sábado, 2 de mayo de 2009

EMBAJADORES

Tomás Mortales Cañedo/Prof. Filosofía

Abril de 2009                                   

 

         Leo en la prensa de hoy, 15 de Abril, que el Vaticano veta a Caroline Kennedy como embajadora de EE.UU. ante la Santa Sede.

         De nuevo está utilizándose mal el lenguaje. Nadie va de embajador/a ante la Santa Sede, sino ante el Estado del Vaticano, como podría serlo ante cualquier otro estado del mundo.

         De nuevo la confusión entre el ámbito estatal (Estado del Vaticano) con el ámbito religioso católico (Santa Sede). No hay/no debe haber ningún "Estado" "santo". Son dos términos inconmensurables, como cuando digo "amor amarillo" o "sentimientos cuadrados". No les corresponde a los fenómenos psíquicos unos calificativos físicos o geométricos. En filosofía no decimos que sean "falsos", sino "sinsentidos" (como el "agua triangular").

 

         Benedicto XVI, en cuanto persona, ostenta dos cargos totalmente distintos: 1.- Es Jefe de un Estado, el Vaticano y 2º es Papa o Vicario de Cristo en la tierra.

 

         Y bien está que, como Vicario de Cristo y Cabeza de la Iglesia Católica, regule las Instituciones religiosas católicas y no permita que intervengan en ellas ateos, budistas, animistas, protestantes,…., personas no católicas o, aún siéndolo, no de "la misma cuerda" que la Jerarquía que él preside.

         Pero como Jefe de un Estado, ¿quién es él para vetar o recusar a Caroline Kennedy por: 1.- Estar a favor de la libertad de las mujeres para abortar; y 2º: Por estar a favor de la investigación sobre células madres (como ya lo ha expresado, también, y públicamente, su Presidente)?

 

         Quiero recordar que ya hace años consiguió que Felipe González cesara como, embajador en el Vaticano, nada menos que a Gonzalo Puente Ojea, uno de nuestros intelectuales más sólidos, un gran teólogo vanguardista, pero heterodoxo (como tantos que hay, ahora mismo, en España) y muy crítico con la Jerarquía eclesiástica a lo largo de toda la historia del cristianismo, sacando a la luz la manipulación que del mensaje cristiano ha hecho.

         Pero es que el Estado del Vaticano ha vetado, también, a divorciados.

 

         ¿Se imaginan Uds. a cualquier otro estado, que no sea el Vaticano, vetando embajadores por tales o parecidos motivos?

         ¿No estarán los Estados, también, confundiendo ambos planos y cediendo ante unas exigencias religiosas de UN estado "excepcional" (No creo que haya otra excepción)?

 

         Si una persona va a Roma como embajador/a de un país, representa a su país y ha sido elegida, para el cargo, por el gobierno de ese país y a ese país representa.

 

         ¿También puede vetar a un embajador chino, indio, ruandés, filipino u holandés porque no son católicos? ¿O porque son homosexuales?, ¿o porque son polígamos?

 

         Tanto la religión como la moral pertenecen al espacio íntimo de las personas y no incide/no tiene por qué incidir en su cargo de embajador/a.

         El que sea o no adecuada para ese cargo tendrá que decidirlo el país de origen, al que representa, no el país de llegada, al que va.

 

         De estos vetos vaticanos, como siempre, la jerarquía eclesiástica se arrepentirá a destiempo: tarde y mal, intentando justificar lo injustificable.

 

         Si, cuando yo era profesor, hubiera ido a hablar conmigo, en la hora de tutoría, el padre de un alumno en su condición de albañil, de concejal, de empresario o de policía, lo primero que le hubiera recordado habría sido que si estábamos hablando, allí, era, única y exclusivamente, por su condición de padre de alumno, no por su profesión, ni por su cargo, ni por ser socialista.

 

         Todos tenemos varios roles, que ejercitamos en nuestra vida diaria, pero no podemos esgrimirlos como argumentos en cualquier lugar, en cualquier situación y ante cualquier persona.

 

         Tengo la impresión que Benedicto XVI confunde sus dos roles.

 

         Y ahora, que los únicos que siguen sabiendo latín, son los curas, todavía no saben practicar la sensata sentencia, latina: "NUNQUAM affirmes, RARO negues, SEMPER DISTINGUE".

 

         Pues, eso.

 

1 comentario:

Angel dijo...

El actual Papa no ha tenido un "despegue" estelar, desde luego. Más bien, no ha dado una a derechas desde que se hizo cargo de la iglesia. Tampoco es preciso nada especial para que el estado del Vaticano meta la pata en los asuntos de diplomacia internacional.
Como tal estado, sin ejércitos, sin armamento, sin tecnologías, sin grandes centros financieros, sin ningún tipo de poder especial ni de influencia en la toma de decisiones a nivel mundial, debería aceptar gustosamente que cualquier país del mundo presentara a su consideración como representante de su estado a una persona, sea cual sea su ideología, raza, religión o inclinación sexual,que quiera representar dignamente a un pais y mantener relaciones normales diplomáticas con este pequeño estado.