miércoles, 25 de julio de 2012



SE ACABÓ LA CRISIS. COMIENZA LA MISERIA

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

"Se acabó la Crisis. Comienza la Miseria".

Este era el lema de una de las incontables pancartas exhibidas a lo largo de la manifestación del día 20 en Málaga. Las había muy interesantes, muy duras y sobre todo, muy deprimentes, representantes del momento crucial que está viviendo este país.

No sé si alguien, del gobierno por supuesto, no ha sido capaz de ver lo que todo el pueblo exigía, clamaba, el otro día por las calles. El que corresponda a ese grupo de "ignorantes" lo mejor que puede hacer por este país es marcharse.  Quiero dejar claro, antes de seguir, que estoy tan desesperanzado con la situación española, que no me estoy refiriendo a ningún partido político en concreto cuando hablo de posiciones. Me refiero a todos, aunque según lo visto, debería hacerlo más extensivo a unos que a otros.

Me estoy repitiendo artículo tras artículo. ¿Cómo es posible que nuestros dirigentes no se den cuenta desde hace tiempo, que la política que nos IMPONE  Alemania no nos deja avanzar, sino al contrario retroceder, y nos está dejando el sistema financiero-económico destrozado y a su merced para decenas de años?

No se ha tomado ni una medida de creación de empleo, de inversión, de investigación, solamente medidas de recorte y destrucción, desde hace un año.

Recuerdo que la señora vicepresidenta del gobierno, cuando estaba en la oposición, hacia el mes de octubre pasado (2011), cuando estaba la prima de riesgo a 310 puntos, decía muy irritada: "la prima de riesgo se llama José Luis Rodríguez Zapatero".

Agradecería que actualmente, cuando la citada prima de riesgo está a 630 puntos, la señora Soraya Sáenz de Santamaría tuviera la delicadeza de decir: "Ahora, la prima de riesgo se llama Mariano Rajoy Brey".

Según estoy escribiendo este artículo, estoy viendo un aviso de un grupo de economistas europeos, donde se avisa que España está a horas del rescate total. Y nosotros con estos pelos...  

Tan asumido lo tenemos, que ahora ya varios ministros, el señor de "Windows" entre ellos - ¡qué miedo me da este señor, mirad su biografía  y lo entenderéis! - van dejando caer que el rescate total tampoco es tan malo, hay varios países que han mejorado mucho desde que lo han probado...       ¡tendrán poca vergüenza!

Lo malo de ese célebre ajuste es lo que conlleva, eso es lo peligroso, porque el "mazo" que lo acompaña es terrible. Temo que pueda producirse un enorme movimiento social que resulte imparable. Debía decidirse el gobierno a presentar de una vez un programa de actividades que reactiven la economía, y si es que no pueden hacerlo, están atados de pies y manos para ejercerlo por sí mismos, al menos que tengan el valor de salir en el Parlamento y en la televisión - el presidente señor Rajoy, por supuesto - a explicar al pueblo lo que éste está esperando oirle decir.

Hace unos días se comentó en varios periódicos españoles los comentarios que aparecieron de que "nos estamos enterando por la prensa alemana de los que está ocurriendo o va a  ocurrir en España". Aquí nos lo van saltando gota a gota con la esperanza de que eso nos haga menos daño... ¿No resultaría más aceptable que algún responsable del gobierno, cuando sale a dar las noticias, las soltara todas y no unas  poquitas hoy, otras mañana, otras pasado...?

Y no quiero ponerme a comentar sobre asuntos que me están reclamando algunos amigos que opine, porque es demasiado duro, alarmante y que "no quiero entrar en Honduras, que matan al presidente".

Se puede hablar de tantas cosas y de tantas maneras en nuestra situación, que ya casi lo que te apetece es rezar lo que hacía el que iba a Lourdes y se le descarrió el coche de inválidos "virgencita, que me quede como estaba".   

