sábado, 6 de abril de 2019

SI YO ME DEDICARA AL ANALISIS POLITICO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

(Publicado en la revista de Amaduma de Febrero de 2019)

Tiemblo al pensar que fuera real esta suposición mía, de si yo me dedicara al análisis de la situación política. Eso sí, trabajo no iba a faltar. Lo que puede que echara en falta es un buen psicólogo, o alguien que pudiera calmarme los nervios cuando estuviera en plena ebullición para conseguir entender a tanto imbécil como tenemos dedicado a la política.

Realmente entender a todos estos señores que defienden hechos, datos y fechas que su único fin es apoyar sus posturas, que no corresponden a realidades expuestas por ellos y denegadas por el resto del personal, eso es difícil de afrontar y conseguir que los demás admitan el fallo que ellos mismos exponen.

Pero tanto o más difícil es entender que dentro del resto de los que pretenden convencer a los anteriores de que están en el error, se den tal cantidad de desconcierto y de posturas antagónicas que cualquiera que los vea exponer dentro de sus centros esas posturas y sus correspondientes defensas, creerá que estamos mezclando diversas posiciones sin ningún tipo de cohesión entre ellas. 

Y para terminar de cuadrar el círculo, nos encontramos con una especie de sombra o fantasma de algo que los de mi edad reconocemos enseguida como alucinaciones de niño, cuando te contaban en el colegio esas historias del imperio hacia el sol, soñando con las estrellas y brazos en alto y aquello que nos tenía dios señalado y que íbamos a lograrlo mirando al sol y con la camisa nueva…

Hay un aire rondado toda Europa, con tendencias a crecer, renaciendo o al menos pretendiendo hacerlo a todo lo tendente a la extrema derecha, que ni siquiera los partidos de derecha en España se habían atrevido a tocar, pero que han provocado a cara descubierta que se coloquen en Andalucía con cuatrocientos mil votos – dios mío, ¿tanto "señorito" tenemos aquí? -, no puedo entender que la gente de bajo nivel económico ose votar por semejante programa.

Espero y deseo que sea cierto eso que opinaba un periodista en la radio sobre la duración de este esperpento llamado extrema derecha en España y que lo reducía todo a la duración del "process catalá". No más, porque se le acabarían las teas para avivar el incendio que desgraciadamente arraiga en las mentes menos acostumbradas a arrostrar estas y mayores aventuras políticas y de cualquier otra índole. Y que además coinciden con las menos formadas  intelectualmente.

Siempre que hay heridas, hechas accidentalmente o infringidas adrede por algún interesado en abrirlas, acuden todos los carroñeros a devorarlas o a pudrirlas para así poder disfrutar de ellas.

Aquí vendría bien lo dicho por Joan Margarit: "Una herida también es un lugar donde vivir". Efectivamente, los hay que disfrutan de esos lugares y viven de ello.

No es comprensible que hechos sueltos, que ocurren en cualquiera de los rincones de nuestro país, sean capaces de fructificar y enardecer los ánimos de muchos de sus ciudadanos hasta el punto de llevarles a votar a sus propios maltratadores, porque tienen la triquiñuela de meter por medio una idea, normalmente falsa y ajena a sus ideales y que jamás pondrán en práctica, y que a los otros les suena como un trino celestial que les va a proporcionar su futuro bienestar y riquezas para sus familias - ¡ay desgraciados, si supierais que eso mismo que vosotros deseáis para vosotros es lo mismo que ellos desean para ellos, sacándolo de vuestro propio beneficio! -.

De cualquier forma siempre puedes encontrar hechos que te fuerzan a plantearte de nuevo los pensamientos preconcebidos sobre nuestras actuales situaciones políticas, como si fuera algo tan frágil que no pudiera aguantar el mínimo temporal.

Tengo testigos que pueden asegurar que hace al menos un año que yo predije lo que finalmente ha sucedido con Podemos – sus dirigentes Pablo Iglesias e Iñigo Errejón -.  

"Los más obstinados suelen ser los más equivocados, como todos los que no han aprendido a dudar". (Samuel Butler)

Son dos formas totalmente distintas de entender su posición en el actual panorama político. La una es dialogante, participante como uno más de los componentes del plantel; la otra es absolutamente egocentrista, no admitiendo en su entorno a nadie que no admita que él es el centro y el resto gira a su alrededor.

Jamás podrá mantenerse un grupo alrededor de algunas personas, especialmente estoy pensando en una concreta, sin que haya adoración en su entorno. No se entiende la delegación de funciones, solamente las que buenamente esta persona entienda que su benevolencia puede ceder  a los que forman parte de su corte, previa aprobación de su idea centrista y a cuyo alrededor debe girar todo su entorno. Sin estos previos acuerdos, no hay posibilidad de formación política alguna que pueda existir bajo su mando.

Lógicamente todo aquel que destaque, que no asuma su orden y que tenga ideas nuevas y además las exponga al conocimiento del resto, sin la previa autorización de su "yo", será defenestrado u obligado a aceptar el desprestigio que merezca. Véase, apartado de la directiva, pérdida de poderes, pérdida del derecho de fundador, enviado a un destino lejos del poder supremo que él personifica. Con amigos así, no necesitamos enemigos.

Por supuesto, me reitero en mi frase inicial, y entiendo las dudas que a veces atacan a los que intentan explicar o analizar las vicisitudes, los que se dedican a la vida política en este país. Más bien, en cualquier país, no creáis que hay tanta diferencia de unos a otros.

A menudo, dejándome llevar por mi costumbre todavía no abandonada definitivamente, me digo a mí mismo "yo haría esto o aquello", o "debería imponerse tal sistema o aquella corrección"…

Mejor ni intentarlo, siempre encuentras asuntos bilaterales con peor resultado que lo que tú pretendías evitar. Lo que sí tengo muy claro desde hace mucho tiempo es que la mayoría de los líos que cada vez se desarrollan con mayor virulencia se evitaría "hablando, hablando y hablando".     

Así les evitarían a los comentaristas y analistas políticos muchas horas de trabajo.



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