lunes, 12 de febrero de 2018

HABIA COSTUMBRES QUE YA NO EXISTEN

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

"¡Tajá pa merendar, que otro año vendré a trillar!"

Hacia los años cincuenta y pocos del siglo pasado, en mi pueblo íbamos los niños pidiendo por las casas del pueblo, algo que nos sirviera para celebrar el "jueves lardero", que es el jueves anterior al inicio de la cuaresma, y se hacía merendando juntos las viandas recogidas a base de lomo adobado, costillas adobadas, chorizos de cerdo, etc. De ahí el grito que cantábamos cuando llegábamos a las casas pidiendo el "Tajá pa merendar que otro año vendré a trillar".

En mi pueblo la tajá era un trozo de carne arreglada y adobada para poder comerla, y era lo normal que fuera de cerdo que era lo más usado tras las matanzas del mismo.

La bebida de la merienda supongo que sería agua, o como excepción gaseosa de papelillos, uno blanco y otro azul que al mezclarlos producía una bebida gaseosa que para nosotros era exquisita.

Yo recuerdo cuando hice la primera comunión, supongo que tendría siete u ocho años, que me vistieron de "Almirante" con un traje que sería la envidia de cualquiera de ellos. Por supuesto que el que lo estrenó era bastante más desarrollado que yo, físicamente me refiero, y tuvieron que ajustármelo porque mi padrino era más alto y ancho. También me pusieron un buen rosario en la mano con mis guantecillos y un librito de esos que se llevaban, en fin que me pusieron de punta en blanco para el evento.

Después de eso, una vez celebrada la ceremonia, no había la casi-boda que se celebra ahora, que cuesta como digo, más que una boda y es una simple comunión.

Lo normal era una invitación en cada casa. En mi caso, recuerdo que nos juntamos los seis u ocho niños celebrantes, nos prepararon nuestras madres unas tortillas y o sé si algo más y metidas en unas merenderas – entonces no existía el taper actual, sino las merenderas en las que los hombres llevaban la comida al campo – y como algo especial, nuestras gaseosas de papelillos, que primero echabas uno blanco y después de agitarlo con la cucharilla, echaban el azul y aquello saltaba como si hubieras agitado una botella de champán, y a beber a lo loco hasta que te "emborracharas". Y este era el festival. Imagínate.

Estas eran algunas de las costumbres que había en los pueblos, o al menos que yo recuerdo.

Lo que decíamos de ir a trillar el próximo año, creo que era porque de vez en cuando ibas a las eras en verano mientras la trilla, más que nada a que te dejaran llevar el trillo un rato mientras los mayores descansaban o bebían agua. Supongo.   

Los chavales que contrataban para trillar, esos eran ya considerados como un escalón superior, ya se hacían cargo de los animales en la trilla y tenían mando en la era.

No sé qué otras costumbres había, supongo que muchas que yo ahora no recuerdo, aparte de concursos de la meada más larga, etc., que no voy a explicar aquí porque no merece la pena.

Pero aquello de la gaseosa de papelillos era digno de ver y de probar.

 



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