martes, 20 de septiembre de 2011

¿QUÉ CELEBRA EL PAPA EN CIBELES?

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Hace unos meses, en un artículo publicado en este mismo blog, un anónimo me decía en un comentario que no entendía qué es lo que yo tenía contra el cardenal Rouco Varela. Le agradaría que yo le contestara, pero no pude hacerlo porque al ser "anónimo" no pude contestarle a él/ella directamente, y tampoco creí oportuno inmiscuir al resto de los lectores en un asunto particular.

Aprovecho el inicio de este artículo, que como veis tendrá algún tipo de relación con el citado cardenal, para aclarar a este amigo anónimo que yo no tengo ningún tipo de fijación personal con este señor. Únicamente discrepo con él en la forma de enfocar la vida que cada uno de nosotros tenemos, sin entrar a juzgar cual de las dos visiones es la verdadera. Supongo que para cada cual, es la suya.

Estoy viendo en estos días, aunque ya va llegando de largo, el enorme movimiento – personal, material, financiero, etc. – está produciendo la venida a España del Papa Benedicto XVI para la celebración de una reunión mundial de la juventud católica.

Somos afortunados. Este mundial se nos ha concedido sin tantas pruebas y problemas como el que se pidió para el de futbol, o para las olimpiadas de Madrid.

Acabo de escuchar al alcalde de Madrid en televisión comentar el sinfín de beneficios que esta visita va a proporcionar a España, concretamente a Madrid. Pasado un tiempo, habrá muchas personas que tengan aquí su trabajo gracias a esta visita (sic) del Papa, porque proporcionará la ocasión de dar a conocer esta ciudad al mundo y atraerá muchos más visitantes con el correspondiente beneficio y creación de empleo.

Traigámoslo todos los meses, cada uno a una ciudad, y solucionemos el empleo. Solo hay una pega… ¿a qué precio?

No quiero recordar el que nos costó en Valencia, la última vez que nos visitó.

Corre en estos días un ingenioso dicho por la ciudad de Barcelona. Dicen los aficionados culés que "el Papa está en Madrid y Dios en Barcelona", qué curioso, y sin embargo moviliza muchos más seguidores el Papa que Dios.

Dudo mucho si llamar a estas personas que siguen a  Benedicto XVI seguidores o fanáticos. Vistas varias imágenes de TV optaría por la segunda.

Me causa un gran impacto, comprobar la actuación de la policía nacional en las manifestaciones pasadas. Son bastante más intransigentes con los laicos que con los pro-papa. Qué extraño…

Se ha preparado un extraordinario montaje en Cuatro Vientos para una vigilia con el Papa, montando un escenario para él y sus acompañantes, y toda una explanada para cerca de un millón de personas que esperan en el acto.

Al parecer, aparte de todo el ceremonial, catering para todos, asistencia de varios equipos de bomberos, sanitarios, policías, voluntarios, etc, etc, ya han sido necesario atender a cerca de un millar de personas de los asistentes a la citada vigilia.

Anoche se celebró el llamado viacrucis en Madrid. Yo hace muchos años que no acudo a ninguno, pero recuerdo de pequeño, en el pueblo, cuando se celebraba un viacrucis, se hacía en los laterales de la iglesia, yendo de estación en estación, con un crucifijo que portaba un monaguillo, el cura vestido apara la ocasión, y el resto de la gente de rodillas, rezando en cada una de las estaciones.

En Madrid, formaron los tronos o pasos de semana santa, venidos de distintas ciudades de España y el Papa pasaba en su papamóvil, mirando aquellas magníficas estaciones, que representaban los citados pasos.

Eso en mis tiempos no era un viacrucis.   

No sé, y creo que no lo sabremos nunca, lo que la visita el Papa nos ha costado. Sí me gustaría que mañana se cursara la correspondiente invitación a los representantes supremos de cada una de las religiones que tienen seguidores o fanáticos en España, para realizar una visita a nuestro país, con el mismo fasto que ha disfrutado la actual visita. Es nuestra obligación con las demás religiones.  

Oigo comentar en varios foros sobre la visita papal, la satisfacción experimentada por varios comerciantes de Madrid por el incremento en las ventas de sus productos con motivo de esta visita. Especialmente este incremento se refiere a establecimientos de comida rápida, cafeterías, tiendas de recuerdos, bares, etc.

No admito tal incremento como comparativo entre el gasto y su recuperación, ya que ésta supone un porcentaje ínfimo en comparación con el importe del gasto consecuente de todos y cada uno de los puntos en que se ha incurrido para poder llevar a cabo la mencionada visita.

No estoy en contra de que los católicos puedan celebrar la visita de su primer dirigente, como tampoco lo estoy en que se celebren las festividades de Semana Santa, o cualquier otra. Lo que sí me gustaría es que cada iglesia (católica, budista, musulmana, etc.)   sea responsable – también económicamente – del gasto que ello supone para las cuentas locales, regionales y del estado. Ahí estamos muchos que no pertenecemos a ninguna de ellas, y estamos contribuyendo a su mantenimiento.

No me digan ustedes que esto trae la contrapartida de los ingresos que dejan estos visitantes. Una comparativa ingresos – gastos arrojaría un saldo   excepcionalmente negativo para las arcas del estado acogedor.

No pretendo dejar la impresión de que estoy radicalmente en contra de la visita papal.

Me parece bien que venga, y tampoco me sentaría mal que no viniera.

Lo que no me gusta, y creo que si yo viviera en Madrid me hubiera molestado sobremanera, es que se monte tal espectáculo, se deje una gran parte de la ciudad inmovilizada, se persiga con tal tozudez a los que no admiten estos hechos, y además se muestre a unos seguidores del Papa tan intransigentes y con tan escasa inclinación al dialogo de la razón, si se les saca fuera "Cristo te ama" y "Esta es la juventud del Papa".

¿En qué parte estaría Cristo si tuviera ocasión de asistir a la celebración?     

 

No hay comentarios: