domingo, 3 de febrero de 2013





¿LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL?

Ángel Pulla Dijort/Málaga

(Artículo publicado en la Revista nº 28 de AMADUMA en Octubre 2012)

 

Las "Revoluciones" que marcan los cambios de tiempo en la historia de la humanidad no se basan en que un día, sin ningún tipo de marca especial, unos "indignados" y algunos grupos de militares se sublevan y toman la Bastilla y declaran la toma del poder por el pueblo. No.

Estas revoluciones maduran poco a poco, durante muchos años, muchos cambios, muchas cesiones y otros tantos forcejeos, al paso de una o dos generaciones, nos encontramos con que aquellos polvos han traído estos lodos. Y todo aquello que veíamos como una serie de incongruencias sin justificación alguna, ahora resultan una solución clara y digna para esos problemas irresolubles que entonces no atormentaban.

Un actual ministro alemán, hablando del  actual estado de la crisis, tanto en Europa como fuera de ella, decía a inicios del pasado mes de junio que debíamos procurar que nuestro actual sistema de bienestar no tuvieran que pagarlo nuestro hijos, y mucho menos nuestros nietos.   

Mirando un poco a la Historia, encontramos hacia el año 1760, a mediados del siglo XVIII, que se inicia en Inglaterra una serie de modificaciones, de hechos e iniciativas, que dieron lugar al nacimiento de la llamada Primera Revolución Industrial. 

Se inició en Inglaterra, racionalizando la producción manufacturera, mejorando la producción agrícola, y transformando las estructuras económicas y demográficas.

El crecimiento del mercado, el tejido y el hilado del algodón y el desarrollo del ferrocarril y el carbón, con el rejuvenecimiento y mejora de la alimentación de la población, produce un gran impulso al crecimiento del mercado, con importante mejora del transporte y la industria.

Transcurrido poco más de un siglo, hacia el año 1875 a 1914, el descubrimiento y explotación de nuevas fuentes de energía: el petróleo, la automoción, la electricidad, traen consigo un imponente desarrollo de la industria química, de la nueva siderurgia y de la industria alimentaria.


 

Hemos entrado en la llamada Segunda Revolución Industrial

Estas nuevas fuentes de energía y su consiguiente mejora en otros niveles de desarrollo industrial inducen a unas nuevas formas de innovación en el sistema laboral, tan poco evolucionado en aquellas épocas, e incentivan el nacimiento y posterior evolución de nuevas planificaciones científicas del trabajo.

A partir de 1912 comienza a establecerse el posteriormente llamado taylorismo, consistente en la aplicación de métodos científicos de la nueva orientación del trabajo hacia la división de las tareas en el proceso de producción para perseguir especialmente un incremento de la productividad. Esto ocasionó una mejora en tiempos, que resultó vital para la producción en cadena. Esta producción en cadena, llamada fordismo, por  ser el sistema utilizado por H. Ford, se basa en la especialización y la reducción de costos.       

Y así, sin tregua, unos años después nos encontramos hacia 1960 con la Tercera Revolución Industrial. El estudio, desarrollo y producción de las nuevas fuentes de energía, con el impresionante desarrollo de la energía nuclear, y especialmente el cambio y evolución de las llamadas Energías Renovables han dado lugar a lo que se ha llamado la Revolución de la Inteligencia. 

Ni más ni menos, sus defensores y científicos propulsores del cambio, como el economista,  escritor y asesor político Jeremy Rifkin, aconsejan abandonar el modelo agotado de la Segunda Revolución Industrial y abrazar la Tercera basado especialmente en las energías renovables e internet.

Y en este camino andamos actualmente, caminando y esforzándonos por conseguir su culminación, como así se hizo en las anteriores. Desarrollando los avances en organismos transgénicos y perfeccionando la automatización de la producción.

 

Y de pronto, nos encontramos con que no todo son "Revoluciones Industriales", símil de avance tecnológico, sino que el "motor" necesario para que esos avances sigan ocurriendo ha sufrido una tremenda ruptura  financiera a nivel mundial, que nos plantea algo en lo que ni siquiera hemos querido pensar: La Teoría de Olduvai.

¿No será esta la Cuarta Revolución Industrial o la Primera del Decrecimiento? 

Esta teoría, planteada por Richard C. Duncan, contempla que hacia el año 2030, la humanidad iría regresando a niveles vividos en años anteriores, hasta conseguir poco a poco, y en el espacio de unos mil años, ubicarse en una cultura basada en la caza, semejante a su situación hace unos tres millones de años.  

El citado Señor Duncan basa su teoría en cinco postulados capitales:

1.     El crecimiento exponencial de la producción de energía finalizó hace más de 40 años.

2.     Los intervalos de la producción energética en EEUU anticipan los de "crecimiento, estancamiento y declive final"

3.     El declive final de la civilización industrial comenzará alrededor del año 2012.

4.     Los apagones totales o parciales serán indicadores fiables de declive total o final.

5.     La población mundial declinará por falta de capacidad de carga de la tierra.

 

 

Los niños y los jóvenes actuales se preguntan ¿para qué sirve la política? ¿Qué papel desempeñan los políticos?

 

Cuando encuentras presagios como el de Richard C. Duncan, y otros que por enmascarar más pesimismo no he querido señalar, tú mismo, que en tantas ocasiones has peleado porque esos políticos, elegidos por nosotros (democracia)  dirijan al país a unas situaciones de bienestar y tranquilidad, actualmente desconocidas, vuelvas a plantearte de nuevo el mismo interrogante al que ahora se  someten nuestros jóvenes cuando dudan de la finalidad de la política, del ministerio, de la función de estos señores a quienes hemos encargado la dirección de nuestros destinos.

 

Y si realmente tiene razón Mr. Duncan y estamos camino de la "Revolución del Decrecimiento" - nuestro receso al nuevo "clan del oso cavernario"-, ¿alguien de nosotros se ha planteado seriamente un Plan B serio y que no nos incite a una intensiva depresión universal? 

 

"¿Cuánto silencio falta para que empiece EL GRITO?"

 

 

 


 
 
 
 

 

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