martes, 12 de febrero de 2013



                   SAN VALENTÍN, OTRA VEZ.

Mayte Tudea Busto

 

Como todos los años, el 14 de febrero, celebraremos, más bien celebrarán, algunos, el Día de los Enamorados, o Día de San Valentín. Esta costumbre anglosajona tiene, al parecer, muy distintos orígenes, y data desde mediados del siglo diecinueve.

 

En los países nórdicos la equiparan con la época de apareamiento de los pájaros, y de ahí que la consideren como el símbolo de la unión y del amor.

 

Si nos remontamos a la época romana, por estas fechas se celebraban las fiestas paganas al dios del amor, Cupido, o Eros en la mitología griega, que posteriormente fueron cristianizadas, como sabemos que ha ocurrido en tantas festividades religiosas que ahora festejamos.

 

Y si consideramos que ese día está dedicado a San Valentín, el sacerdote mártir romano, deberíamos saber que el emperador Claudio II prohibió los matrimonios entre los jóvenes soldados romanos por entender que se entregaban con mayor ahinco a su tareas bélicas aquellos que estaban libres de cargas familiares. No convenía a los intereses del imperio distracciones sentimentales.

 

San Valentín, de modo clandestino, casaba a aquellas parejas que lo deseaban y que no podían hacerlo legalmente, y fue por ello degollado y convertido en santo para la posteridad.

 

Pueden elegir entre estas tres referencias aquellos que desean festejar este día, y cualquiera de ellas les servirá por la relación que tienen con el sentimiento amoroso. Ahora bien, como muchas de las costumbres foráneas

que llevan años invadiéndonos, esta es una más de las importadas desde Estados Unidos. Un avispada señorita angloamericana a mediados del siglo diecinueve, tuvo la feliz ocurrencia de fabricar una tarjeta con forma de corazón para que los enamorados se felicitaran en ese día. Hoy, las nuevas tecnologías le hubieran frustrado el invento.

 

Y así hemos llegado hasta donde estamos. Los días del calendario van a resultar insuficientes para tanta conmemoración. El día de la madre, del padre, del abuelo, del cáncer, de las enfermedades raras, de..., de..., de ...

 

No vale un recuerdo o un detalle para una fecha concreta, hay que "trabajar" para las causas correspondientes a lo largo de todo el año. Y en una materia tan evanescente como la del amor, hay que actuar con persistencia y mucha sutileza.

 

Es una planta muy delicada y necesita abono y riego, siempre sin pasarse, y preservarla de las condiciones atmosféricas adversas. Un "¡qué guapa estás hoy!", o "te he preparado el plato que te gusta", amén de infinitas pequeñas pinceladas que dan color al cuadro, ayudan a mantener el nivel de ilusión en la sangre y que ésta circule sin atascos. Lo contrario puede provocar un "infarto" y la muerte del sentimiento. Y cuando ocurre, ya de nada sirven las técnicas de reanimación.

 

 

1 comentario:

Angel dijo...

Mayte, yo tambien odio tantos tipos de festejos para todo.Para cualquier cosa, saca El Corte Inglés su festividad. ¡Qué hartazón!