sábado, 5 de abril de 2008

 SUEÑOS DE RAFAEL  vs  GARCIA

(2ª parte de Sueños Hechos Realidad)

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Rafael no se encontraba muy satisfecho de la explicación que sus amigos le daban al sueño que le dejó aquel mal entendido entre sus sueños y sus realidades. El seguía convencido de que lo suyo no era un sueño, lo suyo era una vivencia anterior. El había vivido "esa otra vida", y estaba dispuesto de tratarlo con algún experto que le ayudara a aclarar definitivamente su personalidad.

Se puso a indagar, a ver quién era el mejor profesional que pudiera determinar si era cierta su suposición de haber vivido en otro tiempo con otra personalidad. Había asumido el haber sido un tal García, caballero casable de la Orden de Santiago.

Investigó, habló con varios amigos, con profesionales, recibió consejos de conocidos, y tras muchas horas de consultas y debates, decidió que el profesional más adecuado para sus necesidades era Pablo Serrano. Era éste un Psicólogo, Sociólogo y varias cosas más, que además de su gabinete, era muy conocido en todo el país por sus varias conferencias, apariciones en televisión, en radio, etc. Además, una vez decidido a su contratación, viendo su currículo, se enteró de que Pablo Serrano había cursado los primeros cinco años de su carrera… ¡en Uclés! Precisamente en el mismo Monasterio de Santiago Apóstol.

O - S

En la entropía de finales del siglo XV, García no llegaba a situarse exactamente donde pudiera encontrarse menos vigilado por los seguidores de D. Tomás de Torquemada.

Comenzó a extenderse por la Orden los rumores de que García estaba emparentado con el que fue Gran Maestre D. Álvaro de Luna, que en el año 1453 había sido ejecutado por orden del rey, padre de Isabel la Católica, después de haber sido juzgado por diversas infidelidades y malversaciones, incluso asesinatos ordenados por D. Álvaro. Antes de su ejecución le fueron arrebatados todos sus honores y tierras, por lo que murió con deshonor y sin fortuna.

Estos rumores afectaron a su valoración dentro de la Orden, donde había empezado a situarse en una posición de cierto prestigio, especialmente después de haber presentado la denuncia contra el canónigo Sr. De la Cota.

XXI

En su primera visita al gabinete de D. Pablo Serrano, Rafael le puso al corriente de sus ideas acerca de su anterior vida. El psicólogo se mostró muy interesado al conocer que era precisamente en el Monasterio de Uclés donde Rafael ubicaba su anterior existencia.  En algunas conversaciones sobre asuntos personales, D. Pablo comentó a Rafael que él había nacido en un pequeño pueblo de la provincia de Cuenca, llamado Beteta, y que estaba deseoso de tener un día tiempo para poder volver una temporada a ese pueblo y dedicarse a conocerlo y a revisar unas pequeñas posesiones de su familia, que él desconocía y que al parecer era una especie de molino en una zona llamada Huerta Bellida.

A Rafael le cambió el semblante cuando oyó el nombre del paraje.

 

O - S

Tras la presentación de la acusación formal de sodomía contra el canónigo D. Martín de la Cota, se produjeron una serie de presiones por parte de la Inquisición – el sector más afín al Inquisidor General -, siendo finalmente condenado al destierro. Esto no hizo más acrecentar el sentimiento de inseguridad en que vivía García y que le hacía desear su traslado a cualquier otro punto de la Orden.

Por aquel tiempo, se dieron por tierras de Cuenca algunos alborotos con personajes pertenecientes a los señoríos de Molina y Albarracín, y algunos problemas con la creación e instauración de la Mesta. Dado que Cuenca, como Toledo, dependían de la Orden de Santiago en su centro de Uclés, D. Rodrigo Manrique, Maestre de la Orden, decidió enviar algunos caballeros a la zona, poniendo los inquisidores al frente de la misma a D. García .

Poco tiempo duró su estancia en Cuenca, instalado en el Convento de San Pablo, frente a las Casas Colgadas. El Obispo accedió a hacerse cargo del mantenimiento del orden de sus canónigos frente a las exigencias de los conventos de la ciudad, y allí mismo recibió la orden de salir hacia el señorío de Molina, donde en su dominio de Beteta y sus siete aldeas, existían varias quejas de abuso y de mal entendimiento con la recientemente creada Mesta, organización ganadera para traslado y mantenimiento del ganado lanar.

La distancia hacia Beteta le resultó poco grata, por las dificultades que tuvieron que sufrir los caballeros hasta su llegada. Frio, desolación, desabastecimiento. Terreno casi despoblado y rutas agrestes.

Llegados al pueblo, se hospedaron en el palacio de los Marqueses de Ariza, situado en la misma plaza de la iglesia, en el centro del pueblo, y bajo el monte donde se encuentra el castillo de Rochafrida, propiedad del señorío de Molina.

Solucionados los problemas surgidos entre los señores y la población y sus aldeas, entre ellos los referentes a extracciones de mineral y señalización de las cañadas reales por donde se desplazarían los ganados de las Mestas, se le planteó a García un problema extraño, y que no tenía ningún precedente que el conociera en la Orden.

Todas las actividades de los campesinos estaban gravadas y autorizadas por los señores Carrillo de Albornoz, dueños de Beteta y sus siete aldeas, tras la pérdida de las mismas por su antepasado D. Álvaro de Luna.

Un descendiente de este, y por tanto pariente lejano de García, que tenía unas tierras en una zona llamada Huerta Bellida, pretendía instalar un molino, movido por agua en este terreno, para lo cual había solicitado en varias ocasiones el permiso necesario para su instalación. El señorío de Molina no daba su permiso, alegando que esta persona no lo merecía, por ser perteneciente a la descendencia de D. Álvaro de Luna, persona non grata en estos terrenos.

García, juzgando como caballero de la Orden, que se estaba cometiendo una injusticia en la persona de un descendiente de un Gran Maestre de la Orden, autorizó su instalación y propiedad tanto del molino como de estas tierras de Huerta Bellida.

 

XXI

Pablo Serrano en principio creyó que este individuo que tenía delante era un vividor, que conocía su vida y quería aprovechar la ocasión para… ¿qué? ¿Qué era lo que podía perseguir este individuo llamado Rafael Álvarez, contando esta historia tan extraña? 

Le hizo saber que no le interesaba seguir investigando su caso, porque entendía que había un cierto aire de farsa y que sospechaba que existía algún motivo oculto, que le afectaba a él y que no estaba interesado en participar en su estudio.

No obstante, para que no pareciera que se separaban enfadados, pasarían al salón donde le invitaría a tomar una cerveza, y ya, si se veía con ánimos, le podía comentar qué le había llevado a pensar esta historia de su otra vida.

Pasaron al salón, se sentaron y encendieron el televisor…, apareció en las noticias de nuevo ¡el cardenal Rouco Varela dando una especie de mitin político en una manifestación en las calles de Madrid!

Pablo Serrano le preguntó a Rafael si esta actuación de ciertos cardenales españoles le recordaba algo a él, que según decía, había vivido otras épocas de España. Rafael, incorporándose del sillón gritó: ¡¡¡D. Tomás…!!! Y cayó desmayado.     

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo su novela por entregas y estoy deseando que llegue el próximo episodio. Me gusta. Pero ¿usted tiene algo contra Rouco Varela o es contra la iglesia en general?

Anónimo dijo...

Me sigue encantando y cautivando la trama, el argumento, la cadencia... en fín todo. Y no termino de entender pq no quieres publicarlo. ¡¡¡ ES GENIAL!!!

Sigue escribiendo, que yo seguiré leyendo. Besos MAMEN