miércoles, 11 de mayo de 2011

YO TAMBIEN ESTUVE ALLÍ

(Egipto y Cuba)

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

En una de las reuniones que esporádicamente celebramos algunos amigos, casi todos procedentes del extinto Grupo de Estudio e Investigación de la universidad, alguien propuso comentar cómo veíamos la evolución del problema de la totalidad de los países del norte de África, pero que abarca a todos los países árabes en general.

Una vez presentadas algunas opiniones, mi amiga Mayte hizo constar una petición. Si se habla de dictaduras, hemos de hablar de todas ellas, Egipto, Libia, Cuba, etc. En aquellos días estaba Mubarak a punto de caer.

Por supuesto, solamente se habló de los países árabes. Pero yo sí me quedé con la sugerencia de mi amiga y hoy, aquí quiero hablar de ella.

El año 1990 estuve siete días en Cuba y en 1992, siete en Egipto. En principio quiero dejar muy claro que esos días y yendo en plan turista, no es tiempo ni ambiente, ni preparación suficiente para poder exponer posteriormente una opinión sobre esos pueblos. 

Sí tienes tiempo, si tienes ganas de ver y estudiar aspectos, datos, y si eres observador, detalles que pueden ayudarte a formar una idea, superficial, pero al menos sirve de prueba de todo aquello que puedas utilizar como muestra de su forma de vida, educación, nivel cultural, económico, etc.

¿Qué idea traje yo de Cuba?

Te duele ver un pueblo bien preparado y sin posibilidad alguna de ni siquiera mantener en buen estado lo que tienen. La Habana es una ciudad colonial preciosa, a la que le falta todo. Desde la pintura de los edificios hasta los cristales de las ventanas, tapadas con papel y clavadas con tablones.

En general tienen un nivel cultural bastante alto, con un sistema educativo que alcanza a un muy alto porcentaje de la población.

Es muy alto el porcentaje de cubanos graduados en la universidad. Casualmente nos encargaron entregar un paquete a un matrimonio, él abogado, ella médico. El paquete era todo ello medicamentos, mejor dicho, elementos de cura, vendas, esparadrapo, alcohol, aspirinas, etc. Ella agradeció el regalo como si fuera oro. No tienen nada. A pesar de disponer de buenas plantillas de médicos en los hospitales, en numerosas ocasiones no pueden operar por no disponer del material más elemental para poder hacerlo.

Y nos comentó que su marido ejercía por la mañana la abogacía y por la tarde era taxista. De esta manera podía llegar a conseguir unos mil dólares al mes. Ella, ejerciendo la medicina, llegaba a unos cuatrocientos cincuenta mensuales.

 "Estoy convencida de que siendo "jinetera", ganaría cinco o seis veces más que así, pero para eso hay que valer y querer".

Los niveles de formación, según recuerdo, abarcaban dos tipos de enseñanza obligatoria (primaria y secundaria), y según la evaluación de las posibilidades de cada alumno, pasarían a una formación preuniversitaria, técnica profesional y a la universidad.

Cuba a nivel educativo se encontraba entre las cinco primeras naciones a muy pocos puntos de Finlandia, que creo que era la primera.

Económicamente su nivel  es muy bajo. Les falta lo esencial. Pero no les ofrezcas nada. No te lo van a admitir. Son muy orgullosos. Se ajustan perfectamente a aquello que ellos creen su parte.

Me llamó la atención cuando me decían que en Cuba es en el único sitio de América Latina donde todavía se quiere a España. Y es cierto.

Es muy difícil hacerle a un cubano que acepte algún regalo o dádiva que él no crea que ha ganado con su servicio.

Es muy sorprendente que cuando le convences que se ha merecido ese regalo, no pida nada para sí mismo. Lo hace para sus hijos. Ropa pequeña, zapatos de niño, cuadernos para clase, lápices, gomas, etc.

El gobierno no les fabrica suficiente ropa y calzado para niños. No producen, hay que ayudar al productor. Enfocan toda su producción a las necesidades de las personas productoras.

Tampoco tienen suficientes lápices, cuadernos, gomas, etc, para el colegio. Y los padres es lo primero que buscan.

No hay población pidiendo. Los hay vendiendo u ofreciendo servicios, si ven que los necesitas. No te piden.

Igualmente hay muy baja incidencia delictiva (robos, atracos) no se suelen ver. Sí es muy fácil ver escenas amorosas, sexuales, en el Malecón o incluso dentro de una de las fábricas de puros (creo que era en la que fabrican los puros Montecristo), encontramos a algunas parejas dedicadas a estos menesteres, sin importarles quienes estuviéramos en esos momentos por los pasillos.

Es gente muy amable y cariñosa. No te piden, pero no tiran nada, todo lo recogen y aprovechan para los suyos. Resulta llamativo ver que en el restaurante donde comimos uno de los días, al final de la comida, todos los camareros llevaban los platos que retiraban hacia una zona donde tenían preparada una gran "paellera", y allí iban recogiendo todas aquellas sobras que se encontraban en buen estado. Al final, reparto y para casa de cada cual. 

