lunes, 27 de mayo de 2013



RAJOY : PAN & VINO

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

"Por un pedazo del vil yantar, se tanguangentinea el lebrel", esto dicho en lenguaje "guíndico" o "montórico", incluso "fatimabañecístico". En lenguaje del pueblo llano sería "por el pan, baila el perro".

Otra cosa no habrá sido capaz de conseguir este gobierno, ahora  bien el uso del eufemismo se le da perfectamente.

Rajoy dijo en su discurso de investidura que "se comprometía a decir siempre la verdad, aunque duela, sin adornos y sin excusas: llamar al pan, pan y al vino, vino". Ya el Financial Times le llamó la atención por no atenerse "al pan, pan".

Pero es que empiezo a oír a la Señora Fátima Báñez - que por cierto, poco me gusta esta ministra - hablar de los jóvenes que emigran a otros países a buscar el trabajo que aquí no encuentran, que están practicando la "movilidad exterior".

O al señor ministro de Hacienda, Sr. Montoro,  siempre riendo, como el ex presidente Camps, con su sonrisa tatuada, diciendo que la subida de impuestos es una "novedad tributaria".

¿Esto es algo serio o es que nos están tomando por gilipollas?

Ahora oyes tú al simpático señor Montoro - ¡qué lástima, si tuviera que salir en televisión a presentar, como hizo el incomparable señor Fuentes Quintana, los Pactos de la Moncloa, por dios! - que va y suelta eso de "vamos a incentivar la tributación de rentas no declaradas" y yo que entiendo algo de esto, me imagino lo que pretende colarnos, pero el profano piensa "de qué me habla este individuo". Simplemente, que estaba preparando una amnistía fiscal, así de claro.

Este mismo señor risueño, cuando puso el IVA al 21%, para evitar las maledicencias que seguramente afectarían a todos sus antepasados, se le ocurrió otro eufemismo tan clásico en sus "simpáticos decires": "se trataba de recargos temporales de solidaridad". ¡Señor, qué gracia!    

Es que es una tras otra. La "iluminada" ministra de los parados dice cuando le preguntan sobre el abaratamiento del despido que eso es "simplificar la contratación". Solamente eso, así de sencillo.

Porque no se ha tratado de que  el IRPF nos haya destrozado los ya recortados sueldos, esa rebaja en nuestra nómina y en nuestra posterior declaración es sencillamente "una devaluación competitiva de los salarios"

Ahora bien, no vale que empecéis con el clásico lloriqueo por estas "reformas estructurales", que van a traer consigo unas peores perspectivas futuras para nuestro devenir, se trata solo de un "deterioro adicional" de nuestro presente.      

Todos estos avatares de sueldos recortados, recortes en educación, recortes en sanidad, copago en la misma, subida del IVA y del IRPF, paro, etc. etc. no supone ningún tipo de situación desastrosa, ni nada que vaya a degenerar en una crisis social insostenible. Eso en solamente que nos hallamos en un "escenario temporal de tendencias regresivas". ¡joder!  

Y eso que decía en la investidura que llamaría "al pan, pan, y al vino, vino", si no lo llega a asegurar así, no soy capaz de imaginar de qué estaríamos hablando es estos momentos.

Con permiso del Profesor D. Teodoro León Gross, voy a terminar como lo hace él en un artículo suyo publicado en el Diario Sur:

"Con todo, quizá convendría aclararles que la "moderación de su actividad neuronal" con un "recargo estable de inmoralidad" al final provocará una "reordenación regresiva de los sufragios". O sea, les va a votar Rita la Cantaora".

 

     

sábado, 18 de mayo de 2013



LA FUNCIÓN NATURAL

Tomás Morales Cañedo

 

Cuando yo era un adolescente y, como todo adolescente, a veces, me masturbaba, para calmar mi mala y acusadora conciencia acudía a confesarme.

 

El cura me ponía de vuelta y media porque ese debía de ser el pecado más grande y más grave del mundo, ya que estaba "desviando de su función natural" el semen expelido.

 

Me decía que debía guardarlo para cuando me casara y poder tener hijos. Esa, y no otra, era la "función natural" del semen. De la semilla, sembrada, saldría el fruto.

 

Como todo adolescente volvería "a caer" y volvería "a levantarme".

Hasta que llegué a comprender lo de "la naturaleza de las cosas", cuál era la "función natural" de las cosas, y de esa cosa llamada sexo.

