sábado, 19 de junio de 2010

UN MAL SUEÑO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Como "tranquillo" para iniciar esta historieta, todo es como un mal-sueño, que luego te levantas y…zas, llega la realidad. Cuenta Paul McCartney        que un día se despertó y escribió una canción que había soñado la noche anterior. "Yesterday", preguntó a varios de sus agentes si la conocían, porque no estaba seguro si es que la había oído, y cuando le dijeron que no existía, la publicó. ¡Qué pena no tener un sueño así! 

 

Tener un sueño así y haber despertado siendo un cantante, autor o cantautor de aquellos de los años 60, 70 u 80, que tanto nos han gustado a todos.

 

Ser un componente de "Los Pekenikes", de "Los Brincos", "Los Bravos", haber pertenecido a "Los Beatles", ser "Simon" o "Garfunkel". Ser capaz de revolucionar a la juventud como De Raimon con su "Al Vent".

 

O hacer y cantar las canciones que cantaron "Raphael",  el "Dúo Dinámico", "Nino Bravo", "Miguel Ríos", "Víctor Manuel"…

 

¡Qué no daría yo por haber sido capaz de componer y cantar la canción que más me ha gustado nunca (no digo que sea la mejor), "Mediterráneo" de "Joan Manuel Serrat"!   

 

También hubiera pagado por saber crear "Al alba" de "Luis Eduardo Aute" y tener la habilidad que él tuvo para burlar la censura.

 

 

La verdad es que me hubiera gustado ser músico. Y escritor. Sobre todo escritor. Me da envidia cuando voy paseando y se me ocurren cosas, historias,  les doy vueltas y vueltas y no veo la forma de exponerlas. No soy capaz de escribirlas. ¡Qué lástima no tener la habilidad de un Ruiz Zafón para hablar de mis historias!

 

Hace poco tiempo le he cambiado el nombre a un archivo que tenía en Mis Documentos. Se llamaba "Yo Ando". Empecé a utilizarlo, lo abrí, hace unos ocho años, más o menos, y lo utilizaba para ir anotando cosas tan simples como qué hacía cuando salía a andar todos los días durante varias horas, a quién veía, las horas que andaba, lo que me llamaba la atención.

 

Pensaba que me serviría de terapia, como elemento revitalizador de mi memoria, tan deteriorada en aquellos momentos, y creía que así me obligaba a retener  datos y recuerdos, para posteriormente, poder anotarlos en mi ordenador.

 

Y lo hacía todos los días... ¡Yo estaba tan orgulloso de mi archivo…! Una amiga mía, inspectora de Trabajo, a quien un día le conté mi "hazaña", como si tal fuera, ahora siempre que me ve, me dice: "¡hola, Yo ando!"

 

Después de dos o tres años, dejé de archivar, dejé de contar en mi archivo las cosas que me ocurren cuado ando. Un tiempo después, repasando todos los archivos de Mis Documentos, leí el mencionado archivo, y le di al ordenador la orden de eliminarlo. Yo que durante varios años tuve aquello como si fuera un "best seller", le tenía un gran cariño a mi escrito diario… no imaginaba lo que me pareció cuando, al cabo de tres  años lo leí, una vez liberado de los traumas que siempre te produce en tu interior el tremendo trastorno que has padecido. Me pareció algo naif, infantil, sin mérito alguno literario, ni histórico, ni… nada de nada.

 

De cualquier forma, cuando el ordenador me pidió que confirmara mi orden de eliminar, pensé que era una pena que algo que yo había creído tan interesante, que tanto esfuerzo me había costado ir reflejando día a día, esforzándome por recordar una a una las anécdotas, para reflejarlas, todo aquello, lo iba a tirar a la basura, sin más, y decidí dejarlo, pero eso sí, cambiarlo de nombre. Ahora el archivo se llama "Yo Anduve". Y yo sigo sin ser  escritor.

 

También me hubiera gustado ser un buen filósofo. Saber exponer y defender mis pensamientos. Pero para los que nos hemos quedado en mediocridades, la única salida que nos queda es… ¡Niego la Mayor!

 

Claro…, para qué te vas a andar con medias tintas, de "distingo la mayor", que luego tienes que distinguirla de verdad, y explicar donde está la parte que no admites y la que sí, y explicaciones y causas y… ¡Niego la Mayor! Y esto es lo que hay.

 

 

Mi amigo el filósofo me dice "niega también la menor", pero es que yo con las menores soy muy respetuoso.

 

Los que sois jugadores de mus, ya sabéis que cuando no llevas cartas y vas a jugar de farol, solamente te queda, si quieres "acojonar", echar un ¡Órdago!, jamás envides si no tienes para responder. Ahora, si de entrada sueltas el órdago, el contrario tiene que ir muy bien servido para que te replique.

 

 

En las tesis escolásticas, el recurso es el mismo. Si te estás viendo las caras con un buen filósofo, te va a barrer…, te pongas como te pongas. Pero si es un aficionado y de entrada le niegas la mayor, ya va a tener que ser él quien defienda su tesis, y a lo mejor…

 

Marzo 2010

1 comentario:

Tomás dijo...

Efectivamente, así es. El que niega no tiene que demostrar nada. El que afirma es el que tiene que demostrar lo afirmado.
Cuando digo que "los marcianos no existen", hasta ahí llega mi negación.
Que demuestren que sí los que afirman su existencia.
Pero la negación es una estrategia cómoda.
La verdad no es cara o cruz, como las monedas.
La verdad y la falsedad están entre el 0 de la contradicción y el 1 de la tautología, o sea 99 tramos de verdad y de falsedad. Desde lo "casi seguro que Sí" (el 99.99999 %) a lo "casi seguro que NO" (el 0,00000001 %) hay mucho trecho.
Y la verdad de la realidad (no la verdad lógico-matemática) está a lo largo de todo ese largo tramo.
Los escolásticos decían "Nunca niegues, rara vez afirmes, siempre distingue".
Si cambiásemos la sentencia y dijésemos: "Nunca afirmes, rara vez niegues. siempre distingue", siempre tendrás que demostrar tus afirmaciones y, eso es más trabajoso.

Como siempre, pero esta vez desde el corazón de La Mancha, un abrazo.