ES LA VEU DE L´AIGUA CANTICS D´ALEGRIA, ACORDATS AL RITME DE GUITARRA MORA.(I)
Como diría un buen amigo mío, la elección del lugar y de las circunstancias donde tú te hagas persona, son libres y por tanto no determinadas por ningún tipo de hecho predeterminado.
Yo elegí Valencia para hacerme persona, y así nació mi amor por ella, y mi asentimiento a cuanto ello significaba para mi vida: idioma, costumbres, etc.
Valencia, como tal ciudad nació en el año 138 a.c. siendo cónsul romano de la zona Décimo Junio Bruto Galaico, y recibiendo el nombre de Valentia Edetanorum.
Una de las cosas que más me llamó la atención cuando empecé a conocer y vivir Valencia, fue que este país celebraba como su diada – día de celebración nacionalista – el nou d'octubre, día de la derrota de Valencia (batalla de Almansa) ante el rey Jaume I el Conqueridor, en el año 1238. De aquí nació el reino de Valencia. Jaume I confirmó a Valencia los Foris et Consuetudines Valentiae" en el año 1271, que generaron pugnas forales con los nobles de Aragón, hasta el año 1329 en que quedó aprobado definitivamente el sistema foral valenciano.
Siempre he tenido la sana costumbre de no discutir con nadie sobre hechos históricos, ciertos o dudosos, ni sobre convencimientos personales (referentes a la historia), que a cada uno le da por interpretar a su manera y conveniencia. Nunca lo he hecho, ahora mucho menos… Hay un dicho popular "cada maestrillo tiene su librillo". Yo también lo he utilizado, cuando me ha convenido, y a este yo le añado el de que "cada historiador tiene su fuentecilla y su interpretacioncilla". No pretendo interpretar la historia de Valencia…, simplemente hablo de "mi" historia de Valencia, o al menos parte de ella, la que yo he vivido y he conocido.
En la forma en que cada cual enfoque su integración en la nueva sociedad en que vive, ejerce gran influencia la actitud que a priori presenta cada persona y su preparación mental, intelectual y psíquica (¿?)… para aceptar los imputs que pueda recibir de su nueva situación.
Cuando empiezas a creer que tu eres listo…, que te las sabes casi todas…, que ya vienes de vuelta…, realmente es que solo ves el mundo por un agujero, no tienes más perspectiva que el escaso horizonte que tú crees que es el mundo, tu mundo. Es al cabo del tiempo, cuando ya has adquirido de verdad, la experiencia de la vida, del trabajo, de los amigos, de los tropiezos…, entonces es cuando te das cuenta de que empiezas a andar de vuelta, aunque todavía tendrás que seguir aprendiendo.
Así es como ves que el mundo, la gente…, no es tu círculo de amigos y compañeros…, no son tu gente, ni siquiera la gente que habla como tú, ni piensa como tú. El mundo es algo mucho más complicado, más completo.
Empiezas a ver que las personas hablan otras lenguas…, pero piensan igual que tu. Tienen otras costumbres…, pero persiguen los mismos fines o ideales que tu.
Para acoplarte a la vida, a las personas que te rodean, a tus compañeros de estudios, de trabajo…, debes insertarte en la vida, "hacer lo que vieres", como dice el refrán.
Es curioso que el primer contacto que yo tuve con el valenciano, fue una columna del periódico "Levante", titulada "El mond per un forat". Entonces aprovechaba cualquier ocasión para poder leer la prensa, por supuesto sin gasto alguno, y siempre que podía leía esta columna. Era la única concesión que el periódico, que pertenecía a la "prensa del movimiento", hacía a la lengua vernácula.
Realmente, hasta entrados los años setenta, no era muy habitual que en las grandes ciudades, se hablara en general valenciano en público. Venía de años anteriores la idea de que era la forma de hablar del pueblo de l'horta, era la lengua "dels llauradors y ramaders", y en la ciudad no estaba muy bien visto su utilización, a excepción, naturalmente, de la gente con inquietudes nacionalistas…, no muy generalizadas en aquellas épocas – al menos visto desde el fuero externo -.
En los años setenta, especialmente, a partir del setenta y cinco, se despertó un sentimiento nacionalista dormido, que arrancó con gran fuerza.
Comenzamos a acudir a las manifestaciones nacionalistas, por la lengua, por la autonomía… "¡País Valenciá!", "¡Llibertát, amnistía y estatut de autonomía!" No se admitía algo que no fuera País Valenciá, siempre en eterna competencia con "els paisos catalans". Valencia no pertenece a los mismos. El Reino de Valencia nunca ha querido ver nada con el Condado de Barcelona. Hasta el punto de que cuando venía el Barcelona CF. a jugar contra el Valencia, se colgaba un gran cartel en la Avda. de Suecia, delante de la puerta principal del estadio de Mestalla que decía: "Estáis en el Reino de Valencia".
Valencia tiene sus singularidades históricas, como cualquier otro territorio que haya tenido durante varios siglos unas normas, tipos de vida e idiomáticos, distintos al habitual en el territorio circundante.
Valencia, tras caer en manos musulmanas en el año 711, permaneció en su poder hasta el año 1093, en que El Cid la tomó y pactó con Pedro I de Aragón, manteniéndola en poder castellano hasta el 1101.
Es curioso que se cuenta que hasta este año fue El Cid quien mantenía a los musulmanes a las afueras de Valencia, siendo que El Cid ya había muerto en el año 1099. Dicen que ganó la guerra después de muerto.
Lo que sí es cierto es que en el año 1101, D. Alfonso VI de Castilla ordenó su abandono a manos de los almorávides. Fue, como he comentado anteriormente, en el año 1238, cuando Jaume I el Conqueridor creó el reino de Valencia y la dotó de sus célebres Fueros.
Els Furs Valencians fueron la legislación territorial valenciana durante más de cuatro siglos. Se incorpora a esta legislación un tribunal instaurado por los árabes, el de Las Aguas de Valencia, que aún perdura. También se creó en ellos el Privilegium Magum y el Consulado del Mar de Valencia.
Cuando eres foráneo en una tierra, que por otra parte, tú deseas hacerla tuya y que esa misma tierra te admita sin rechazo, como algo identificable a sus propios nativos, tus inclinaciones te empujan a adquirir cuantos más conocimientos posibles de esas gentes y de esa tierra.
De la época de las manifestaciones nacionalistas es cuando yo tengo conocimiento del monasterio del Puig, Santa María del Puig, muy cercano a Valencia capital, precioso y muy representativo. Muy utilizado para reuniones políticas, regionales, nacionalistas, y de cualquier otro tipo. Era muy respetado para cualquier tipo de acción que quisiera llevarse a cabo. Solamente presentar el historial del Monasterio, nos llevaría varias hojas.
Una de las singularidades de que antes os hablaba es la reacción que desde tiempos inmemoriales ha tenido en las personas de esta ciudad, la aceptación, el respeto y la adoración que sienten por sus signos y sus himnos.
Desde los primeros días en que oí cantar en vivo, por el pueblo, compañeros, amigos, extraños… el himno del Reino de Valencia… Todavía se me erizan los cabellos al pensarlo y al oírlo. Los valencianos no tienen nada más serio que ese momento… ni nada merece más respeto que su cántico. Al finalizar cualquier reunión o festejo entre amigos, es muy normal que alguien entone el himno del reino de Valencia… todos en pie, cantando con mucho respeto… y con emoción, su himno.
A mí, que no soy valenciano, me impresiona y me hace vibrar el hecho de escuchar las primeras notas del mismo. "¡Per ofrenar noves glories a Espanya…!"
(Continuará)