lunes, 21 de abril de 2008

MANTENELLA Y NO ENMENDALLA

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Está muy arraigada la idea… No, la idea no, el convencimiento, de que solamente aquella persona, grupo, asociación, partido, solamente aquel ente que pueda demostrar que nunca ha variado su forma de pensar, su ideario, su basamento personal, merece ser tenido en cuenta como algo serio, como algo digno de confianza.

Considerando las incontables ocasiones que a lo largo de la vida se te presentan de corroborar  estas aseveraciones, cualquier persona debe detectar la nula seguridad en que basar las mismas, y las múltiples pruebas en contra que se acumulan.

Veamos casos generales. Cuando eres niño quieres ser bombero. Después te gustaría ser enfermero. En bachiller quisieras hacerlo por letras, después lo haces por ciencias o mixto.

A la hora de decidir qué vas a hacer… si querías ser filósofo, terminas en matemáticas puras, si tu intención era hacer derecho, al final haces económicas. El que parecía que iba a ser un gran escritor o al menos un buen profesor de literatura, termina siendo profesor de informática y dirigiendo una empresa de programación y análisis de programas…

En el aspecto político, cuando votas por primera vez lo haces al partido que piensas va a revolucionar todo y a acabar con lo establecido. Si te has decido por la izquierda, empezarás votando a un partido de la extrema. A medida que crezcas, si sigues manteniendo tus ideas, irás moderando ese voto. Si te inclinaste por la derecha, harás igual, oscilarás desde lo más fuerte hasta una situación más moderada, según vayas avanzando  en edad. En otros casos, cuando has visto que lo que tú buscabas no se encuentra en esa dirección, cambias de voto y punto.

La mayoría de nosotros, criados en el nacional catolicismo, hemos hecho la comunión, hemos sido monaguillos, muchos nos hemos educado en colegios de curas y de frailes, hemos idos a misa en los festivos…

Poco a poco hemos ido haciéndonos mayores, viendo cosas, leyendo cosas, estudiando cosas, comparando cosas… Y te has ido dando cuenta de que lo que a ti te contaban, no era lo que tu veías, ni se cumplía lo que ellos mismos te aconsejaban, ni la iglesia seguía los preceptos que con tanto ahínco te inculcaban, ni se podían explicar las ideas que te explicaban. Te das cuenta de que la fe no es algo que explique lo inexplicable. 

 

Te planteas los dogmas indiscutibles y ves que en realidad es que son…    misterios. No me cuenten ahora el chiste aquel del profesor que estaba escribiendo en la pizarra una resolución de un sistema de ecuaciones, y cuando llevaba media pizarra escrita, pone un gran paréntesis, escribe dentro con letras mayúsculas ESTO ES UN MILAGRO, cierra el paréntesis y al final escribe el resultado.

Esto es más o menos lo que  te das cuenta que te están haciendo a ti, terminas por hacerte agnóstico y plantearte por ti mismo tus sistemas. Dogmas inexplicables, no existen tales. Infalibilidad del papa¿desde cuándo es el papa infalible, desde siempre o solo desde el siglo XIX (año 1870) en  que se definió como dogma la infalibilidad del papa?

Si es solamente desde el siglo XIX los anteriores jugaron en desventaja. Y si lo eran todos, desde un principio… ¿también lo eran  los papas que tenían hijos, queridas, amantes…? ¿También lo eran los que ordenaban asesinar, o incluso fueron acusados de asesinato, robo, etc.?

Si eran infalibles Juan XXIII y Pablo VI, ¿por qué motivo lo siguen siendo Juan Pablo II y Benedicto XVI cuando revocan lo acordado en el Concilio Vaticano II por aquellos?

 

Las Empresas estudian los mercados, los gustos de los futuros clientes, preparan sus estrategias y dictan sus filosofías, precios y objetivos. Todo, por supuesto, basado en amplios y concienzudos estudios, costosos y con personal bien remunerado y bien preparado.

 Al cabo de una temporada, se detectan varios fallos en sus previsiones. Se revisa su estructura y se cambia su filosofía. Hay que buscar la rentabilidad, que para eso estamos, y nos importa un comino cambiar nuestra forma de pensar y todos nuestros anteriores deseos. Ladran, luego caminamos. Eso es lo importante. Los principios básicos… para el que los tenga.

Todos conocemos a personas y personajes, cuyo "ideario básico", ese que no debe variarse jamás, si se quiere ser un ente fiable, apesta a rancio, y su mejor destino sería el olvido, el cambio.

Escuchando frases como "todos sabéis lo que yo siempre he pensado y conocéis mi forma de pensar de siempre"… Esta frase es un aviso sobre la impermeabilidad mental de la persona que la pronuncia. Soy incapaz de prestar mi confianza en la forma de ser y entender la vida de esta persona.

Nadie puede presumir de haber acertado en sus convicciones desde el principio…, sin necesidad de reasentar, de corregir, de perfilar sus primeros convencimientos… Nadie. Y menos si tenemos ocasión de comparar…

 

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