lunes, 16 de junio de 2008

AUTO-ORDÉNATE

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

Subía esta tarde por unas calles camino de la universidad, y encuentro por la misma acera por la que yo subía, pero en dirección contraria, una señorita que bajaba, mirando  y haciendo señales hacia alguien de la acera de enfrente.

 

De pronto se oye una vocecita en aquella acera:

"¡Señorita Mari! ¡Señorita Mari!"

"¡No cruces la calle!", le grita la señorita.

 

"No cruces la calle, no cruces la calle". Repite la niña varias veces, mientras da saltitos y agita los brazos. Era como una orden que se daba ella a sí misma.

 

Y la obedeció. No cruzó la calle. No obstante, de vez en cuando seguía dándose la orden "No cruces la calle, no cruces la calle".

 

Sería conveniente ordenarse a veces cada uno a sí mismo, con convencimiento, como esta niña, algo que te conviene hacer. Darte órdenes de obligado cumplimiento.

 

"No hables con fulano de esto",  "No toques en este sitio tal tema". Esto no será como aquel célebre "¡Sujetadme que me conozco y si voy lo mato!" Y tu en tus adentros pensando "como no me agarren, voy a tener que ir y me va a matar él a mi".

 

De cualquier forma, si estamos convencidos de que algo nos conviene, no vendría mal montarnos un recordatorio, que fuera repitiéndonos machaconamente "no cruces la calle, no cruces la calle".

 

Posiblemente, si desde niños hubiéramos tenido este recordatorio, entonces que es cuando más abiertos estamos a admitir los consejos, muchas cosas de las que hemos hecho o hemos obviado, las hubiéramos corregido y nos habrían beneficiado en nuestra formación, ¿o no?

 

"No cruces la calle, no cruces la calle", deberíamos habernos auto-ordenado cuando, siendo todavía unos chiquillos empezamos a querer ser mayores, y los mayores fumaban… a las niñas se las conquistaba con un cigarrillo en la boca. Así lo hacían los "duros del oeste"…

 

El dinero  que habríamos  ahorrado…, la salud que habríamos ganado…, y las broncas que nos habríamos evitado, si hubiéramos sido capaces de auto-ordenarnos "no cruces la calle, no cruces la calle"…

 

En todas las reuniones de amigos, conocidos, o de lo que sea, hay temas que deben ser obviados… Siempre que en cualquiera de estas comidas, reuniones, etc, sale el tema político, religioso o deportivo, ¡siempre! hay discusión o pelea.

 

Siempre ocurre así, sin posibilidad de evitarlo.

 

Puesto que ya lo sabemos de antemano, por qué no nos decimos "no cruces la calle, no cruces la calle" antes de sacar el "ya podían los tuyos hacer algo por…". Acabamos de cruzar la calle. Ahora empieza lo bueno. Porque además, a veces hay elementos nuevos a los que no dominas, ni sabes de qué "pié cojean"…

 

La única forma de evitar estas situaciones es auto-ordenarte "no cruzar la calle", y además obedecerlo.

 

Claro, que posiblemente agradeceríamos mucho más los de a pie, que las personas cuya posibilidad de influencia es mayor, se auto-ordenaran a sí mismos evitar machacar sobre puntos o temas que saben a priori que van a provocar tales situaciones… Deberían imitar a la niña de la acera contraria y ordenarse "¡No cruzar la calle, no cruzar la calle!"

 

Eso si son capaces de distinguir cuáles son esas situaciones y esos puntos conflictivos… que, en algunos, lo dudo…

 

Yo también debo auto-ordenarme  cuidar el trato de diversos temas, porque  cuando toco algunos asuntos… se me olvida que "no debo cruzar la calle".

 

 

Mayo de 2008

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una de las tres formulaciones del Imperativo Categórico de Kant dice:"Obra de tal manera que siempre quieras que la máxima de tu voluntad pueda ser tenida como una ley universal".
Es decir, antes de obrar, piensa: ¿Te gustaría que lo que tú vas a hacer o decir, ahora, pudiera ser dicho o hecho por todo el mundo si se encontrara en las mismas circunstancias en que te encuentras tú?
¿Sí?. pues adelante.
¿No?. Pues no lo digas o no lo hagas.
Una buena manera de autolimitarse, de ponerse límtes.
Tomás Morales Cañedo