sábado, 18 de abril de 2009

EL PAPA Y LA IGLESIA

 

Tomás Morales Cañedo

Abril 2009

 

 

         ¿Uds., se imaginan a una empresa dirigida por un jefe absoluto, con 82 años a su espalda, en los tiempos que corremos y según está la economía a nivel mundial?

         La mentalidad, la gestión administrativa, la selección de personal, la diversificación de funciones, el poder compartido, la corresponsabilidad, los estudios de mercados, las previsiones y objetivos de productividad y de expansión, los estudios de mercado, la captación de clientes, las tecnologías punta,…. Ésta y otras muchas más son las funciones de las empresas terrenas.

 

         En la Iglesia, sin embargo, ocurre todo lo contrario de lo que ocurre en la realidad. ¿Será por aquello de que "mi reino no es de este mundo"?

 

         En las Universidades, en los Hospitales, en las Empresas, en general a los 65 años te jubilan o, con un poco de suerte, dejan que continúes hasta los 70, sean cirujanos, sean catedráticos, sean investigadores,…que están en plena forma y pueden dar más de sí (y nunca mejor dicho lo de "dar más de sí").

         En la Iglesia, sin embargo, ocurre todo lo contrario.

         Lo normal es que sean elegidos Obispos y Cardenales mayores de 75 años. Como si la experiencia de tiempos pasados fuera un criterio de calidad y un mérito para los tiempos presentes. Como si las fórmulas del pasado valiesen para el presente y, más todavía, para el futuro.

         El libro de contabilidad y el mañoso contable han quedado para los museos de la historia. Los programas de contabilidad y los informáticos, trabajadores intelectuales, son sus sustitutos. Su trabajo consiste en hacer trabajar a las máquinas.

 

         En la Iglesia NO. Aquí todo es al revés. Trento siempre es actual y la nueva teología de la liberación son desvaríos de personas descarriadas a las que hay que llamar al orden porque están tergiversando el mensaje cristiano cuando lo primero y principal eran aquellas obras de misericordia de "dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo…

 

         El Papa, que acaba de cumplir #82# (ochenta y dos) años, ha proclamado, públicamente, ante 40.000 personas que acudieron a cantarle "cumpleaños feliz… y que cumplas muchos más", que "la resurrección de Cristo es un hecho real. Histórico y testificado por testigos cualificados"

         Nada más y nada menos.

 

         En primer lugar, que Cristo (el Jesús de la fe) poco tiene que ver con Jesús (el Jesús histórico).

         En segundo lugar, ¿se refiere el papa a la primera y principal "testigo de la resurrección", a esa mujer de vida depravada, prostituta, la Magdalena? Porque lo que son los apóstoles….

 

         Y, después, afirma el Papa: "es fundamental proclamar la resurrección de Jesús de Nazaret como hecho real..." y considera a los evangelios como "documentos históricos y no mitos o visiones particulares de los apóstoles".

         ("Excusatio non petita….).

 

         Es más. Habla, luego del "misterio de la resurrección".

         ¿Cómo se puede calificar de "histórico y real" un "misterio", y, además, de "la resurrección", que se supone que es resurrección de la carne (no peso, medidas, color, masa,…9?

 

         ¿O fue sólo el alma? Y si fue el alma ¿cómo se la ve para que hubiera testigos oculares?

         Y si fue el cuerpo ¿dónde, cómo, cuando….?

 

         ¡Ah!. Ya. Que es el "cuerpo glorioso"

 

         Pues ya la hemos liado. Otra vez los dichosos juegos del lenguaje.

         Porque si es "cuerpo", tiene que ser material, espacial,… y si es "glorioso" tiene que ser espiritual, inespacial,…

         ¿Y cómo puede ser visto un "cuerpo glorioso"?

 

         Trampas del lenguaje, que dicen los filósofos.

         Como el color rojo existe y como el amor existe, por lo tanto "el amor rojo" también existe.

 

         Trampas del lenguaje. Sinsentidos.

 

1 comentario:

Angel dijo...

Realmente un trabajador (manual, intelectual, del tipo que sea) cuando llegan los años adecuados, está cansado y precisa un descanso. Quizá con un poco más de aportación intelectual al mundo, pero descanso a la postre... En la iglesia, con el trabajo desarrollado por sus obispos, cardenales y papas, no estimo que sean muy necesarios para la mayoría (siempre hay alguna excepción) una jubilación temprana. Dejémosles que a sus setenta y tantos asciendan y se promocionen, que dios no les va a poner pega por la edad.

Los que hayan conocido cómo se estudia la Teología en los seminarios, sabrán en qué tipo de "realidad" se mueven los asuntos de la iglesia.