jueves, 9 de octubre de 2014



¡CÓMO CAMBIAMOS... Y A VECES, NOS PARECEMOS!

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

Imaginaos a uno cualquiera de aquellos homo sapiens, que un buen día se asomó a un lago  tranquilo y vio una imagen reflejada en el agua, que no sabía a quien correspondía. Instintivamente le preguntaría: ¿quién eres tú?

No estaba acostumbrado a verse en el espejo. No se afeitaba todas las mañanas, ni se reflejaba en los escaparates, ni se miraba a ver cómo le caían los trajes, etc.

Nosotros sí tenemos ese "menester" a menudo. Es decir, nos conocemos bien, aunque alguna vez nos asustemos al vernos.

Lo habitual es que cuando encuentras a alguno de tus antiguos compañeros de estudios, especialmente si son de bachillerato, o de tus primeras experiencias laborales, no los reconozcas, ni ellos a ti. Si incluso te ocurre a veces con chicas o chicos con los que has tenido una buena amistad, y te encuentras en situaciones raras, situaciones no demasiado agradables ... No los reconoces. Incluso a algún familiar, tampoco.

Bueno, hace un tiempo contactaron conmigo algunos compañeros de estudios del año ¡1962!, total hace 52 años - este fue el último curso que estuve con ellos -.

En principio no los conocía, pero ni siquiera me sonaba el apellido. Después de hablar con algunos de ellos, recordándome cosas nuestras, a otros compañeros, profesores, fui cogiendo algo de onda, y sí a alguno lo recordaba o al menos no me resultaba extraño.

Y no veían raro que una persona no recuerde algo que ocurrió hace 52 años y que cuando termina aquello no vuelves a tener ningún tipo de contacto con ellos, ni con nadie que te recuerde aquel mundo que para ti terminó y nada más.    

Para mí fue lo más normal que al salir del internado y dejar los estudios, me olvidé totalmente de mi vida anterior - a la que tampoco tenía un apego especial-, dedicándome a partir de entonces a preparar mi vida futura, mis próximos pasos, y mi posibilidad de seguir otros estudios. Y todo lo demás era otra historia. Casualmente tampoco tenía muy arraigada esa etapa y no sentía en absoluto añoranza alguna por ella, por lo que olvidarla fue muy fácil.

Uno de ellos colocó oportunamente sobre la foto de cada cual su nombre y apellidos, y así te quedas maravillado cuando ves una persona irreconocible sobre aquel chico al que tu vagamente recordabas como un crio delgadito, con pelo y con cara de "espabilado"... ¡sorpresas que da la vida! Yo he visto una fotografía de aquellos tiempos en que aparecíamos varios cursos juntos y no he sido capaz de reconocerme, no sé cuál de ellos soy yo.   

Sin embargo, a veces nos parecemos un poco. Sí, yo viendo ahora algunas fotos con su nombre, creo que pudiera llegar a recordar a alguno de mis antiguos compañeros de estudios de la época de bachiller.

Continuo opinando, como le dije a alguno de ellos, que son demasiados años para intentar repasar ahora aquellos tiempos porque no queda prácticamente nada que nos siga uniendo, tras tantos años de incomunicación y de  organizar cada cual su vida a su manera y con otro tipo de personas, ideas, pensamientos, y  vivencias.

Por lo que se ve en las películas, lo que te comentan los que lo han vivido, todas estas reuniones de "compañeros de estudios", "compañeros de promoción", "compañeros de colegio", etc., etc. siempre terminan como el rosario de la aurora, con malos modos, enfados, encuentros indeseados, y alguna bronca. Es lógico que así ocurra.

Tengo entendido que no ha sido así en esta reunión a la que me refiero, pero tampoco espero que salieran cosas muy interesantes de la misma. Y tras tanto tiempo las amistades ya las tienes hechas en tu zona, con tus actuales o recientes compañeros.

Pero, sí, a veces nos parecemos algo a lo que una vez fuimos, aunque fuéramos unos críos que estábamos empezando a estudiar y a prepararnos para iniciar una vida muy distinta a la que en aquellos momentos estábamos soñando.