lunes, 23 de noviembre de 2009

NO SIEMPRE ES LITERATURA…

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

 

Yo he contestado varias veces que hemos hablado de esto, que me hubiera gustado ser músico o escritor.

 

Una lástima. Ni sirvo para una cosa ni para la otra. Y mira que me esfuerzo. No en la música, donde soy un verdadero desastre, sino en la literatura, donde no "progreso adecuadamente".

 

Y me duele porque conozco amigos y amigas, que lo han conseguido, y han hecho verdaderos milagros, y se me han hecho admirados literatos. Tan es así que no me extrañaría ver, con el tiempo, a alguno o alguna de ellos/as con la debida consideración dentro del campo de las letras.

 

Sin bromas. Tengo alguna amiga que escribe de maravilla. Me gusta leer su "producción". Sabe hacerlo. Y esto lo ha conseguido en unos pocos años. Se ha impuesto mejorar y lo ha conseguido. La envidio. Como también a otros amigos, que no es que hayan mejorado, ellos ya venían con su carga literaria al hombro.

 

Hace unos días, recordando con mi amigo y antiguo compañero de estudios Bautista, recordando, digo, a antiguos compañeros nuestros, me nombró a uno, que de pronto me trajo a la mente a un pretendido "Lope de Vega" con su "más de ciento en horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro". Angel Carralero era el antiguo compañero, irreductible escritor, aficionado, y que era capaz de en una noche armarte una obra de teatro con cuatro actos y no sé cuantas situaciones impensables, todo ello, por supuesto sin  ordenadores, entonces todavía no habían llegado, sino a bolígrafo y libreta, pariendo todas esas situaciones para un reparto de varios actores ¡y como digo todo a bolígrafo!

 

Pero lo peligroso de esto, no era lo que pudiera salir de tal esfuerzo creador, sino que además te lo hacía leer al día siguiente para así poder corregir lo que tú pudieras señalar como flojo, o engrandecer su ego literato, si se te ocurría alabar su obra. Un castigo.

 

Y no conozco las causas de que me eligiera a mí, precisamente a mí, como una especie de corrector de su infatigable musa teatral. Literalmente le huía, cada vez que le veía venir hacia mí con el enorme bloc bajo el brazo.

 

En uno de los trabajos que nos encargaba el profesor de literatura, Don Vicente, como ya he dicho en otras ocasiones el mejor profesor de literatura que yo recuerdo, presentó mi amigo Carralero un poema, no recuerdo de que iba el trabajo, pero sí recuerdo cómo empezaba aquel inolvidable "Quiromántico poema de mi lánguida novela…"

 

Todos entendimos la crítica literaria del profesor a tan "sublime" obra literaria, menos precisamente su autor, que la tomó como una loa a tan insigne trabajo… Era temible, como digo, cada vez que se le veía con su bloc bajo el brazo, buscando un momento para hablar contigo. Temible.

 

Hace unos días escucho en la radio a un señor que había cometido la ¿osadía? de haber traducido el Quijote al "spanglis". No sé si esto es una hazaña o una causa de condena a cadena perpetua. No lo sé. Lo que sí sé es que con literatos de semejante calibre, mi amigo Carralero puede resultar un premio nacional en cualquier momento.

 

Precisamente, en la crítica hecha a semejante osadía cometida con el Quijote, alguien, creo que un profesor, comentó algo que sí me sonó mucho. Recordó aquel otro Quijote traducido al latín macarrónico (quién no ha escuchado alguna vez una traducción macarrónica, especialmente cuando estudias latín en bachiller).

 

Decía algo así como "in uno loco manchego de cuius nomen non volo calentare cascos"… ¡para partirte de risa o enviar a galeras al autor de la traducción!

 

Siempre hemos tenido ocasión de sorprendernos con traducciones "raras", especialmente cuando nuestros profesores de latín encontraban algún gazapo metido entre nuestras propias traducciones. Nos recordaban aquel caso en que uno de sus alumnos "desparramaban su saber" y nos dejaban una frase para la historia.

 

"Lupus et agnus siti compulsi". Traducción sui generis: "al lobo y al cordero les tiembla el pulso ". Con casos semejantes no es extraño que a los aficionados a literatos se les encendiera la chispa y prepararan sus blocs y sus bolígrafos, y nos quisieran luego obsequiar con ser los primeros en saborear sus obras…  

 

Naturalmente, en el mismo caso nos encontramos nosotros cuando presentamos al resto de mortales nuestros escritos en nuestros blogs o revistas.

