viernes, 1 de noviembre de 2013


¡QUE TARDE LA DEL DOMINGO!

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Lo normal los domingos, mejor dicho, los fines de semana, es que nos reunamos a tomar el aperitivo unos amigos y nosotros - como no tenemos nietos...-.

Una vez terminado y tomado café y demás zarandajas, cada uno a su casa y a sus deberes. El mío, después de comer los domingos, es ver una película del oeste. La que sea, me da igual. Es conveniente porque siempre te da un poco de somnolencia tras los vinitos y demás, y con estas películas no hay problema es que te duermas un rato. Al despertar puedes seguir tranquilamente la trama y dilucidar quién es el bueno y quién el malo, sin problema.

Terminada la película, por supuesto ha ganado el que yo sabía que ganaría, me he puesto mi ropa de andar y a Antonio Martín.

Todo esto no tiene ninguna historia, claro. Después viene la vuelta por el paseo marítimo, hasta llegar al Restaurante el Merlo, donde me salgo del paseo marítimo y me subo por la carreterita el dirección a mi casa.

En esa acera hay un lugar que a alguien se le ha ocurrido por un contenedor de basura encima de la acera, produciendo un estrechamiento que deja apenas medio metro libre.

Y aquí comienza la historia. Lógicamente al llegar al estrechamiento, me voy por el escaso medio metro que nos han dejado libre, con tal mala fortuna que la misma idea ha tenido un chico que venía en una bicicleta detrás de mí. Los dos no cabíamos y me ha atropellado. Por supuesto que no me herido ni ha ocurrido nada desagradable. Él se ha disculpado y me dice que como yo iba por el otro lado, él ha intentado pasar y ...

Yo le digo "mira, esto es una acera y es para andar los peatones que tienen preferencia sobre el resto", y él me dice que también consiente el ayuntamiento que se circule en bici por ella. En ese caso, le replico, como tú me has atropellado yo te voy a denunciar a ti, y tú en justa correspondencia denuncias al alcalde.

No ha llegado la cosa a más, porque estábamos hablando sin más, no discutiendo ni mucho menos. Y así quedó la cosa.

Sigo mi andadura, y poco más allá, encuentro en la misma acera a tres señoras hablando. Dos de espaldas a mí y otra frente a ellas a unos metros.

No había hueco por donde pasar. Las dos eran de buen volumen corporal, una de ellas de - digamos - de más que buen volumen, y claro, no quedaba sitio. Por la parte de esta última, pegada a la pared, era posible meterse con cuidado. Y por allí me voy a colar.

Coincidiendo con mi desplazamiento lateral se revuelve la señora más corpulenta con tal ímpetu, que me suelta el brazo contra el pecho y la mano, con la rabalera que llevaba, en mis partes nobles ¡ahhhh!

La buena señora sin pedir ningún tipo de disculpa, me dice muy en su punto, "ay qué susto me ha dado usted". Eso ya terminó de subirme la bilirrubina, y le contesto "que muy bien, encima de estrellarme contra la pared y pegarme un derechazo allí mismo, ni siquiera pide perdón y encima la he asustado".

Bueno, me marché de allí con un "mosqueo" considerable y un dolorcillo en ciertas partes bastante molesto.

Unos metros más allá había otra señora del mismo tipo que las anteriores, pero vestida más alegre y con la cara más tuneada que las otras. Yo pensaba que iba sola, pero vi que formaba parte del grupo anterior. Y cuál es mi sorpresa que cuando paso a su lado se arranca por lo bajini y me canta aquello de "si tú me dices ven, lo dejo todo".

Esto no puede ser El Palo, esto debe ser otra cosa, o es El Palo muy cambiado.

Vaya tarde la del domingo 20 de octubre. Además en un recorrido que lo tengo tantas veces hecho, que ya resulta aburrido de ser siempre igual, las mismas personas, o parecidas, cada uno a su rollo y nada fuera de lo normal.

Cuando ya iba llegando a casa y no volvió a salirse nada de sus casillas, vi que efectivamente sí era El Palo - ¡el palo, el palo! - y pensé que eso era producto de la película del oeste que acaba de ver entre sueños.

Y si por último la cantaora hubiera sido la Malú... 

 

1 comentario:

Tomás Morales dijo...

Los domingos se sale de casa para ir a misa y estar con la familia.
¿No irías tú provocando con tu cuerpo saleroso...?