miércoles, 18 de mayo de 2011

ATEÍSMO BURGUÉS  2

Tomás Morales Cañedo

Enero 2.010                                    

 

                                                       

         Como ya he dejado escrito en otras reflexiones, aunque la burguesía fue la causante principal de la liberación absolutista, tanto política (representada por el Rey y la Aristocracia (feudalismo renqueante)) como religiosa, logrando desalojar de los mecanismos del poder a la jerarquía eclesiástica, no consiguió esa otra liberación humana, más amplia y más deseada.

 

         Su grito de guerra bien pudo ser el "si ya tenemos el poder económico de la nación, ¿Por qué no podemos tener, también, el poder político?". No otra cosa fue la revolución francesa, una revolución burguesa, un traspaso añorado, exigido y conseguido de poder, desde las manos del viejo régimen a las nuevas fuerzas económicas y sociales.

 

         Lo de "el poder reside en el pueblo" fue sólo un brindis al sol, por personas interesadas y para gente incauta que, al ver que ya no estaban los de siempre, les hicieron creer que ahora el poder residía en ellos.

         En realidad, como sabemos, el poder residió y reside (y no parece que deje de residir, de momento) en la nueva y pujante clase burguesa. Con el agravante de  que "el" poder se ha convertido en "EL" poder, de nuevo absolutista, como piedra angular o piedra maestra sobre la que van a descansar el resto de los poderes.

 

         Acudió al rescate del pueblo de manos del Rey para convertirlo en esclavo del capital, de ellos.

 

         Liberó al Estado de la Religión, separando sus ámbitos, pero no liberó, sino sólo parcialmente, a las personas de la religión, al convertirlo, teóricamente, en ciudadano, no teniendo, ya, que ser necesariamente feligrés.

 

         Sí contra la Iglesia, no necesariamente contra Dios, pues las condiciones de vida que iban a venir después harían que muchos, ante la imposibilidad de liberarse de las condiciones de miseria, se agarrasen de nuevo a Dios, aunque ya no a través de intermediarios eclesiásticos, sino directamente.

 

         La Religión dejó de ser asunto de Estado y pasó a ser asunto privado, lo que para una amplia masa analfabeta, insuficientemente preparada, ello no fue un alivio, sino un nuevo problema más, por lo que aumentaría su influencia al llamar, directamente, a las puertas de sus conciencias individuales.

 

         Con la revolución política, y desde ella, llegarán todas las demás revoluciones, siendo la iniciativa privada la base de la actividad económica.

 

         Los campos se cercan, por la necesidad de ciertas materias primas para hacer funcionar las máquinas y las pobres gentes del medio rural, cada vez más pobres, emigrarán a la ciudad, saliendo de Málaga y metiéndose en Malagón, huyendo de la muerte e ingresando en otra muerte.

 

         Y las naciones pobres, emigrando a las naciones ricas, y trayendo en su petate junto a la esperanza de no morir las creencias de sus religiones no separadas de sus estados.

 

         Es más, veremos a la izquierda radical europea más ocupada y preocupada por defender los derechos religiosos de los emigrantes que en criticar su religión, junto a todas las demás, como alienación y esclavitud.

 

         Los emigrantes procedentes de aquellos países islámicos en los que el poder político y el poder religioso recae sobre la misma persona, cuando desembarcan y acceden a las naciones europeas u occidentales, con un concepto de poder totalmente distinto, donde la Iglesia tradicional poco tiene ya que hacer en el panorama político, sino que, además, se encuentran con una libertad de cultos, se desata una competición entre las religiones para ver cuál de ellas consigue más feligresía, para así intentar tocar poder.

         La Iglesia Católica, en España, no hace más que recurrir a la tradición para intentar conseguir espacios de poder pero la religión se ha retirado a sus cuarteles de la privacidad, aunque muchas veces, para hacer ver lo contrario, montan concentraciones en defensa de los más variados temas, desde la familia a la escuela, desde las campañas de declaración de la renta a los años jubilares, desde la ley del aborto al sacramento del matrimonio, desde…. a….

 

         Es, un poco, la envidia de la Iglesia Católica, en concreto, ante la incursión y asentamiento de otras religiones, amparadas por nuestra constitución, que han acabado con el, hasta no hace mucho, monopolio y al que. nostálgicamente, sueñan llegar a volver.

 

         Los partidos conservadores no le hacen ascos a esta pretensión de la Iglesia ("una de cal y otra de arena"), si no de forma manifiesta, sí de manera soterrada.

 

         En temas como educación, valores, familia,… hay cierta sintonía por lo que los partidos conservadores quieren que sean tratados como temas de Estado. Cuando, si lo observamos atentamente, en esos tres ámbitos y en otros muchos, la marcha de la historia es progresiva, intentando unir sensibilidades y no excluir a ninguna.

 

         La lucha por un Estado Ateo o, al menos no confesional, un estado que no profese religión alguna, siendo respetuoso con todas, siempre que se mantengan dentro de la ley, es un objetivo a conseguir y por el que merece la pena luchar, una reivindicación que se respira en el ambiente.

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