 

lunes, 16 de julio de 2012



LA RIQUEZA DE NUESTRO IDIOMA

Mayte Tudea Busto

14 -julio - 2012            

 

 

Acabo de darme un largo baño en las aguas tranquilas y ¡oh, maravilla! transparentes de este mediterráneo mecido por un poniente que amenaza rolar a terral, y tras el esfuerzo me tiendo sobre la arena y la sensación de relajamiento y bienestar me adormecen un poco. De cuando en cuando entorno los ojos y sólo percibo la línea azul oscuro del horizonte. Si los abro un poco más, distingo un par de barquitos de  pescadores, de los que se dedican a extraer almejas y coquinas del fondo de esta playa. Es un día laborable, apenas son las once de la mañana y no hay demasiada gente. El mayor ruido que percibo es el de las olas, acompasado y rítmico. Empiezan a llegar a mis oídos distintas voces, conversaciones a las que durante bastantes minutos no presto atención.

 

Por el acento de varias de ellas, tanto de las que me llegan de la derecha como de la izquierda, deduzco que pertenecen a un idioma eslavo. Puede ser ruso, ucraniano, o algo similar. Curiosamente, ninguna en castellano.

Ahora esto resulta muy habitual, lo mismo me ocurre cuando me desplazo en autobús, hay veces que tengo la sensación de encontrarme en un país extranjero. Nada que objetar, esto le da al ambiente un cierto exotismo.

 

Detrás de mí una voz masculina y otra femenina van elevando el tono y deduzco, aunque no entiendo lo que dicen, que están discutiendo. Ella lleva la voz cantante y parece recriminarle al hombre, ya que su tono es brusco y casi, casi, violento. Ya no hay ninguna duda de que se están peleando. Sin

ningún tipo de pudor ante el lugar público en el que se encuentran, van enzarzándose cada vez más, al menos verbalmente, y empiezo a sentir una sensación de incomodidad e incluso de cierto temor a que pasen del "dicho al hecho". No me gustaría presenciar una escena violenta, aunque ya es lo suficientemente desagradable escuchar el altercado.

 

Me incorporo, me giro para mirarles y que adviertan en mi gesto el reproche, aunque sea mudo, ante su actitud. Él es un hombre fornido, bien constituido y aparenta fortaleza física. Ella, una valquiria rubia, entrada en carnes y de belleza madura, no cesa en su letanía insistente, irritada y con ánimo de polemizar. Él responde con frases cortas en un tono mucho más conciliador, como tratando de apaciguarla, pero no lo consigue. Y entonces, para mi sorpresa, escucho a la "matriuska" rubia con claridad meridiana y acento castellano decirle casi gritando: ¡Idiota! ¡Hijo de puta!

 

Y es que desengañémonos, no hay un idioma para insultar más redondo que el español. Y la prueba está en el revuelo levantado ayer por la "fina" diputada y su "encantadora" expresión:"¡Que se jodan!". ¡País! Que diría Forges.

 

viernes, 6 de julio de 2012




ES DOLOROSO, PERO ES IMPRESCINDIBLE. Y URGENTE

Ángel Pulla Dijort/Málaga

(Este es un artículo mío publicado en la Revista de AMADUMA del mes de mayo pasado).

Posiblemente, si yo estuviera en el puesto del presidente del gobierno, dimitiría antes de tomar algunas de las medidas que hay y habrá que tomar.

Pero yo lo haría porque no me he entrenado para estos asuntos. No soy político - ni dios quiera -, y además me gusta tomar las decisiones en aquello que veo claro y en corto, no es mi debilidad la macro-economía. 

Lo que sí es innegable es que las medidas que se están tomando por parte del gobierno español, no solo NO nos van a sacar de la crisis en que estamos - donde por cierto nos han metido unos impresentables que ahora ni dan la cara ni devuelven lo que han saqueado -, sino que además a finales del año 2013, si es que llegamos, utilizando la célebre frase de Alfonso Guerra "a España no la va a conocer ni la madre que la parió".

Tendremos un país con escasísima clase media alta, mucha clase media baja, y una enorme masa de pobres, de todo tipo, incluidos los de solemnidad, que me gustaría escuchar a quien sea capaz de poner en orden semejante jamelgo.

 Y con qué medios y con qué avales y con qué planes. 

No tengo la capacidad de imaginar la situación laboral de aquellas personas menores de cuarenta años, cuando logremos conseguir que vuelvan a poderse incorporar de nuevo a un sistema laboral normal.

Si se les exige las condiciones actuales para acceder a la jubilación ¿Con qué edad podrán jubilarse o qué tipo de jubilación recibirán con sus historiales laborales?