 

Imaginaos que venís de la ferretería en la que habéis comprado un martillo y un destornillador.

Y todos sabemos cuáles son "las funciones naturales" de ambos, "clavar" y "atornillar/desatornillar".

 

Imaginaos, a continuación, que entráis en un cajero automático, a sacar dinero. E imaginaos que, al salir, un "chorizo" intenta atracaros. En ese momento, vais a hacer uso del martillo y del destornillador, pero…

 

-         ¿Qué va a hacer UD? –os dice el atracador.

-         Defenderme –replicáis.

-         ¿Con un martillo y un destornillador?

-         Sí.

-         ¿Pero Ud. no sabe cuál es la "función natural" de esos instrumentos? Ud. no puede desviar su "función natural", yo no soy una punta que clavar ni un tornillo que atornillar o desatornillar.

-         …. (podéis seguir este ficticio diálogo).

 

"La función natural", "la naturaleza de las cosas".

 

¿Yo no puedo usar el martillo como "arma defensiva", como "palanca", como "partidor de piñones y avellanas", como "instrumento para una cacerolada por la pretendida reestructuración del sector público andaluz", como…?. Las cosas ¿sólo tienen una "función natural"?. Aunque fueran diseñadas "para eso", ¿no pueden ser utilizadas para "otra" función distinta?

 

La "naturaleza de las cosas", lo que ellas sean, viene dada por el "uso" que de ellas hacemos. Y podemos "usarlas" para otras muchas cosas, además de para su "función natural".

 

También la sexualidad y el sexo.

 

Aunque sin él, hasta hace poco, era imposible el nacimiento de un niño, (esa era "su función natural"), hoy hemos descubierto que también "sirve" y se "usa" como medio de comunicación con otra persona, como instrumento de placer, como el abrazo más intenso entre dos cuerpos, como solaz, como entretenimiento erótico, como… y todo, sin "la función natural".

 

El sexo y la sexualidad, la más perfecta com-penetración entre esos dos accidentes geográficos corporales masculino y femenino, cabo y golfo.

 

¿Habrá algo más natural que ese abrazo tan íntimo, tan personal y tan placentero, sin la "función natural" de la reproducción?

 

Ese con-cordato entre dos miradas, frente a frente, esos ojos que miran al ser mirados y que, en el momento cumbre, se les nubla la vista.

 

¿Qué dirán los ateos, además del consabido "ay", "ay", "ay", cuando se está pisando la cumbre placentera de los 8.000?

 

¡OH, Dios! ¿Cuántos "ochomiles" hemos hecho, todos y cada uno, sin ser montañeros deportistas?

 

Cabo y golfo, golfo y cabo, o istmo y cueva, cueva e istmo, la postura de estos accidentes geográficos corporales no altera el producto placentero, ¿O sí?

 

¡OH, Dios¡ ¡La geografía erótica corporal¡

 

¡Qué mala suerte que, con los años, uno deje de ser un desafiante y aventurero explorador y tener que conformarse con ser un mero y simple geógrafo narrativo!

 

Y todo ello sin "la función natural", más allá de "la naturaleza de las cosas".

miércoles, 8 de mayo de 2013



GASTOS PRESCINDIBLES

Ángel Pulla Dijort/Málaga

(Artículo publicado en la Revista de Febrero de 2013 de AMADUMA)

 

Cuando se efectúan auditorías o se procede a analizar las cuentas de cualquier sociedad, siempre se encuentra la posibilidad de mejorar sus resultados, estableciendo un ajuste de sus gastos - no sé por qué siempre lo primero que se examinan son los gastos - y eliminando o aligerando los considerados como prescindibles.

Imagino que muchos de los lectores han manejado durante su vida una considerable cantidad de tarjetas de visita de personas que o por su dedicación laboral o por su cercanía o posibilidad de negocio/servicio se ha estimado que serían de utilidad en su momento.

Recuerdo manejar, cuando todavía no estaba tan extendido ni era tan habitual los sistemas de almacenamiento y consulta de datos - ordenadores, teléfonos móviles, etc. - y debías buscar los datos y números de teléfono en los soportes manuales correspondientes, unas carteras-tarjeteras con capacidad para ¿cuántas? tarjetas de visita.    

