sábado, 27 de febrero de 2010

LA PRUEBA DE LA SEMANA.

Tomás Morales Cañedo

Enero 2010                                      

 

                                                                 

         Uno, que es de poco pero intenso dormir, y que duerme cuando tiene sueño y pasea cuando le apetece y que lee y escribe constantemente, porque es lo que más le gusta,…

         Ese uno, (o sea yo) es amante de la radio, como fondo y como fuente de reflexiones.

 

         Hay una emisora que, a altas horas de la noche, tiene un programa titulado "La prueba de la semana".

         Consiste, a cambio de una Mp3 o algo similar, hacerle creer a alguien íntimo, a la novia, al amigo, a la madre,…una barbaridad, un hecho insólito, algo "increíble" (pero que se lo tiene que "creer") para poder conseguir el premio.

 

         Desde que "llevo un mes, cariño mío, acostándome con Nuria, que, como sabes, es tu hermana y tres años más joven que tú. Quiero que sepas mi determinación de irme a vivir con ella, así que ¡adiós!….). Y todo esto, así, en frío, con la guardia baja.

 

         O, "oye José, que quería contarte algo y no quiero que te lo tomes a mal, pero estoy acostándome con tu madre. Has visto que llevo una semana sin ir a clase, "por estar enfermo", (por eso te dije que me pasaras los apuntes), pero no es verdad. Es que cuando tu sales de casa para ir a clase a la Facul. y tu padre se ha ido al trabajo, yo me voy a tu casa y me acuesto con tu madre, hasta eso del mediodía. Pero que tú no te lo tomes como un insulto…

 

         El vocabulario de la persona que se siente ofendida no puede ser expuesto aquí. ¡La cantidad de improperios, de tacos, de insultos, de blasfemias, de sapos que salen por esas bocas,… son para oírlos, pero no para escribirlos!

 

         La última. Una hija única, universitaria, huérfana de padre, que tiene que hacerle creer a su viuda madre que ha decidido vender el piso (cuya entrada, primeras letras, avales,…los ha puesto la madre, pero que en la escritura de compraventa sólo consta la hija) y entregárselo a una secta en la que acaba de ingresar, porque está viendo la luz y el dinero no es importante en esta vida, y que, además, acabe de raparse la cabeza al cero, para que ella (la madre) vea/sepa la firme determinación de hacer lo que dice que va a hacer.

         Además "quiero que sepas que has dejado de ser mi madre, ahora lo que tengo son hermanos, en un grupo que estábamos ciegos pero que estamos encontrando y yendo por el buen camino, hacia la luz…" ¡Estoy viendo la luz, mamá! ¡Adiós!

 

         Lo que la madre dice, cómo llora, cómo grita, cómo….

 

         Y todo para, luego, al final, decirle que "ERA UNA BROMA", que era la prueba de la semana y que "tu novio, tu amigo o tu hija la ha superado con éxito, y se lleva la Mp3 o un fin de semana en Nerja.

 

         Yo no sé vosotros. Yo me cojo el coche, el AVE, el avión,… y, sin esperar a coger el móvil, me planto allí, y como no estén esperándome la policía con la camisa de fuerza,  del primer bofetón que le pego…

 

         ERA UNA BROMA.

 

         Es como si yo voy al circo con mi Santi y el domador de osos me lo coge (en broma) y me lo mete en la jaula de los osos (broma) y el oso (en broma) que no obedece las órdenes del domador y me coge a mi niño y comienza a morderlo, a zarandearlo, a tirarlo por el aire (en broma). Y cuando yo (en serio) me cojo la silla de tijera en que estaba mi niño, me lanzo a la pista y la emprendo a silletazo limpio contra el domador, contra el oso, contra el payaso que pasaba por allí, contra la trapecista, que sonríe, contra el director del circo y la madre que lo parió, y comienzo a blasfemar, y si en vez de la silla tengo una pistola a mano y cuando voy a empezar a disparar contra todo lo que se menee…

 

         ES UNA BROMA.

 

         El oso no era un oso sino un hombre metido en un vestido de oso.

         Lo que el oso zarandeaba y pisoteaba no era mi Santi sino un muñeco de trapo.

         Todo….Todo… había sido una BROMA.

 

         ¿Era BROMA el infarto que casi me da? Y la "angustia sufrida" por mí, ¿también era una Broma? ¿Era broma mi "sufrimiento angustioso"?.

 

         Pero ¿dónde está el límite entra la "broma" y el "delito"?. Y ¿quién marca ese límite?, ¿el bromista? El bromista no tiene límites porque para él eso no es real, sino un simulacro de verdad, una broma.

         ¿Sería totalmente explicable y justificable el que, yo, engañado, hubiera matado a alguien?

 

         Pero es que, ya mismo, no es que sea por teléfono, veremos en directo el cameo con Nuria, con la madre, o la cabeza rapada.

         ¿Cómo  puede uno prestarse a esa complicidad morbosa, dañina, letal, con un ser querido?

 

         ¿Cómo  puede distorsionarse la realidad de tal manera que genere en el "bromeado" ese estado tan….?

 

        

         ¿Y el infarto que casi les provoca? ¿No es real?

 

         ¿Cómo pueden ser compensados esos tres minutos de angustia por un simple artilugio o un fin de semana en la costa como recompensa?

 

         ¿Hasta dónde llega la irresponsabilidad de quien entra en ese diabólico juego, a costa, tan sólo, de un ser querido?

        

         ¿Qué hemos hecho con los valores, ¡Dios mío!?

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