: Fernando.

 

En una de esas tardes veraniegas, sentado en la terraza del chiringuito de Fernando, disfrutando de la escasa tranquilidad que dejaba algún rato de poca afluencia de clientes, Fernando y yo tomamos un café y hablamos… de cuanto quiso comentarme, de la playa, de los guiris, las comidas típicas.

Y me comentó una vivencia, personal. Muy sentida por él. Se le veía emocionado por su recuerdo…

 

Cuando volví a Suecia, dando vueltas a unas cuantas ideas sobre distintas opciones de componer alguna canción, se me vino al recuerdo esta historia que un día me contó mi amigo Fernando

 

Por supuesto que  la adorné, le di mi aporte personal… no puedo negar que tiene muchas cosas inventadas, pero… qué más da, son bonitas y nadie lo sabrá jamás…

 

Así nació otra canción que posteriormente volvió a ser otro gran éxito de grupo, y además con título en español: Fernando.

 

Ahora que ya estoy retirado, que hace varios años que ya no actuamos, no solo eso, sino que ni siquiera nos reunimos, es cuando realmente disfruto de escuchar estas antiguas canciones, especialmente alguna de ellas, entre ellas, Fernando.

 

Después de muchos viajes por distintos países, y deseando disfrutar de unas tranquilas vacaciones, sin ser conocidos, sin necesidad de dar explicaciones, ni contar detalles de vivencias anteriores, ni fotografías, ni… no sé de qué forma llega a mi poder una oferta de un viaje muy tranquilo, por el Rin, en un crucero, visitando varias ciudades de los alrededores del río… diez días que me aseguran serán maravillosos y muy tranquilos…

 

Me interesa quienes iremos en ese viaje, más que nada porque hay ciertos acompañantes que no me agradan. No hay problema. Un grupo de españoles que pertenecen a una asociación universitaria de Málaga, alumnos mayores. Sin problema, me aseguran. Contrato el viaje. 

 

Me gusta cómo está resultando este crucero por el Rin. Muy tranquilo, bonito y agradable.

 

No voy a todas las excursiones, algunas no me llaman la atención. A las pocas que he acudido, me han interesado. Han sido preciosas.

 

El resto del tiempo, leyendo, descansando y tomando algún buen vino…

 

Una de las noches, tras la cena, a la que nos aconsejaron que viniéramos vestidos para la ocasión, nos sorprendieron con una actuación de un señor que manejaba muy bien el teclado, y en la pista central se inició un baile al terminar la cena. No muy bien organizado al principio, pero muy animado según iba avanzando la noche.

 

Mi pareja y yo seguimos sentados en la mesa, observando a las personas que bailaban y que, según me indicó en camarero, eran todos pertenecientes al grupo de la asociación universitaria malagueña.

 

Y sucedió de pronto, inesperado, sorprendente…

 

De pronto me sacudió los sonidos de mi canción. Comenzó a sonar "Fernando"… y los bailarines, la mayoría, abandonaron el baile suelto y comenzaron a hacerlo unidos…

 

Y los vi, eran ellos… llamé la atención de mi pareja. "Mira, son mis dos canciones con palabras en español… esa pareja son ellos, y ellos saben que lo son…" abrazados, mirándose a los ojos… para ellos no existía nadie más en la sala…

 

Ella bajita, guapa, rubia… El, más alto, serio…Eran ellos, eran "Chiquitita" y "Fernando"…

 

Me alegraría que algún día, alguien, pudiera decirme que mis dos canciones con título en español, se conocieron y se unieron en un delicioso crucero por el Rin…

 

 

 

Nochebuena de 2008