Por eso empiezo diciendo que yo envidio a mis amigos/as que tienen esa facilidad y ese don, que no puede llamarse de otra forma, de poder plasmar en un escrito algo que a otros nos cuesta  lo indecible y que en definitiva no somos capaces de conseguir. Ni siquiera copiándoles.

 

Y es que no todo lo que se escribe es literatura…

 

 28 de agosto de 2009

 

sábado, 21 de noviembre de 2009

¿QUIÉN DEFINE AL POETA?

Mayte Tudea Busto

Noviembre 2009

 

Tomás, nuestro filósofo, ha escrito: "Ser poeta es una cosa muy seria y hay que ser muy arrogante o muy necio para adjudicarse a sí mismo esta condición". 

 

Y yo me pregunto: ¿Y quién es la persona capacitada para otorgarle a otra ese título?

 

Yo leo a poetas contemporáneos –algunos de ellos afamados y reconocidos-, y sin embargo, ante la lectura de algunos de sus versos permanezco indiferente, sin que ningún eco se produzca en mi interior ni consigan despertar en mí ningún tipo de sentimiento.

 

Yo entiendo que la poesía tiene que estar principalmente compuesta de emociones, y despertarlas en el que las lee obligándole a reflexionar sobre lo leído, a interpretarlo y a comprenderlo siempre desde la vertiente del sentimiento, porque un poema es una flecha lanzada directamente al corazón de la sensibilidad.

 

Siguiendo el razonamiento de Tomás, yo sólo puedo considerarme "una aprendiz de poeta", si es que a esto se le puede considerar un "oficio". Una aprendiz entusiasta y hasta "encandilada" con esta labor –que a veces se resiste-, esta labor  en ocasiones huidiza e ingrata, y en otras, generosa y magnánima.

 

Y nunca dejo de sorprenderme cómo cuando traslado al papel las palabras o las metáforas que van surgiendo, éstas no siempre responden a un pensamiento elaborado y concreto, si no que tienen entidad propia, y parece que se hacen tangibles por una voluntad ajena a la mía; que esos versos son producidos por un ser extraño a mí, o que brotan desde un compartimiento oculto que yo desconozco y del que no poseo la llave.

 

Estoy de acuerdo con Tomás en que la palabra poética viene depurada desde su origen y contiene en sí misma la esencia de las cosas y sólo de este modo podrá permanecer en el tiempo y alcanzar algo parecido a la inmortalidad.

 

Disfrutando a San Juan de la Cruz, a Quevedo, o a Machado –por elegir a algunos de los que me tocaron el corazón- me asombro de que aunque hayan transcurrido, años, siglos, desde que crearon sus poemas, éstos siguen permaneciendo vivos, plenos del vigor y de la emoción con la que fueron escritos, y provocan en mí ese pálpito, ese temblor, y me sigo admirando y maravillando de que continúen siendo tan actuales y al mismo tiempo, tan eternos.

 

 

PALABRAS POÉTICAS

 

 

 

                                                                  Flotando en nebulosa iridiscente,

igual que ardiente magma se caldean,

y en fértil limo nacen y procrean,

yendo del corazón hasta la mente.

 

La idea las atrapa, y a la mano

la orden manda certera y concluyente,

y el papel las recibe complaciente,

y deja huella fiel del ser humano.

 

Primero una palabra, luego un verso,

tejidos con mil hilos plateados

se conforman poemas, que anudados,

 

prendidos en el haz y en el reverso

del pensamiento, fluyen, y con calma,

vibran cual eco y llegan hasta el alma.

 

sábado, 14 de noviembre de 2009

1.- LIBERTAD Y PERSONAS MAYORES

Tomás Morales Cañedo/Prof. Filosofía

Junio 2009                              

 

                                                       

         Es curioso. Decimos que la persona mayor, jubilada, es la doblemente libre porque:

         1.- ESTÁ ya LIBRE DE ese trabajo estresante, oneroso, obligatorio, sometido a un horario…

         2.- ES LIBRE PARA hacer lo que quiera, cuando quiera, donde quiera,… (pura definición de libertad: opción, elección, decisión,…).