Por supuesto que todas ellas correspondían a personas que tenían un fin determinado y un trabajo que ofertar. Todas perseguían que en el momento adecuado, el cliente viera quién era y qué ofertaba, y en consecuencia recurriera a sus servicios para llevar a cabo la pretendida operación.

 

Naturalmente que esas personas, con todo el bagaje que consigo arrastran, tanto de formación como de gastos de personal y demás emolumentos, impuestos, etc., deben ser asumidos por la empresa como gastos de administración, producción o comercialización imprescindibles para la consecución de sus fines.

Esos jamás podrán ser considerados como prescindibles si deseamos mantener los ingresos que su gestión proporciona.   

Imagina que ahora tuviéramos la posibilidad de disponer una tarjeta de las más de cuatrocientas mil personas que viven de y alrededor de la política. Según estudios, siempre aproximativos, realizados sobre las personas que viven  de la política - desde los diputados hasta los ediles y adjuntos a los asesores, y vigilantes de los unos y de los otros, etc. - en este país llamado actualmente España hay unas 445. 568 personas.

Para establecer un marco comparativo, pensemos que Italia, con 60 millones de habitantes, tiene aproximadamente la mitad de cargos políticos que España, y que Alemania, con más de 82 millones de habitantes - casi el doble que España -, tiene alrededor de 150.000 personas destinadas a estas labores políticas - 300.000 personas menos que España -.

¿Cuales son las causas que fuerzan a mantener esta cantidad de cargos políticos en este país?

Si fuéramos capaces de situar nuestra cuota de participación en empleos políticos a nivel de la alemana, podríamos obtener una rebaja en gastos de personal anual del orden de los 21.000 millones largos de euros.

Es muy difícil entender que sean necesarios más de 171.000 personas para empleos en empresas públicas y cargos de confianza. Estos empleos se refieren exclusivamente a cargos políticos, no al resto de la plantilla.

Tampoco es comprensible los miles de puestos de "asesores", no funcionarios, que precisan los políticos españoles. Es sorprendente encontrar que el presidente de gobierno necesite, además del sin número de personas que forman su gabinete, 652 asesores contratados para ¿qué? O que hasta un alcalde o un concejal necesiten varios asesores para poder "equivocarse" bien asesorado.

No termina con los excesos de "plantilla" con lo que cerraría mi informe de auditoría. Deberíamos hablar del transporte.

Me veo incapaz de explicar o entender la causa de que en España sea imprescindible mantener esa ingente flota de vehículos para los cargos políticos.

 

A modo de ejemplo, me gustaría mostrar un dato significativo:

Ø EE. UU. con más 308 millones de habitantes, con 50 estados que lo forman, tiene 1 vehículo por cada 747.572 habitantes

Ø España con 47 millones de habitantes, con 17 autonomías disfruta de  1 coche por cada 42.015 habitantes.

 "Sorprenderse,  extrañarse es comenzar a entender", decía D. José Ortega y Gasset.  Yo ni aun así lo entiendo. Y sorpresa sí he experimentado. Lo peor es que detrás de la sorpresa llega la indignación.

Es indignante que veas estos números en este nuestro estado tan mal gestionado y estructurado. Cada vez encuentro más caótico, más desproporcionada la estructura de este estado, donde además del asimétrico número de cargos políticos existente, con todo lo que conlleva el mismo, debería hacernos meditar sobre la posibilidad de modificación de la cámara alta - su utilidad - e incluso de la inmensa mayoría de la actuales Comunidades Autónomas, en su actual estructura.

Si medimos bien todos estos gastos, muchos de ellos prescindibles, evitaríamos que el gobierno fuera laminando poco a poco la sanidad pública, las escuelas públicas y los devengos de los trabajadores - públicos y privados - que ya van ansiando llegar a ser "mileuristas" de los de antaño.

Dice Luis García Montero que "cada amanecer nos despiertan con una nueva comunicación judicial", refiriéndose a los desahucios tan en boga por desgracia en los últimos años.

Este es otro de los asuntos avergonzantes para nuestra sociedad, que permite a todo ese tropel de políticos con sus correspondientes asesores, que se permitan que existan cada día más de quinientos desahucios considerados injustos por los jueces españoles y europeos.

Quizá sea porque los banqueros son los asesores mejor valorados por los políticos españoles a la hora de tratar los asuntos hipotecarios.  

¡Señores! ¡¡¡Cómo apesta este país...Qué pena de país...!!!