jueves, 10 de mayo de 2012



PRIMUM VIVERE, DEINDE PHILOSOPHARI

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

El primer impulso de un bebé, es acercar la boca a la teta de su madre, y si puede, hincharse de leche, que es su alimento, su modo de  subsistencia.

Es difícil determinar cuál fue tu primera  osadía en cuestión alimenticia siendo niño.

Sí resulta razonable y natural recordar diversas ocasiones en esa primera edad en que anticipabas tus deseos de alimentarte o de conseguir satisfacciones físicas, sin importarte ningún otro problema fuera del mentado. Lógico, tu primacía era "vivere". El resto no tiene importancia.

Yo recuerdo el ansia con que yo miraba a mi amigo Pepe comerse unas onzas de chocolate "Inca" (muy malo, por cierto, pero para mí inalcanzable), y eso sí era primordial para mí.

No entendías cómo otros niños tenían un tipo de ropa que tú no disfrutabas. Ni por qué tú debías arreglártelas para poder acceder a situaciones que a otros le eran asequibles sin esfuerzo.

Con estos asuntos en trámite, no puedes dedicar tus energías ni tus argucias a plantearte otro tipo de obsesión que no sea la que te cautiva.

Sí. Me temo que ahora el filósofo me dirá aquello de "esa era tu filosofía de la vida", sencilla, elemental, necesaria para ti. Tú te lo planteas de acuerdo con tus circunstancias para cubrir tus necesidades.

De ahí viene precisamente ese "deinde", de ahí viene.

Posiblemente después lo vas alternando. Ahora "vivere", después "filosofari". Pero eso cuando ya tienes (o comienzas a plantearte) otros sistemas de desarrollo, tanto físico como mental.

Es lógico. Comienzas a programarte poco a poco tu enfoque cara al futuro. Ya mezclas las necesidades físicas con las intelectuales.

Aquí comienza en realidad tu "philosophari". Estrenas tu nueva forma de orientar  el horizonte.  

 

Preguntas a las personas por sus urgencias. Qué es lo primero que tú necesitas, o que es lo primero que deseas. En primer lugar te van a decir que quieren, en principio alimento para su familia, vivienda y ropa.

¿Es que desprecian la educación, los estudios? No. Simplemente su lista de prioridades empieza con el alimento para el cuerpo, las necesidades físicas apremian más que las intelectuales.

De cualquier forma, estoy enfocando la situación desde un lugar inadecuado. Debía habérmelo propuesto desde un punto neutro, sin grandes carencias de uno u otro tipo.

En este caso sí creo que la pretensión de saber, el afán de conocimiento se desarrollaría muy parejo a cualquier otro deseo de progreso de la persona.

Si observas a los niños que además de sus estudios  correspondientes a su edad, siguen cursos extraescolares - deportes, inglés, arte, etc. - y lo hacen con entusiasmo, los oyes hablar de sus trabajos, de sus avances, y compruebas que estas personas están disfrutando, además de formándose, de todas estas oportunidades que tienen de formación.

Efectivamente, mirado, como decía anteriormente, desde un punto de vista neutro, sin otras deficiencias, así es difícil mantener el "primum" y el "deinde".

Para ellos es tan importante, o más, su actividad formativa como su mantenimiento, al que nunca le ha restado calidad ni cantidad, para ser echado en falta.

Y a medida que eres mayor, que tienes más experiencia, que mides tu necesidad de conocimientos para tu desarrollo laboral, es cuando más reconoces tu deseo de formarte, de completar tus anteriores estudios. Es posible que en esta época sea más fácil encontrarte en tu "philosophari" particular. Sin que ello conlleve ningún tipo de renuncia a tus aficiones a la buena mesa y bodega.

Nadie podrá negarme un gran rato, una magnífica ocasión de gozo, con un buen libro, una buena botella de vino - hay tan bueno en este país, que no atrevo a señalar uno concreto -, algo de queso o jamón, y tampoco vamos a desdeñar una buena música ambiental.

Aquí ya nadie te exigiría el primum y el deinde, señor philósopho.

 

1 comentario:

Tomás Morales dijo...

"Philosophare", amigo Ángel, eso ha sido/es/será, siempre, lo segundo, "deinde".
Lo primero es "vivere".
Entre "llenar el estómago de comida" y "llenar el cerebro de ideas", ni lo dudes.
Decía Aristóteles que una de las condiciones para "philosophare" era el "ocio" (el no tener que trabajar para comer, tener las espaldas cubiertas, tener asegurada comida, casa,...).
El primer requisito para "filosofar" es "estar vivo", es una "condición necesaria" aunque no es una "condición suficiente". De hecho la gran mayoría de los hombres que están "vivos" no "filosofan"