 

         Sin embargo, este mismo mayor, LIBRE, está, cada año que pasa, un poco más limitado (vista, oído, cinestesia, variadas limitaciones orgánicas, desde la próstata a las mamografías, desde la glucemia, el colesterol y los triglicéridos a la analítica del cuello de útero…).

 

         LIBRE pero LIMITADO somáticamente y, por desgracia, a veces, dependiente.

 

         ¡Somos la…. leche, los mayores!

 

         Desde nuestra mucha y múltiple utilidad podemos ayudar a ser libres a otros, familiares o colectivos desprotegidos, pero también podemos interrumpir la convivencia en quienes nos rodean y mermarle libertad.

         Queramos o no, una disminución o merma de la libertad del mayor es un freno a la libertad de los hijos y familiares.

 

         Se comete un error de bulto cuando se pontifica con esa frase ya célebre: "La libertad de uno acaba donde empieza la libertad del otro". Como si la vida estuviera parcelada y cada uno pudiera ser sólo libre en su parcela.

         ¡Qué error!

 

         Igual que la vida discurre y se mete por todos los vericuetos, la libertad auténtica es sólo la libertad con los demás y entre los demás.

         La libertad no es un freno para no chocar, sino un acelerador moderado que se inmiscuye en todo: ideas, creencias, personas, instituciones. Ser libre es caminar con ellas y entre ellas, sin dejarse esclavizar por ninguna, sino enseñoreándose con todas.

         La libertad no es anarquía, veleidad, capricho, arbitrariedad, sino poder hacer lo que se debe hacer en un mundo habitado por otras personas como yo o distintas a mí.

 

         Uno tiene que ser libre para entrar, ver, sopesar y comprar cualquier cacharro en cualquier cacharrería.

         Pero uno no es libre para echar abajo las estanterías. Aunque puedas hacerlo, no debes hacerlo, luego no quieras hacerlo.

         Tú no puedes querer lo que no debes querer.

 

         Sartre, un filósofo existencialista, afirma que "lo sagrado son los otros"

 

         Soy libre en la sociedad, pero no soy libre para fracturarla, para desestructurarla, para cargármela. Tienes derecho a nadar en la piscina, pero no a salpicar a los demás bañistas.

         A todos los bañistas nos interesa mantener limpia la piscina, en las mejores condiciones, incluso cuando tengamos que guardar turno, por aglomeración.

         Siempre "respeto" a las personas, a todas, aunque no te gusten, toda persona es respetable y merece respeto, aunque sea un hijo puta (será una persona hija puta, pero persona).

         Otra cosa es la "tolerancia". Ya no hablamos de personas sino de ideas. Y como hay ideas intolerables ("la raza blanca es superior a cualquier otra raza", "la mujer es inferior al varón"….) no se puede ser tolerante con ellas, sino combatirlas, no admitirlas, mostrarse intolerante,…

 

         Somos parte y, a la vez, usuarios de la sociedad. Es nuestra obligación conservarla porque sólo ella nos posibilita la libertad. No podemos/no debemos desnaturalizarla.

         La libertad, en la sociedad, es como el aire que respiramos ¿quién puede estar interesado en contaminarlo?

         No vayas respirando más de la cuenta, hay aire para todos. Una libertad excluyente es la prisión que uno construye para morir asfixiado en ella.

 

         Los hombres no sólo coexistimos, sobre todo convivimos, pero toda convivencia exige renuncias.

         ¿Qué clase de libertad es la del que vive, solo, en una solitaria isla?

         Se es libre en colectividad.

 

         Una persona, en una silla de ruedas, con movimientos físicos limitados, puede ser más libre que un atleta. Porque la libertad habita y se juega en el campo del espíritu, no en el cuerpo.

         La libertad física ni siquiera es condición necesaria (cuanto menos suficiente) para ser libre.

         Naturalmente es preferible gozar de la libertad de movimientos, pero el espíritu es ajeno, es inquilino del hombre interior.

 

         Viajar por el mundo de las ideas o de los sentimientos es más gratificante que sólo caminar por las aceras. Que se lo pregunten, si no, al padre de los agujeros negros o de la historia del tiempo.

         Ejercitar la gimnasia interna, hacer footing intelectual y transitar por tantos pensadores que en el mundo han sido, produce elasticidad al espíritu. Te hace mejor persona.

         En la introducción a uno de mis artículos recomendaba ese ejercicio intelectual,  para que las neuronas no se oxidaran, porque así se retrasa el envejecimiento.

 

         Dicen que los ciegos compensan la ausencia o deficiencia del sentido de la vista con una mayor estimulación en los otros sentidos, para que no se note la merma. Es una especie de vasos comunicantes.

 

         Quizás cuando el mayor ya no pueda seguir aprendiendo más es cuando empieza a ser más sabio.

domingo, 8 de noviembre de 2009

LA VERDAD DE LOS DICHOS

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

El refranero español, ese compendio del saber popular, es una muestra de la posibilidad de elegir, con gracia y precisión, el significado de las palabras. De su oportunidad, concisión y exacta significación de las mismas.

 

En mi tierra se dice a menudo de una persona, cuando esta presenta habitualmente su lado más arisco y con pocas ganas de practicar sus actitudes diplomáticas, si las tuviere, aquello de "este tiene muy mala hostia", "mala follá" que dicen los granadínos.

 

Sí, son palabras quizá demasiado fuertes, o malsonantes, pero reflejan con gran exactitud lo que quieres señalar. Su mal carácter, su nula predisposición  al diálogo, al buen trato.

 

Hay un programa en televisión que se llama Operación Triunfo. No me digan que les hable de él porque no lo he visto nunca, y si me apuran, conozco algo a una tal Rosa, a Bisbal y al chico que era albañil. No recuerdo su nombre, aunque sí recuerdo su forma de proceder siempre, abrazando, llorando y muy entregado. No sé nada más. Sin embargo, sí me he quedado con la cara, la forma de ser y, especialmente, de expresar sus opiniones de un componente del jurado, que además se lo monta como tal, y que manifiesta, al menos a mí me lo parece, que tiene muy bien aprendido el papel de "mala hostia", que alguien le ha asignado.

 

Este señor al que me refiero se llama Risto, entiendo que debe ser un alias, o apodo o lo que sea.

 

Se lo monta bien. He visto una entrevista que le hicieron y he entendido perfectamente su estrategia, al menos como él la cuenta. En su primer programa, según él, hizo el "primo", por error o por nervios de principiante, y se juró vengarse en los siguientes. Y así lo hizo, y así nació su mito.

 

Mito consistente en un individuo, auténticamente "mala hostia", que sin ton ni son insultaba a todo aquel que tuviera la mala suerte de tener que actuar en esa noche, sin preocuparle en absoluto cualquier tipo de trauma que su crítica pudiera causar al infortunado.

 

Supongo que en varias ocasiones algunos se acordarían de todos sus antepasados. Es natural. Yo, en mis tiempos de actividad laboral, muchas veces, al llegar a casa, le decía a mi madre que se duchara a menudo, porque algunos de los empleados, seguramente se habrían acordado de ella, y no precisamente para felicitarla.

 

A este señor Risto seguro que le pasaba igual. Y que él sería consciente de lo mismo. Este es el auténtico representante del individuo "mala hostia" del que hablaba anteriormente.

 

Pero es que es seguro que todos tenemos ahora en la cabeza a una o varias personas, conocidas nuestras, que son igualmente genuinos representantes de este tipo de personas.

 

De mi época de bachiller, años ha, recuerdo algunos individuos auténticamente seleccionados para ocupar lugar principal en este campeonato.

 

Recuerdo a un tal Olmedilla, que era un mamoncete, un mala hostia total, que no disfrutaba más que haciendo la puñeta a todo el mundo. Por cierto, siendo ya mayorcitos, vino en una ocasión a pedir un favor para una operación que tenía que llevar a cabo en Valencia, y ya no aparentaba, o al menos eso parecía, aquel individuo que yo recordaba de pequeño, sino a una persona muy alejada del semejante mal-nacido.

 

Nos hemos cerrado en este dicho en concreto, aunque podíamos haberlo hecho en otros varios. Sin embargo, este es más fácilmente recordable, porque no es raro que todos recordemos a algún individuo de semejante calaña. ¿Quién no ha tenido un profesor clásico "mala hostia? Quizá alguno de vosotros, los que os habéis dedicado a la educación, hayáis sido en alguna ocasión también catalogados por vuestros alumnos como "huesos", "cenizos" o "mala hostia" y puede que haya sido con razón ¿o no?

