miércoles, 20 de febrero de 2013



INCULTURA Y DEMOCRACIA.

Tomás Morales Cañedo

 

Cuando el ruido de los grillos logra acallar los argumentos de la razón ¡por mal camino vamos¡

 

¿A alguien le ha pillado de improviso, desprevenido, (¿no lo esperaba?) el último informe de que los alumnos españoles están casi a la cola en Ciencias, en Matemática y en comprensión de la lectura de textos?

Y, sin estos instrumentos o con instrumentos tan averiados ¿puede haber Democracia?

 

Tendremos una democracia formal pero no una sociedad de ciudadanos libres.

Si el Sr. Ministro Wert quiere implantar la 7ª reforma educativa, en nuestra joven democracia, es que las seis anteriores han fracasado.

¿Se puede ser libre sin el dominio de esos tres instrumentos de crítica? Entonces, ¿la democracia….?

Son carne de cañón, por su desnudez cultural y por su credulidad, fácilmente captables, con seguimiento borreguil, ante cualquier mago de la palabra, cualquier sofista, cualquier listillo de turno de guardia.

Con esas mimbres no puede sostenerse una Democracia real.

 

Y no es que falle la escuela, que es sólo la punta del iceberg (el 10%), sino que falla la sociedad, la vida pública (el 90%), estando a la cabeza la clase política.

 

No sólo es la corrupción que nos invade por doquier (que también) sino que es la incultura que nos anega el alimento diario de tantísima gente.

Si hasta el Presidente del Tribunal Supremo, si el exdirector del FMI, si el expresidentes de la Confederación de Empresarios, que deberían dar ejemplo y ser ejemplares han estado…

¿Cómo van a ir los ciudadanos corrientes y molientes que ya declaran que defraudar a pequeña escala, no pidiendo factura, para no tener que pagar el IVA es, casi, una técnica de mera supervivencia?

 

Si esto es lo que se respira en la calle ¿qué tipo de escuela puede haber en una sociedad así?

 

Escuchar hablar a los políticos en la TV, endiosando lo suyo y a los suyos (sea lo que sea) y. para ello, despellejando a los otros (digan lo que digan y hagan lo que hagan) es un síntoma de la enfermedad democrática.

Sea cual sea el color político de cualquier partido esa es la normalidad.

 

Cuando hasta los más ilustres tertulianos se creen que cuanto más alto griten y cuanto más tiempo ocupen más razón van a tener…. ¿qué puede esperarse?

¿Qué tendrá que ver este estilo tertuliano (de jaula de grillos) con el espíritu crítico, sosegado, meditado, argumental, manteniendo el tono de voz?

 

Que sea la razón argumental y no el altavoz (la voz alta) quien se defienda en buena lid.

 

Cuando el maestro intente educar, inculcando valores, para que, a continuación, el alumno salga a la calle y se encuentre con que en la vida pública, en la sociedad….

 

¿Habrá que "educar PARA la sociedad" o "CONTRA la sociedad"?, ¿PARA la realidad o para la utopía?

 

Si, además, nuestros estudiantes "no comprenden lo que leen" se aburrirán al leer y dejarán de hacerlo. Y si, además, "no razonan" (Matemáticas). ¿Cuál puede ser el resultado: Ciudadanos o Súbditos?

 

¿Cómo se resuelve un problema matemático, gritando o decidiendo qué paso debe ser el primero y, luego, el segundo… hasta llegar a la conclusión, sabiendo que puedes dar un paso equivocado y todo lo demás ya no vale?

Yo siempre fui un defensor del latín, no por añoranza, sino por su capacidad de ejercitar una gimnasia intelectual (ese "acusativo" que puede ser objeto directo de un verbo en activa, pero que, también, puede ser sujeto de un verbo en infinitivo; además del hipérbaton o alteración del orden natural o gramatical de las palabras: "para calcetines vendo de lana caballero")

 

¿Y qué decir de la lectura sosegada, reposada, tranquila, disfrutada? ¿Puede ejercerse en un mundo de la comunicación instantánea, de mensajes, de twitter, de Facebook, de…. de….?

 

No da tiempo a pensar, se responde con lo primero que llegue a la cabeza, sin el aplazamiento, necesario, de la respuesta.

 

No dominamos las máquinas. Son ellas las que nos tienen tomados y somos rehenes de tanto y tan buen material didáctico, pero que no nos deja tiempo para pensar, reflexivamente.

 

¿Democracia sana o aluminosis humana?

 

Y el Sr. Ministro Wert contra la tradición humanista e ilustrada, ordenando su Reforma Educativa a que los alumnos se incorporen, pronto, al mundo del trabajo (naturalmente de segundo o tercer grado)

1 comentario:

Angel dijo...

Siete reformas educativas en treinta años. Efectivamente algo falla.
Pero no fallan los profesores, ni los alumnos, fallan los legisladores que son gilip...
Pero a quien ponen (todos los partidos, no solo los que gobiernan)que son incapaces de acordar algo que sirva a los alumnos, que les ayude a no ser el pelotón de los torpes en Europa.
Que supriman el Ministerio de Educación y dejen a una representación del profesorado a que acuerden un nuevo sistema educativo general, y será la única manera de que alguna vez tengamos algo que merezca la pena apoyar.