domingo, 5 de septiembre de 2010

LA  "UTILIDAD"  DE LOS ABUELOS

Mayte Tudea Busto

 

La época estival en que los niños están de vacaciones, y la manifiesta incompatibilidad del trabajo de las mujeres fuera de casa con la atención que requieren los niños durante estos casi tres meses de descanso escolar, exigen de los abuelos, y también les permiten, una dedicación más intensa hacia los nietos que durante el resto del año.

 

Aunque nuestros hijos agudizan el ingenio para resolver de la mejor manera posible este problema –ahí están los campamentos de verano, las vacaciones divididas, etc.-, no obstante, aún quedan huecos difíciles de llenar que afortunadamente pueden cubrir los abuelos, y a ellos recurren en estas circunstancias.

 

Yo hablo de mi experiencia personal, en la que cuando se me pide ayuda, lo hacen de manera que la carga sea lo más llevadera posible. Sé de otros casos, en los que directamente y sin preámbulos, "encasquetan" los niños a los abuelos y les convierten durante casi todo el verano en "canguros" forzosos, sin posibilidad de elección. ¡Y qué decir de los que ejercen esta función a lo largo de todo el año! Este sería un tema aparte para tratar en profundidad: el descarado egoísmo de algunos hijos que no reparan en que sus padres han tenido ya una vida completa de trabajo, y cuando les llega la hora de liberarse justamente de esas obligaciones, recaen sobre ellos otras nuevas, no por agradables menos cansadas de llevar a cabo.

 

No cabe la menor duda de que convivir con nuestros nietos es un auténtico disfrute, pero es innegable que después de una jornada completa con ellos, la sensación física que uno experimenta es similar a la del "picapedrero" tras su jornada de trabajo.

 

Los niños son incansables. En esas cabecitas en permanente ebullición se desarrollan ideas peregrinas, a veces de difícil realización, pero que a ellos les parecen enormemente sencillas. "Abuela, ¿por qué no construimos una nave espacial? ¿A que sería "chuli"? Lo cierto es que se conforman muy fácilmente, y el envase de cartón de un televisor y cuatro aditamentos más, les permite imaginar que el "engendro" en cuestión puede despegar en cualquier momento y llevarles a la luna.

"¿Y si nos disfrazamos de esquimales, abuela?" Y esto en un día de viento africano, y próximo a alcanzar los cuarenta grados a la sombra. Y aquí entra en juego la habilidad de los adultos para derivar los deseos de los niños hacia una ocupación entretenida o divertida, aunque más adecuada a las circunstancias.

 

Lo que a mí siempre me sorprende y me maravilla, es la fluidez de las relaciones entre abuelos y nietos, ese amplísimo canal de comunicación en el que los mayores y los pequeños intercambian ideas, deseos, ilusiones, recuerdos. No hay mejor oyente, no hay nadie que preste mayor atención, que ese niño o niña que escucha lo que está relatando su abuelo y que por inverosímil que parezca, él lo convertirá en verdad absoluta e incontestable.

 

Los nietos se sienten queridos, comprendidos, protegidos por los abuelos, y tratan de ampararse en ellos cuando los padres intentan imponer disciplina o algún castigo que entienden necesario. ¡Y que impotencia siente el abuelo cuando los ojos llenos de lágrimas del niño le imploran ayuda o protección, y él sabe que no debe intervenir!

 

La huella indeleble que ese tiempo de infancia y esa especialísima relación familiar dejará finalmente en el adulto que ese niño terminará siendo, no se borrará nunca de su mente, antes al contrario, a medida que transcurran los años se hará más nítida y más presente, y en el momento en que él mismo se convierta en abuelo comprenderá los sentimientos y las emociones que  él despertó en los suyos, y quedará totalmente cerrado el círculo.

 

Aprovechemos pues estos momentos, antes que la terrible "adolescencia" nos los arrebate. 

1 comentario:

Tomás Morales dijo...

Hay dos tipos de abuelos;
1.- Los que están involucrados, día a día, durante todo el año, por los horarios laborales de los hijos.
Estos abuelos son corresponsables de la educación de sus nietos y no puede/no debe haber discordancias ni contradicciones entre lo que ordenan los padres del niño y los abuelos.
2.- Los que, como yo, sólo podemos estar con ellos en períodos vacacionales.
Para este tipo de abuelos la casa debe ser, para el niño, una auténtica "abuelilandia".
Fuera rigideces, fuera imposiciones, juego y más juego, y siempre perdiendo el abuelo.
¡La cara que pone mi Santi, cuando me gana al cinquillo, al "culo sucio", al... ¡ o cuando tengo que repetirle el chiste que le ha gustado, infinidad de veces, ¡y que no se cansa¡,y los cuentos semiinventados a las 12 de la noche hasta que cae rendido,...es para sacar una fotografía eterna y enmarcarla.