 

 

13 de agosto 2009

     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 1 de noviembre de 2009

CHARLAS FEMENINAS

Mayte Tudea Busto

Septiembre 2009

 

Hablábamos de temas intrascendentes. Un pequeño grupo de mujeres, piando como pájaros, picando como pájaros sobre los asuntos livianos, domésticos, sobre las cosas comunes del día a día, y haciéndolo con desparpajo, de ese modo tan natural, como sólo saben llevarlo a cabo las pertenecientes a mi sexo.

 

Hubo un momento de silencio. Y una de nosotras suspiró. Suspiró de un modo profundo, como si le hubiera surgido desde las mismas entrañas, desde la profunda oquedad del centro de la Tierra. Todas nos volvimos a mirarla. La atmósfera se hizo densa, cambió radicalmente el tono ligero que había flotado hasta ese momento en el ambiente, e intuimos que iba a variar sustancialmente nuestra conversación.

 

"¿A la edad a la que hemos llegado, estáis todas conformes con la vida que habéis tenido? ¿De qué os arrepentís? ¿Qué cambiaríais?"  Así, como un trallazo, sin solución de continuidad, las tres preguntas se encadenaron y  provocaron en el resto de nosotras una expresión de sorpresa contenida.

 

¡Y a continuación se abrió la caja de Pandora! Yo conocía la vida de cada una de ellas -somera o profundamente, dependiendo de quién se tratara-, pero sobre aquella mesa virtual se colocaron sentimientos desconocidos, frustraciones ignoradas, fracasos ocultos, ambiciones inéditas, reflexiones extrañas... Todo un mundo. El "mundo" de cada una de las componentes de aquel grupo, un "mundo" personal e intransferible; sus vivencias, su vida.

 

El lugar resultaba adecuado para las confidencias. Una amplia terraza desde la que divisábamos el mar, un incipiente anochecer de Septiembre –cálido aún-,  una larga mesa con variados alimentos, y unas copas de vino que propiciaban la fluidez de la charla y que ayudaban a expresar con mayor facilidad lo que había permanecido soterrado hasta entonces.

 

"¡Ay, si en lugar de casarme con A lo hubiera hecho con B...!.¡Si hubiera terminado la carrera que abandoné para casarme...!.¡Si hubiera reunido el valor para dejar a mi marido...! ¡Si no me hubiera separado de él...! ¡Si hubiera tenido hijos...! ¡Si no hubiera tolerado tanto tiempo que me maltratara!; "Si hubiera aceptado aquella proposición..." Si, si, si... Cuántos condicionales, cuántas incógnitas por resolver...  Allí había material para una novela, o dos, o media docena...

 

Sólo una persona permanecía escuchando y en silencio durante el largo tiempo que duró aquella improvisada sesión de "terapia de grupo". Observaba, sonreía, y pensaba... "de haber ocurrido todo lo que lamentan que no haya pasado, hoy estarían quejándose precisamente en sentido contrario".

 

La mayor parte de las elecciones importantes que realizamos en nuestra vida -profesión, matrimonio, paternidad, etc.- están sujetas a error. ¿Cómo acertar con una decisión de tan profundo calado y de tan larga duración? Aquello que ambicionamos y soñamos en un determinado momento, -momento en el que además no habíamos madurado lo suficiente-, no tiene por qué permanecer inalterable a lo largo de los años. Las personas crecemos y el crecimiento implica cambio.

 

La vida es un continuo aprendizaje. Y lamentarse no sirve de otra cosa más que de desahogo. Errar y aprender. Esa es la ecuación. Y dar gracias por estar vivos.

 

Y allí mismo comencé a garabatear mis impresiones, y al cabo de un rato se transformaron en un soneto.

 

 

EL FIN DEL ESTÍO

 

 

El tiempo del fulgor se ha marchitado,

las dulces mieses del fecundo estío

barridas son al cauce de ese río,

que en su voraz fluir las ha arrastrado.

 

Y una sutil tristeza nos embarga,

un halo melancólico, envolvente,

se apodera del cuerpo y de la mente,

y la más dulce miel se torna amarga.

 

Mas no es hora de duelos ni lamentos,

tuvimos cuanto fue; si no supimos,

extraer de la vida los momentos

 

de plenitud, de gozo; si perdimos,

si resultó un error nuestro apostar,

         si aprendimos, ¡aprender es ganar!