Lo normal es no sentir desconfianza hacia la población. Generan confianza.

¿Cómo vi yo la vida en Egipto?

 Su nivel económico es muy bajo. No con igual reparto que en Cuba. Aquí había un nivel muy bajo en general, pero adivinas, y ves, otras capas de población que, aunque también muestran señales de escaso poder adquisitivo, no aparecen tan llamativas como en el nivel anteriormente citado.

Resulta impresionante observar a la entrada de El Cairo viniendo del aeropuerto,  por debajo de la autopista y a ambos lados de la misma, existe un enorme cementerio, muy mal cuidado, y durante todo el trayecto por la autopista estás viendo a la gente que vive allí, en las tumbas y monumentos. Allí hacen su vida multitud de personas.

Después encuentras otro nivel muy superior a aquellos otros, aunque difícilmente localizable a nivel de calle y que pertenece a la clase alta del país.

El aspecto de las personas, la estructura y la caótica situación de las calles (esos barrizales, o esas polvaredas), inducen al visitante a una predisposición en contra de sus habitantes, a un "si lo sé no vengo" difícil de sustituir después por otro sentimiento más agradable.

Continuamente, a pesar de la policía e incluso del ejército, te rodean un sinfín de pedigüeños que no cejan en su empeño en conseguir tu limosna, que te la solicitan sin reparar en medios, con empujones, tirones, de cualquier forma imaginable.

Ellos mismos te advierten sobre el cuidado con la suciedad en bares, restaurantes, etc. Yo me he encontrado con la imposibilidad de tomar un té por falta de higiene. Solamente apetece consumir (comer, beber) en las cafeterías de los hoteles. Y aun así, vigila siempre lo que te sirven.

Nunca te ofrecerán nada o te harán nada si no existe la contraprestación del "one dólar". Jamás. Una simple fotografía donde aparezca una persona, inmediatamente te exigirá su "one dólar".

Ví mucha más desesperanza en Egipto que en Cuba. Naturalmente, eso nunca podría asegurarlo, es lo que aparece a la vista del viajero, nada más.


Estas observaciones que hice en mis estancias en Cuba y Egipto son simplemente eso, impresiones que recibes sin ningún otro tipo de pretensión, que no sea la de poder comentarlas como experiencia de algo visto. No más.

Vine con la convicción de que no era eso lo que yo tenía entendido como "comunismo". No lo querría para ningún otro país.

No obstante, aún no admitiendo el comunismo como sistema de vida, por lo que había visto en Cuba, lo preferí al sistema (¿) de Egipto, productor de tan ingente cantidad de miseria, sin esperanza de mejora de ningún tipo, lo que les impedía ese orgullo por defender sus ideas, equivocadas o no, pero que al menos en Cuba les infundía la esperanza de que luchaban por algo.

Son dictaduras, inaceptables, pero si yo tuviera que elegir… lo tengo claro.

2 comentarios:

Perchelero dijo...

Querido Ängel: Comparto y suscribo las ideas fundamentales de tu escrito, y lo hago desde el punto de vista de un individuo que, por circunstacias laborales, tuvo que permanecer largo tiempo en dos países gobernados por terribles dictaduras en aquel entonces, estos países eran Filipinas y Túnez.
En ambos casos he visto como la gente siempre me han atendido con una sonrisa en la boca, a pesar de saber que yo era allí un privilegiado.
En ambos países la riqueza del pueblo era esquilmada por las dos familias gobernantes, los Marcos wn Filipinas y los Alí en Túnez y especialmente sangrante eran los papeles de sus respectivas esposas (de Imelda Marcos se sabía bastante, de la esposa de Aí casi nada, pero ambas eran almas gemelas en la tarea de chupar la sangre del pueblo).
En las Filipinas, con sus mil y pico islas y sus mil lenguas diferentes, el colonialismo USA hacía estragos, y el sueño de muchísimos philipinos era poder emigrar a EEUU, él/ella o sus hijos/hijas, porque representaba su sueño de poder mejorar en su vida.
En el Tunez que cooocí el mayot deseo de los jóvenes era poder emigrar a Italia, porque a menos que fueras del partido único y/o familiar de los grupos dominantes no tenías el más mínimo porvenir.
Y para no terminar este comentario a medias, recuerdo que pasé 30 años viviendo en una de las peores dictaduras habidas en el mundo, la de nuestro general golpista, en los que los delatores, los torturadores eran los amos del cotarro, mientras los jóvenes de mis época teníamos puestos los ojos en poder emigrar a Francia, Alemania o Suiza para encontrar una vida mejor.
Dictaduras ninguna, aunque sean dictablandas.
Un abrazo, hermano

Tomás Morales dijo...

Yo no he estado allí, pero la fotografía mental que siempre me ha acompañado coincide, exactamente, con tu descripción y eso que no te considero capaz de leerme el pensamiento.
Saludos.
Tomás