Entiendo la obsesión por la disminución de la deuda de los países, pero no solamente la deuda puede hundir las economías. Debe vigilarse y corregirse, pero ello puede coexistir con otro tipo de medidas que a su vez estimulen la creación de puestos de trabajo.

Si al exceso de deuda, unimos es exceso de desempleo y el desajuste en los precios, se me erizan los cabellos al pensar en cómo nos encontraremos en España a finales del año 2013.

Es previsible, aunque nos resulte muy doloroso a todos los que ya lo hemos visto anteriormente, hace muchos años, que se repita la oleada de españoles en busca de trabajo a otros países que hayan tenido mejor trance que nosotros.  Lo peor es que en esta circunstancia tendremos un enorme hándicap. Serán muchos los países que compitan por colocar sus excedentes en otros puntos, al igual que nosotros.

Estados Unidos de América y Gran Bretaña han decidido seguir otro tipo de medidas económicas para intentar salir de la crisis, y poco a poco lo han ido consiguiendo (¿?), pero en Europa, siguiendo las directrices marcadas por  Alemania - la señora Merkel - nos hemos obcecado exclusivamente en la eliminación del déficit, sin preocuparnos que eso mismo nos lleva al estrangulamiento del crecimiento del PIB, y consecuentemente a la pérdida - y no recuperación - de puestos de trabajo, pérdida de valor de las retribuciones, menor consumo y, como consecuencia, vuelta de nuevo a más pérdidas de puestos de trabajo. Y así hasta el agotamiento, la depauperación y la postración final. 

No entiendo qué tipo de incapacidad tenemos que nos impida discernir entre tantos problemas, que es precisamente la falta de competitividad, perdida hace ya un tiempo, la que nos aboca a nuestra situación dentro del grupo de países del euro, y produce esa falta de crecimiento potencial, perdido con la desaparición del boom inmobiliario y que nos sitúa en el punto donde nos encontramos. Con alto déficit, poco empleo y el excesivo endeudamiento y dependencia del visto bueno de nuestros "valedores" para cualquier pretendida operación.   

Siempre que se habla de la "generación perdida"  se hace referencia a aquella generación de intelectuales habida entre la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión.

Considero que este final del siglo XX e inicio del siglo XXI está produciendo una generación tristemente perdida, con el agravante de que va a exigir el paso de excesivos años hasta que se pueda "encontrar", y en qué circunstancias pueda hacerse, es una incógnita. No soy excesivamente optimista en su resolución.

Por lo que estoy viendo estos últimos días, parece ser que en EEUU y en algunos de los países dirigentes europeos están contemplando seriamente un cambio fuera del enroque habitual. Eso sí podría suponer para los "países periféricos" una tabla de salvación, una solución a nuestra agónica situación. Alguna forma de poder volver a pensar en otros sistemas fuera del estrangulante "tipo de deuda" a reducir.

Se empieza a hablar del nuevo control a los bancos. Ellos han sido en gran parte culpables de la crisis financiera que padecemos y hemos padecido. A ellos, en primer lugar, es a quienes se debe controlar y unir al esfuerzo fiscal a nivel europeo.

Continuamente me pregunto y no encuentro una contestación satisfactoria a esta mi obsesión: "¿Qué hace el Banco Central Europeo? ¿Por qué no compra directamente deuda soberana, en lugar de hacerlo por medio de entidades financieras, que lo único que hacen es enriquecerse haciendo lo que en principio debió hacer  el citado banco?"

Sé que hay muchos que pueden contestarme a estas preguntas - con contestaciones precisas, concisas y concretas -, pero también que no hay nadie que quiera hacerlo y menos arriesgar su puesto o sillón por esa causa.

Y sí, acabo de hacerme a mí mismo una promesa de no volver a tocar en la revista nunca más estos asuntos, porque me deprimen y termino por no estar de acuerdo con nadie.

Sí quiero dejar constancia de que, a pesar de los recortes, tomas de decisiones drásticas sobre reducción de gastos, incrementos de impuestos, etc, si no las acompañamos de otro tipo de medidas que animen a un incremento de consumo, financiaciones a pequeñas empresas y autónomos y toda clase de apoyo a la creación de empleo, al finalizar el año 2013, con un posible incremento del desempleo de un millón de personas, no soy capaz de adivinar nuestro porvenir ni el del gobierno.