¿RACISTA, YO? ¿YO, XENÓFOBO?
Tomás Morales Cañedo
1.- La Posible versión de un ciudadano de a pie.
Anoche fui al cine, con el tiempo bastante justo, y como, de las 6 ventanillas (seis) sólo estaban abiertas 2 (dos), la cola era… Y yo mirando el reloj al tiempo que me preguntaba y me respondía que no me daba tiempo.
Por si esto fuera poco, por la derecha se me quieren colar unos cuantos, y otros tantos por la izquierda. Protesto, levanto la voz, les digo que se pongan a la cola y que la cola está allí detrás. Como no me hacen caso y yo sigo protestando y levantando la voz se acerca el guardia de seguridad, me mira a mí, mira a los "colantes" y me espeta: "Ud. es un xenófobo, Ud. es un racista".
Le explico que no, que es que se quieren colar y que se pongan a la cola. Todos habéis comprendido, sin yo mencionarlo, quiénes eran esos "colantes o coladores o no sé cómo decirlo".
¿Por eso se me puede llamar xenófobo y racista?
Pero es que voy al Centro de Salud del barrio, a pedir una cita para el oftalmólogo, porque mi suegra, que está en una silla de ruedas, y Administración me dice que pida cita para que el médico de cabecera pueda recibirme y pueda darme una cita para el oftalmólogo, y que el médico de cabecera tiene ya cubierto el cupo hasta el lunes, a última hora (y hoy es martes).
Me asomo a las consultas y más del 50 % de los que esperan ni son blancos ni, por la vestimenta, rasgos faciales y lengua en la que entre ellos se comunican, son de aquí y no llevan mucho tiempo viviendo en el barrio.
Me cabreo conmigo mismo, sin manifestar mi cabreo y me viene a la mente el guardia de seguridad del cine: "Ud. es un xenófobo, Ud. es un racista".
Cabreado me acerco a casa y mi hija ha dejado una nota, con un montón de papeles (instancia rellena y firmada, nómina, residencia,…) para que solicite plaza para el niño, en la guardería del barrio.
Me acerco a la guardería y me encuentro con una cola enorme. Cuando, finalmente, me toca el turno y presento los papeles, le echa una ojeada el administrativo y, de sopetón, de entrada, me dice que no pretenderé yo que mi niño entre con la cantidad de solicitudes de padres parados que ya han solicitado plaza.
Le digo al administrativo que si es un delito o un demérito el estar trabajando legalmente, como funcionaria, mi hija, por haber aprobado una oposición y me dice que eso, hoy día, es un lujo.
Cuando intento hacerle ver que muchos de esos padres están cobrando el paro y pintando pisos y muchas de esas madres están cobrando el piso y "asistiendo" por horas en varias casas, me mira intensamente el administrativo…. y se me aparece, en la mente, el guardia de seguridad, recordándome: "Ud. es un xenófobo, Ud. es un racista".
¿Soy, de verdad, racista y xenófobo por cabrearme al no poder disponer de unos servicios que antes sí tenía?
Leo en la prensa de hoy un estudio del Ministerio de Trabajo según el cual el 46% de los españoles, según una encuesta, afirman que es excesiva la presencia de inmigrantes en nuestro país. Y un 31% manifiesta ser elevada dicha presencia.
Que el 37% de los encuestados son reaccionarios hacia la inmigración y un 42% cree que la regulación sobre inmigración es demasiado tolerante.
La empatía y la solidaridad sólo representan el 7,50%,
La transigencia o intransigencia con los emigrantes son las consecuencias, sobre todo, de las necesidades laborales. En tiempos de bonanza, mayor transigencia, pero en tiempos de paro creciente…. Pero también la capacidad de integrarse, de los emigrantes, repercute en la mentalidad del país de acogida. Todo ello viene incrementado con la reagrupación familiar, al incrementarse el número de usuarios. Y, más aún, cuando se suscita la cuestión del derecho al voto.
La crisis económica que se ha instalado y/o enquistado en nuestro país eleva el rechazo hacia la inmigración y demanda leyes más duras.
