viernes, 6 de julio de 2012




ES DOLOROSO, PERO ES IMPRESCINDIBLE. Y URGENTE

Ángel Pulla Dijort/Málaga

(Este es un artículo mío publicado en la Revista de AMADUMA del mes de mayo pasado).

Posiblemente, si yo estuviera en el puesto del presidente del gobierno, dimitiría antes de tomar algunas de las medidas que hay y habrá que tomar.

Pero yo lo haría porque no me he entrenado para estos asuntos. No soy político - ni dios quiera -, y además me gusta tomar las decisiones en aquello que veo claro y en corto, no es mi debilidad la macro-economía. 

Lo que sí es innegable es que las medidas que se están tomando por parte del gobierno español, no solo NO nos van a sacar de la crisis en que estamos - donde por cierto nos han metido unos impresentables que ahora ni dan la cara ni devuelven lo que han saqueado -, sino que además a finales del año 2013, si es que llegamos, utilizando la célebre frase de Alfonso Guerra "a España no la va a conocer ni la madre que la parió".

Tendremos un país con escasísima clase media alta, mucha clase media baja, y una enorme masa de pobres, de todo tipo, incluidos los de solemnidad, que me gustaría escuchar a quien sea capaz de poner en orden semejante jamelgo.

 Y con qué medios y con qué avales y con qué planes. 

No tengo la capacidad de imaginar la situación laboral de aquellas personas menores de cuarenta años, cuando logremos conseguir que vuelvan a poderse incorporar de nuevo a un sistema laboral normal.

Si se les exige las condiciones actuales para acceder a la jubilación ¿Con qué edad podrán jubilarse o qué tipo de jubilación recibirán con sus historiales laborales?

Entiendo la obsesión por la disminución de la deuda de los países, pero no solamente la deuda puede hundir las economías. Debe vigilarse y corregirse, pero ello puede coexistir con otro tipo de medidas que a su vez estimulen la creación de puestos de trabajo.

Si al exceso de deuda, unimos es exceso de desempleo y el desajuste en los precios, se me erizan los cabellos al pensar en cómo nos encontraremos en España a finales del año 2013.

Es previsible, aunque nos resulte muy doloroso a todos los que ya lo hemos visto anteriormente, hace muchos años, que se repita la oleada de españoles en busca de trabajo a otros países que hayan tenido mejor trance que nosotros.  Lo peor es que en esta circunstancia tendremos un enorme hándicap. Serán muchos los países que compitan por colocar sus excedentes en otros puntos, al igual que nosotros.

Estados Unidos de América y Gran Bretaña han decidido seguir otro tipo de medidas económicas para intentar salir de la crisis, y poco a poco lo han ido consiguiendo (¿?), pero en Europa, siguiendo las directrices marcadas por  Alemania - la señora Merkel - nos hemos obcecado exclusivamente en la eliminación del déficit, sin preocuparnos que eso mismo nos lleva al estrangulamiento del crecimiento del PIB, y consecuentemente a la pérdida - y no recuperación - de puestos de trabajo, pérdida de valor de las retribuciones, menor consumo y, como consecuencia, vuelta de nuevo a más pérdidas de puestos de trabajo. Y así hasta el agotamiento, la depauperación y la postración final. 

No entiendo qué tipo de incapacidad tenemos que nos impida discernir entre tantos problemas, que es precisamente la falta de competitividad, perdida hace ya un tiempo, la que nos aboca a nuestra situación dentro del grupo de países del euro, y produce esa falta de crecimiento potencial, perdido con la desaparición del boom inmobiliario y que nos sitúa en el punto donde nos encontramos. Con alto déficit, poco empleo y el excesivo endeudamiento y dependencia del visto bueno de nuestros "valedores" para cualquier pretendida operación.   

Siempre que se habla de la "generación perdida"  se hace referencia a aquella generación de intelectuales habida entre la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión.

Considero que este final del siglo XX e inicio del siglo XXI está produciendo una generación tristemente perdida, con el agravante de que va a exigir el paso de excesivos años hasta que se pueda "encontrar", y en qué circunstancias pueda hacerse, es una incógnita. No soy excesivamente optimista en su resolución.

Por lo que estoy viendo estos últimos días, parece ser que en EEUU y en algunos de los países dirigentes europeos están contemplando seriamente un cambio fuera del enroque habitual. Eso sí podría suponer para los "países periféricos" una tabla de salvación, una solución a nuestra agónica situación. Alguna forma de poder volver a pensar en otros sistemas fuera del estrangulante "tipo de deuda" a reducir.

Se empieza a hablar del nuevo control a los bancos. Ellos han sido en gran parte culpables de la crisis financiera que padecemos y hemos padecido. A ellos, en primer lugar, es a quienes se debe controlar y unir al esfuerzo fiscal a nivel europeo.

Continuamente me pregunto y no encuentro una contestación satisfactoria a esta mi obsesión: "¿Qué hace el Banco Central Europeo? ¿Por qué no compra directamente deuda soberana, en lugar de hacerlo por medio de entidades financieras, que lo único que hacen es enriquecerse haciendo lo que en principio debió hacer  el citado banco?"

Sé que hay muchos que pueden contestarme a estas preguntas - con contestaciones precisas, concisas y concretas -, pero también que no hay nadie que quiera hacerlo y menos arriesgar su puesto o sillón por esa causa.

Y sí, acabo de hacerme a mí mismo una promesa de no volver a tocar en la revista nunca más estos asuntos, porque me deprimen y termino por no estar de acuerdo con nadie.

Sí quiero dejar constancia de que, a pesar de los recortes, tomas de decisiones drásticas sobre reducción de gastos, incrementos de impuestos, etc, si no las acompañamos de otro tipo de medidas que animen a un incremento de consumo, financiaciones a pequeñas empresas y autónomos y toda clase de apoyo a la creación de empleo, al finalizar el año 2013, con un posible incremento del desempleo de un millón de personas, no soy capaz de adivinar nuestro porvenir ni el del gobierno. 

 

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