SIN TITULO
Ángel Pulla Dijort/Málaga
Estoy ante esta página del ordenador, en blanco por supuesto, y además con un encabezamiento significativo: Sin Título.
Si eres aficionado a escribir, como somos muchos de nosotros, te habrá ocurrido en ocasiones que eres un erial. Las musas se han ido, como diría Serrat, a otro lugar.
Te planteas temas. No encuentras ninguno interesante.
Si crees que en un momento de inspiración, entre varias opciones encuentras una que puede ser explotada, te ves incapaz de hilvanar cuatro líneas medianamente admisibles y, tras su repaso, infumables y destinadas a desaparecer.
Yo, que suelo ser bastante mordaz en mis opiniones sobre mí mismo, cuando me encuentro en situaciones de este tipo, intentaría descubrir si es que de pronto se me ha vaciado el cerebro (por supuesto que con otro tipo de lenguaje).
No te molestes en darte tregua. Dejar pendiente el escrito hasta mañana.
No aparecerá de pronto nadie que te ilumine y te ayude a verter sobre el blanco de tu página nada interesante o lo suficientemente atrayente para que compongas un artículo digno de ser presentado como algo bello y culto.
He probado a hacer poesía. Acabo de leer unos sonetos de mi amiga Mayte, y me digo ¿por qué no puedo yo hacer algo parecido?
Sencillamente, no soy capaz de componer un soneto. Me pasa como a Lope cuando Violante le ordena hacer un soneto. Pero él, burla burlando, lo compuso. Yo no.
Hoy, día veinticuatro de diciembre, estoy recibiendo varias llamadas de felicitación especialmente de la familia, y yo también hago alguna que otra. Da para mucho esto de la Navidad.
Para escribir.
Cuántas historias, cuentos, se han escrito con ocasión de estas fiestas. Casi todas ñoñerías. Pero hay algunas otras que son verdaderas joyas.
Acabo de colgar en el blog un articulillo que me ha salido así, como sin querer, sobre el asunto este de las felicitaciones de navidad. Me ha salido agrio, pero es que en realidad eso mismo es lo que yo quería que fuera, aunque luego me ha parecido un poco vulgar. Qué le vamos a hacer…
Esta tarde, para compensar la falta de gimnasio de esta mañana, he ido a pasear por el paseo marítimo, unos doce kilómetros, y me ha dado por recordar mis cursos de Paleontología y los de Biología. Lo poco que puedo recordar de lo mucho que me enseñaron.
He estado recorriendo los 4600 millones de años de la tierra… La evolución de la vida, los miles de años que costaba conseguir algún tipo de avance, que ahora nos parece nimio y que significó un paso de gigante en nuestra evolución…
Los millones de años transcurridos desde la aparición de nuestros primeros antecesores (homo erectus) sobre 4 millones años, hasta el homo antecesor, un millón y medio de años atrás, y los 200.000 años de la aparición del homo sapiens, todo este tiempo, que se nos hace impensable en las dimensiones en que acostumbramos a medir el tiempo, supondría unos segundos en la distancia de existencia de la tierra considerada con la duración de un día.
Y de pronto, dándole vueltas a todo esto, recuerdo al Padre Ripalda, que dice en su Catecismo, cuyo estudio era obligatorio en las escuelas a las que asistíamos los de mi edad (y algunos posteriores también), que dios hizo al hombre de barro, le sopló y le infundió la vida, el habla y no sé cuántas cosas más… ¡santo dios!
Me viene a la cabeza de pronto, sin saber por qué, los dogmas de fe. Qué base tienen tales dogmas. Científica, ninguna. El jefe de la iglesia descubre, él o sus ayudantes, que hay tal asunto que merece la pena elevar a la categoría de Dogma. Y lo publica y desde ese momento, el que no lo crea, "Anatema sit".
Esta publicación se hace mediante un Concilio. Así en el de Nicea y posteriormente en el de Calcedonia, se acuerda que Dios es Uno y Trino.
Solo hay un dios y tres personas, que a su vez también son dios. Pero no es que haya tres dioses, sino que todos son uno. El padre, el hijo y el espíritu santo, todos son dios. Pero que si sigues mirando, verás que el que llaman el Padre, no lo es tal, sino que el que es realmente el padre es el espíritu santo, que es el que engendró (¿?), representado por una paloma. Y lo engendró de una mujer virgen. Un espíritu en forma de paloma…
Pio IX en su Bula Dogmática Innefabilis Deus declara de virginidad perpetua de María, madre de Jesús. Ella, según el catecismo fue engendrada por el espíritu santo, como dije anteriormente representado por una paloma. Ella, dice el dogma, fue virgen ante, durante y después del parto. Si lo dice el dogma…
Pero, la concepción ¿cómo fue?
Después de tanto cavilar esta tarde por el paseo marítimo, decidí dejarlo ahí y no seguir escribiendo, que no quiero remover de sus cenizas a Torquemada…
Y además, me queda por repasar la Teoría Cuántica.