¿Está volviéndose España xenófoba y racista al ver, en cualquier lugar, tantas personas inmigrantes y experimentar un sentimiento de invasión y masificación de extranjeros?
¿Es xenofobia y racismo el desear (y decirlo) la adaptación política, social, de costumbres,…de los extranjeros al país de acogida (porque la adaptación laboral la han aceptado desde el principio)?
¿Es xenofobia y racismo proclamar que las mezquitas y sus imanes nada tienen que ver con las iglesias y los sacerdotes cristianos, y que los contenidos que se anuncian en ellas en nada se parecen?
¿Es xenofobia y racismo afirmar que en el islamismo religión, política, moral, familia…. van en el mismo kit, sin separación entre ellos?
Cuando nos encontramos con 4,5 millones de parados, ¿tan difícil es comprender que los recursos son cada vez más limitados al ser mayor el número de los que intentan acceder a ellos?
Y cuando hablo de recursos me refiero al mercado laboral, a los servicios, a las prestaciones sociales…
Nadie quiere acapararlos todos, pero lo que no se acepta, de buen grado, es el sentirse desplazado de los mismos.
2.- Planteemos el problema filosóficamente.
Una cosa es la "Norma Ética" que obliga a acoger en nuestro país a todo emigrante, con o sin papeles, porque estamos hablando de personas y nadie es ilegal.
Otra cosa es la "Norma Política" que obliga a limitar el número de emigrantes que pudieran beneficiarse de los recursos de un Estado. A partir de un cierto límite sería el desplome económico de la propia sociedad política.
La Norma Ética es la deseable. La Norma Política es la racional.
El estado de bienestar es incompatible con la solidaridad sin fronteras prescrita por la Norma Ética o por los Derechos Humanos.
El ordenamiento jurídico es el encargado de resolver la contradicción entre ambas normas, cuando lo deseable no es lo viable racionalmente.
¿Tanta pereza moral y/o tanta debilidad intelectual reina en esta nuestra sociedad para no ver que aquí cabemos muchos, que quizá quepamos más, pero que no cabemos todos? Y yo ya estaba aquí, yo soy de aquí y no quiero irme.
No está ni en mi mente ni en mi intención deseo ni propósito alguno de excluir a nadie de nada, pero no quiero sentirme desplazado en mi propia casa.
¿Por eso soy un egoísta? La justicia es exigible, porque estamos en un estado de derecho, pero la caridad es sólo una virtud cristina, voluntaria, no obligatoria.
A un político malagueño sensato, que se atrevió a manifestar en voz alta lo que muchos o todos pensaban para sus adentros, pero a micrófono traicionero cerrado, le costó su vida pública.
Lo políticamente correcto sigue siendo el "discurso vaticano", las frases huecas, sonoras, biensonantes y grandilocuentes, el hablar y no decir nada, el lenguaje desnudo de realidad, ampuloso y etéreo, llenarse la boca de vaciedad.
¿Cómo puede decir, solemnemente, un político, responsable de una nación, en una reunión de los líderes europeos: "la tierra no nos pertenece, pertenece al viento"? Si yo fuera poeta lo denunciaría por intromisión.
Esa frase, en un contexto internacional de crisis económica, ¿merece aplauso, risa o pataleo?
La Norma Ética es el horizonte de Galeano, al que tender, la que orienta, pero nunca es abarcable, porque el hombre puro no existe. Si cuando nacemos biológicamente, lo hacemos desnudos, cuando nacemos socialmente, ya lo hacemos vestidos, en un tiempo concreto y no en otro, en una cultura determinada y no en otra, respirando una religión y viviendo con un comportamiento moral no virginal, perteneciendo a una raza, insertos en un sexo, en una sociedad que se mueve en un modelo productivo, siempre mejorable, pero imposible o suicida darle la vuelta, de la noche a la mañana, como a un calcetín, porque un cambio de mentalidad y de cordialidad, firmemente asentado en una sociedad, podrá ser la tarea y la meta final de un proceso de varias generaciones comprometidas con el cambio, aunque alguno, a nivel individual, pueda construirse su propia burbuja, pero el aire que fuera se respira…
(Cambio y corto).