NO SIEMPRE ES LITERATURA…
Ángel Pulla Dijort/Málaga
Yo he contestado varias veces que hemos hablado de esto, que me hubiera gustado ser músico o escritor.
Una lástima. Ni sirvo para una cosa ni para la otra. Y mira que me esfuerzo. No en la música, donde soy un verdadero desastre, sino en la literatura, donde no "progreso adecuadamente".
Y me duele porque conozco amigos y amigas, que lo han conseguido, y han hecho verdaderos milagros, y se me han hecho admirados literatos. Tan es así que no me extrañaría ver, con el tiempo, a alguno o alguna de ellos/as con la debida consideración dentro del campo de las letras.
Sin bromas. Tengo alguna amiga que escribe de maravilla. Me gusta leer su "producción". Sabe hacerlo. Y esto lo ha conseguido en unos pocos años. Se ha impuesto mejorar y lo ha conseguido. La envidio. Como también a otros amigos, que no es que hayan mejorado, ellos ya venían con su carga literaria al hombro.
Hace unos días, recordando con mi amigo y antiguo compañero de estudios Bautista, recordando, digo, a antiguos compañeros nuestros, me nombró a uno, que de pronto me trajo a la mente a un pretendido "Lope de Vega" con su "más de ciento en horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro". Angel Carralero era el antiguo compañero, irreductible escritor, aficionado, y que era capaz de en una noche armarte una obra de teatro con cuatro actos y no sé cuantas situaciones impensables, todo ello, por supuesto sin ordenadores, entonces todavía no habían llegado, sino a bolígrafo y libreta, pariendo todas esas situaciones para un reparto de varios actores ¡y como digo todo a bolígrafo!
Pero lo peligroso de esto, no era lo que pudiera salir de tal esfuerzo creador, sino que además te lo hacía leer al día siguiente para así poder corregir lo que tú pudieras señalar como flojo, o engrandecer su ego literato, si se te ocurría alabar su obra. Un castigo.
Y no conozco las causas de que me eligiera a mí, precisamente a mí, como una especie de corrector de su infatigable musa teatral. Literalmente le huía, cada vez que le veía venir hacia mí con el enorme bloc bajo el brazo.
En uno de los trabajos que nos encargaba el profesor de literatura, Don Vicente, como ya he dicho en otras ocasiones el mejor profesor de literatura que yo recuerdo, presentó mi amigo Carralero un poema, no recuerdo de que iba el trabajo, pero sí recuerdo cómo empezaba aquel inolvidable "Quiromántico poema de mi lánguida novela…"
Todos entendimos la crítica literaria del profesor a tan "sublime" obra literaria, menos precisamente su autor, que la tomó como una loa a tan insigne trabajo… Era temible, como digo, cada vez que se le veía con su bloc bajo el brazo, buscando un momento para hablar contigo. Temible.
Hace unos días escucho en la radio a un señor que había cometido la ¿osadía? de haber traducido el Quijote al "spanglis". No sé si esto es una hazaña o una causa de condena a cadena perpetua. No lo sé. Lo que sí sé es que con literatos de semejante calibre, mi amigo Carralero puede resultar un premio nacional en cualquier momento.
Precisamente, en la crítica hecha a semejante osadía cometida con el Quijote, alguien, creo que un profesor, comentó algo que sí me sonó mucho. Recordó aquel otro Quijote traducido al latín macarrónico (quién no ha escuchado alguna vez una traducción macarrónica, especialmente cuando estudias latín en bachiller).
Decía algo así como "in uno loco manchego de cuius nomen non volo calentare cascos"… ¡para partirte de risa o enviar a galeras al autor de la traducción!
Siempre hemos tenido ocasión de sorprendernos con traducciones "raras", especialmente cuando nuestros profesores de latín encontraban algún gazapo metido entre nuestras propias traducciones. Nos recordaban aquel caso en que uno de sus alumnos "desparramaban su saber" y nos dejaban una frase para la historia.
"Lupus et agnus siti compulsi". Traducción sui generis: "al lobo y al cordero les tiembla el pulso ". Con casos semejantes no es extraño que a los aficionados a literatos se les encendiera la chispa y prepararan sus blocs y sus bolígrafos, y nos quisieran luego obsequiar con ser los primeros en saborear sus obras…
Naturalmente, en el mismo caso nos encontramos nosotros cuando presentamos al resto de mortales nuestros escritos en nuestros blogs o revistas.
Por eso empiezo diciendo que yo envidio a mis amigos/as que tienen esa facilidad y ese don, que no puede llamarse de otra forma, de poder plasmar en un escrito algo que a otros nos cuesta lo indecible y que en definitiva no somos capaces de conseguir. Ni siquiera copiándoles.
Y es que no todo lo que se escribe es literatura…
28 de agosto de 2009