domingo, 11 de marzo de 2012


¡A POR TODAS!

 

Nono Villalta

 

 

Apreciado Ángel:

 

Tu nombre pertenece a la tercera Jerarquía Celestial, los Ángeles. Son los que más relacionados están con los asuntos humanos, y entre sus funciones está la de ser enviados como mensajeros ante los hombres. Y es por esta cualidad que tenéis por lo que te pido que me eches una mano, ya que necesito transmitir mi preocupación con lo que sucede actualmente y lo que nos podría ocurrir de no formarse una autentica conciencia colectiva.

 

 Afortunadamente los tiempos han cambiado y cualquiera que haya seguido los avatares de las tres últimas décadas, no podrá negar que el cambio ha contribuido a mejorar la anómala situación que atravesaba la sociedad española. Aquellas banderías extremas, aquellos injustos juicios descalificando lo distinto por parte de un bando o de otro se ha mitigado con el paso de los años. La sociedad actual goza de un bienestar que todos añorábamos. Esta libertad ha permitido que convivamos sin beligerancia (más allá de algunos restos decimonónicos de antiguos fieles irreductibles que aún no se han despojado del uniforme de combate) las más opuestas maneras de interpretar nuestras opciones políticas. Era la vieja historia, sórdidamente chabacana y machista, de darle a todo una dimensión glandular. Política testicular de un verraco y estúpido lenguaje. Pues bien, todo ello lo conseguimos dejando de lado la tentación cainita y dándonos la mano para caminar juntos.

 

Ha llegado el momento de repetir la hazaña. Estamos ante un problema que no es simple. En los contenedores ya no solo hurgan los inmigrantes sin papeles, y en Madrid es tal avalancha en los comedores que se ha tenido que habilitar la siguiente estrategia: subvencionar al vecino que se comprometa a dar de comer a los que de su comunidad lo necesiten. Es verdad que hay motivos para la desesperación y la inquietud, pero no es menos cierto que es el momento de ir todos de la mano, porque de ésta, o salimos todos juntos, o no saldremos. Fíjate si somos un pueblo envidiable que unidos pudimos expulsar a todos nuestros invasores de los que nos quedamos, eso sí, un legado cultural que supimos aprovechar. 

 

Llevamos tanto tiempo viviendo tan bien que hemos olvidado lo que significa pasarlo realmente mal. No me gustaría (estoy seguro que a nadie le gustaría) volver a los años de desesperanza, oscuridad y miseria que quedaron atrás. No es hora de buscar culpables, ni de tomar la calle reivindicando tal o cual derecho. No nos serviría de nada, ha llegado el momento de anteponer las necesidades de España, que somos todos, frente al enemigo común que es la crisis y la indigencia que avanzan de manera firme y ciega. Las futuras generaciones se sentirán orgullosas de nuestro esfuerzo y verán esta crisis canalla como el primer obstáculo serio del siglo XXI que supimos superar con inteligencia.

 

Puedes convertir este relato en una carta abierta, una reflexión o en cualquiera otra clase de escrito, lo importante es que los que lo lean se den la mano sintiendo el orgullo de pertenecer a este país.

 

Hasta mañana en clase.

 


 
 

1 comentario:

Angel dijo...

Desgraciadamente en España somos más aficionados a representar el cuadro de "Los Garrotazos" de Goya, enterrados hasta la cintura y golpeando al contrario hasta vencerlo, o matarlo.
Eso es lo que más nos gusta. Quizá tambien animados por el "público", que lo que pretende es pelea, lio y sangre.
Es una pena, pero podríamos dirimir nuestras diferencias como lo hacen los pueblos sensatos, razonando, educando y conviviendo.