jueves, 13 de enero de 2011

ES DIFICIL SABER SITUARSE

Ángel Pulla Dijort/Málaga                                                                                   

4 de noviembre de 2010

 

No nací gitano no, / no quiero ser payo yo, / no tengo raza, ni credo, / ni  religión / especie por determinar / fuera de  catalogación/. Los hermanos Muñoz, José y David, Los Estopa cantan esta estrofa en una de sus canciones, que me da pie a este artículo.

Es difícil, muy difícil situarse uno donde realmente le corresponde. A veces es que no lo sabes. Otras veces es que eres incapaz de medirte.

No te conoces.

Efectivamente no eres gitano, ni payo, ni crees, ni te interesa, y además ni siquiera eres consciente de estas imprecisiones. Estás por determinar, fuera de catalogación. 

Me viene esta idea a cuento de las clases de informática, a las que estoy asistiendo en la UMA.

Más que por aprender, por recordar, y por la ocasión de que siempre descubres alguna cosilla medio olvidada que tenías por ahí, y que además la recibes como si fuera un arcano, que acabas de descubrir.

Precisamente al finalizar la clase de ayer viernes, comentaba con el profesor la situación de algunos alumnos, que no han medido bien sus fuerzas, o mejor dicho, sus conocimientos para matricularse en el segundo curso.

Son alumnos que, si dependiera de una inicial valoración, deberían asistir a la clase de Básico Cero. Sin más paños calientes que aplicar. Merman el tiempo hábil para el resto de los alumnos.

Es muy difícil saber situarse uno en el punto adecuado.

En otro punto desenfocado de las situaciones oportunas, me viene a la mente el asunto del artículo leído este fin de semana en una revista.

A raíz de las consideraciones del escritor Pérez Reverte sobre la despedida del ministro Moratinos y sus lágrimas en la despedida… Desde hace muchos años soy lector de Pérez Reverte.

Incluso aquí en mi blog le he dedicado a veces comentarios elogiosos a alguno de sus artículos. En este caso creo que el escritor no ha estado ajustadamente situado en sus apreciaciones.

No puede calificar de "ministro de mierda" a una persona porque se emociona al despedirse de sus colaboradores. Yo también sería un directivo de mierda, puesto que también se me saltaron las lágrimas cuando me despedí de mis compañeros de Valencia en mi traslado a Málaga.

Los sentimientos son inherentes a la persona, no al cargo. Independientemente de cómo haya sido su gestión ministerial. En mi opinión, el señor Pérez Reverte no ha sabido situarse en este caso.  

No es fácil aprender a situarse. No siempre acertamos. A veces nos pasamos y otras, no llegamos.

A mí me resulta más fiable ajustarme a la franja baja, un punto por debajo del que pudiera ser mi posible situación ideal. Dicen que eso es señal de conservadurismo. Los que me conocen saben que no es esa precisamente mi actitud en la vida. Simplemente opino que es menos traumático un desfase por bajo en cualquier tipo de proceso (laboral, formativo, etc.), que verse obligado a corregir por haber superado la barrera de la incompetencia en un exceso de valoración sobre mi futura situación.

Es desagradable constatar que has errado en tu elección del punto de situación. No es fácil su aceptación.  

Siempre resulta más fácil situar a otra persona en el punto donde le crees más idóneo. Sueles ser más acertado, o al menos eso es lo que representa tu pensamiento respecto al otro. Sí, no arrastras el inconveniente de la auto estimación.

Este es, creo yo, el principal inconveniente para encontrar el grado exacto de justicia para tus valoraciones sobre la situación óptima de otra persona, o tuya misma. Es tu punto de vista sobre ti mismo.

Nunca serás objetivo.

Imagínate corrigiendo  y calificando unos ejercicios, final de curso, titulación por medio, y uno de esos ejercicios es precisamente el tuyo.

Seguramente que elegirías ese como modelo para medir al resto.

Para ti sería el mejor. Señala todo lo que tú sabes sobre la materia. Luego es el ras, el nivel, el mejor.

Justamente eso es una desastrosa ubicación/situación tuya. No digamos de los demás.

Míralo desde el punto de vista del responsable de la preparación, adaptación y posterior revisión de las personas que han de trabajar en una empresa. Si has de ser tú el juez, y además has sido el instructor, jamás quedarás satisfecho – tranquilo, en paz – con el resultado que elijas. Siempre pensarás que has debido olvidar, dejar algo pendiente de enseñar.

Creerás que eres el responsable de aquellos que han sido desechados, más que del triunfo de los que lo han conseguido.

En ninguna de las situaciones hemos sabido ubicarnos donde debimos.

Es difícil saber situarse en el punto justo. Ni yo ahora mismo sé si lo estoy. Aunque creo que debo estarlo, al menos estoy en mi blog.   

1 comentario:

Tomás dijo...

En la autoevaluación TODOS somos parciales, la objetividad es imposible. Ser juez y parte es la puerta a la subjetividad.
El carácter de cada uno hipertrofia la evaluación, por defecto o por exceso.
Lo de Pérez Reverte fue una salida de tono. Toda persona es respetable aunque su trabajo no guste.
Una cosa es lo que alguien es y otra, muy distinta, lo que alguien hace.
Podemos censurar la conducta, pero no faltarle el respeto a la persona.

Saludos