domingo, 13 de abril de 2008

MI FORMA DE LEER

(Fragmento de mi conferencia de 25/10/07 Aula de Mayores UMA)

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Varias veces he comentado que yo no soy un cinéfilo. Solamente voy al cine cuando mis asesores me garantizan que la película me va a gustar. No arriesgo, no me gusta investigar en ese campo.

 

Pero, bueno, yo me monto mi cine por mi cuenta. Yo dirijo mis películas. No creo que sea una cualidad solamente mía, más bien creo que hay mucha gente que sigue este mismo sistema.

 

Cuando leo, dirijo a mis personajes.

 

Cuando estás leyendo un libro, tú te vas montando tu propio campo de acción: pones cara a tus personajes, los vistes, les creas sus virtudes y sus defectos, siempre de acuerdo con lo que escribe el autor.

 

A mí me resulta imposible leer un libro si no lo escenifico. Cómo voy a ser capaz de leer, sin imaginarme la cara, la vestimenta, y es esfuerzo para arrastrar las piedras de Arnau Estanyol, con los otros bastaixos, para la construcción de la Catedral del Mar? (Por cierto, al que no conozca esta iglesia, se la recomiendo. Preciosa, impresionante, una iglesia como yo me la imaginaba en mi recreación "fílmica", cuando leía el libro. No se la pierdan cuando vayan a Barcelona)

 

Pero es que ahora, hasta cuando leo un libro de filosofía, que ahora leo algunos, porque todo se pega en este mundo, menos la belleza, y aunque yo solo sea capaz de arrastrar a los demás a mis vicios, los hay que son capaces de hacerte conocer sus virtudes o sus habilidades.

 

Bien, pues yo estoy leyendo un libro de Marina, "el día que yo nací, mi madre tuvo gemelos: yo y mi miedo", y yo mismo me descubro defendiendo las ideas que entiendo y comparto, o combatiendo aquellas con las que no coincido. Creo que esta es la única forma de entender perfectamente aquello que estás leyendo. Cuando un libro no se vive, no se entiende y no se escenifica, es señal de que ese libro debe volver a leerse.

 

Recuerdo el último libro del profesor López Melero, que al mes de comprarlo le dije "Miguel, tu libro no se puede simplemente leer, hay que estudiarlo". Al menos para mí así era. Yo no estaba acostumbrado a su tema, y para mí era necesario estudiarlo, leerlo y digerirlo para entenderlo. Con los de José Antonio Marina, me ha pasado algo semejante. He tenido que leerlos varias veces. Ahora me voy acostumbrando.

 

Yo he tenido - y tengo - un libro, que me ha sido imposible terminar. No solo terminar, lo he tenido que dejar varias veces y no lo he leído, ni creo que lo vaya a hacer. Archipiélago Gulag. Me he rendido y me he negado a investigar  las causas.

 

Pero recuerdo otro que tuve que leer, y repasar y volver a empezar, y la verdad es que fue una odisea terminar y asimilar "El Péndulo de Foucault" de Umberto Eco. Me gustó mucho, pero me costó mucho tiempo y esfuerzo seguirlo.

 

Hubo un libro que después de haber iniciado su lectura y entrar en su trama, tuve que volver a empezar, coger unos folios y un lápiz al lado, tomando nota de que el coronel Aureliano Buendía era el tronco de donde salía toda aquella pléyade de familiares y asimilados que forman el libro "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez. ¡Cómo hubiera sido posible si no seguir y entender aquel galimatías…!

 

Así, pues, y volviendo a lo que dije al principio, yo me monto mis películas con mis libros, les pongo cara, los visto, los coloco, y digo… ¡acción! Y si ustedes no lo hacen así, nunca sabrán lo que es gozar de la lectura de un libro…, auque sea de texto.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que mis opiniones sirvan aunque, modestamente, a que sigas sacando esa vena de la escritura y que yo creo ( por lo que he leído tuyo) que es muy bueno.

Respecto del comentario, decirte que a mí me ocurre lo mismo, incluso te diré más: cuando yo le pongo cara, voz y cuerpo al personaje del libro, si después es llevado al cine, no me gusta la interpretación del actor ya que no era "mi" actor.

Espero que sigas haciendo los comentarios tan entretenidos, y
los podamos seguir leyendo. Ánimo. Un beso muy fuerte. Tu sobrina MAMEN