RECUPEREMOS LAS PALABRAS
Ángel Pulla Dijort/Málaga
Caminando un amanecer por el paseo marítimo de El Palo, escucho en la radio que en el encierro había un toro "berrendo en colorado"… Era una reseña taurina. Fue una llamada de atención que despertó en mí la necesidad de pensar sobre las "palabras olvidadas".
Cuántas veces he podido oír la mencionada palabra durante mi vida?... lo ignoro, pero supongo que habrán sido muchas. Sin embargo, había desaparecido de mi vocabulario, por no usarla, por no considerarla necesaria ni interesante.
Esto me anima a repasar unas cuantas palabras que seguramente, sin intención, he ido desterrando de mi lenguaje, e intentaré hacerlo "a boleo" y que resulte lo más ameno posible.
"Berrendo", aparte de otros muchos significados, se dice de un toro con manchas de colores distintos a los de su capa de piel. Puede ser berrendo en negro o berrendo en colorado.
En el asunto de los toros, o como algunos llaman la fiesta nacional (que también tiene guasa), te encuentras verdaderas sorpresas. "El arte de Cúchares", los "morlacos", son palabras que te llaman la atención, no por ningún tipo de anomalía, sino por inusuales, por olvidadas en el hablar cotidiano. A nadie, por muy "pijo" que sea, se le ocurre comentar a su amigo: "Voy a sacar una entrada para ir a ver el arte de Cúchares, que creo que traen unos muy serios morlacos".
Qué es el arte de Cúchares? Si yo fuera Matías Prats, padre, os diría que… (qué envidia no ser capaz de hablar, conocer y recordar lo que ese maestro era capaz de hacer), os diría que estamos hablando de la tauromaquia y de los toros, simplemente.
Cambiando de tercio, hay pueblos, especialmente por la parte de Murcia, donde cada cual tiene su "mote". Esto es su alias, su apodo. De tal forma es así, que en determinados pueblos (vease la parte de Jumilla, Yecla, Hellín, Caravaca, etc.) no es posible encontrar a nadie, si no sabes su mote, no su apellido, ¡su mote! Mi amiga Sole es capaz de recorrer varias calles enteras de Hellín nombrando, uno a uno, a cada vecino por su mote.
Ojo, estoy hablando del mote, no del "motete", que es harina de otro costal, mejor que harina, es otra música. Nos referimos a una composición, música y letra, que normalmente se interpreta en actos religiosos.
Estando de turismo en Cuenca con unos amigos, después de tomar unos buenos "zarajos" y raciones de "morteruelo", por supuesto acompañados de buen vino, cómo pudimos reírnos porque mi amigo Paco dice que no encontraba por aquellas subidas unos "mingitorios"o "evacuatorios". Efectivamente, aparte de los zarajos y morteruelo, que son unos auténticos manjares conquenses, como aperitivos, el mingitorio, retrete, escusado, etc., es la forma más castellana de llamar al WC, toillete, o como quiera llamarse al urinario.
Yo he bromeado a menudo con las palabras que utiliza mi madre, tiene 99 años, y que ahora están en desuso. Por ejemplo, recuerdo la "cellisca", un viento fuerte. Ahora me toca a mí con mis hijas, incluso mi mujer, con otras que yo utilizo, no siempre adecuadamente, como "belfo"o "cuscuta". El belfo es un labio inferior más grueso y sobresaliente que el superior, o los labios de los caballos. La cuscuta es una planta parásita, aunque en realidad yo la utilizo con otro significado, cabeza.
De las palabras que utiliza mi madre, cuando habla de enfermedades, recuerdo "patatús", que es un mal estado no determinado, o "alferecía", que no se refiere a ningún tipo de oficial del ejército, sino a una enfermedad infantil convulsiva.
Si oímos la palabra "caricato", seguro que más o menos nos orientamos por dónde deben ir los tiros, pero no es de uso frecuente y como tal, dudamos de su exacto significado. No sabemos que nos estamos refiriendo al bajo de ópera que normalmente representa al bufo, o a aquel que se dedica a caricaturizar a otro para hacer gracias. Si enviáis a una persona menor de 40 años a la "tahona", ¿dónde creéis que iría? Yo apostaría que un porcentaje superior al 90% de ellos no irían a la panadería.
De cualquier forma, si hablamos de la "masita", no es preciso que pensemos que estamos hablando de algo que se hace en esa tahona, en plan pequeñito, no. Estamos hablando de una pequeña cantidad de dinero que retiene el capitán a los soldados para compra de ropa interior y otras cositas.
Hay una cosa que en Valencia siempre nos ha llamado mucho la atención. Existe una salsa, inventada en Valencia, que en toda España se llama "all i oli", y sin embargo, en Valencia, donde se inventó, no se llama "all i oli", en valenciano, sino "ajo y aceite", en castellano, qué contradicción, no? Por eso precisamente nos llama tanto la atención.
En Cádiz, donde temen al Levante como a una tormenta (también al Poniente), utilizan la palabra "barruntar", aunque ellos dicen "abarruntar", cuando esperan o temen que llegue el Levante.
Y en Málaga, entre otros dichos que son verdaderas maravillas, oigo a una señora comentar en la radio, a raíz de un pequeño movimiento sísmico: "… las paredes zamarreando…". No es que en realidad esas paredes la agarraran con los dientes y la sacudieran, como hacen los perros, para derrotarla, no. Entiendo que se refería a que las paredes parecían removerse, cimbrearse.
No estoy seguro que hubiera muchos de ustedes que sabrían decirme a qué me refiero si digo que voy a preparar una "aletría". Yo lo aprendí en la zona de Murcia, es un fideo muy fino, que en aquella tierra le llamaban así.
Aunque no queramos reconocerlo, todos tenemos nuestra "muletilla", es decir, tenemos nuestro término que metemos en la conversación, utilizado como hábito, llamado también "bordón".
Repasad, si no mentalmente toda vuestra forma de hablar coloquialmente, y veréis que utilizáis a menudo alocuciones, o simplemente palabras, por hábito y muchas veces, no con el significado adecuado. Eso son vuestras muletillas. Yo también las tengo, pero el que las quiera conocer tendrá que encontrarlas, yo no pienso descubrirme.
Octubre de 2006