sábado, 21 de junio de 2014



RELIGIÓN VS HISTORIA

Ángel Pulla Dijort/Málaga

 

He pasado unos días en Israel, en visita cultural, no en peregrinación, y sigo convencido, como lo estaba antes de ir, de que resulta imposible separar en cualquier tipo de visita que realices a esta tierra la religión de la historia.

Cualquier tipo de guía que elijas te presentará "hechos" religiosos como históricos, relatos basados en la tradición, como hechos relatados y documentados por historiadores.

Y todas las visitas que te ofrecen son pautadas por relatos bíblicos y fundamentados en el Antiguo Testamento y en los Evangelios. No intentes discutir con ellos sobre la veracidad y el tiempo en que estos documentos fueron escritos. Eso son "hechos" y son revelaciones de dios.   

Cuando es la religión y la tradición la que determina los hechos, la historia, se trate de la religión que sea, no existe otra verdad que la que especifica esa tradición, incluyendo los distintos avatares que haya soportado a lo largo del tiempo y de las múltiples versiones.

Y es tan reiterativo la asunción de que estos hechos son verdaderos - históricos - dicen ellos, y avalados por diversos estudios realizados - ¿por quién? - que no se admite ningún tipo de duda u objeción a lo expuesto - al menos en público - aunque en conversaciones privadas sí te admiten todo tipo de discrepancia, puesto que conocen la escasa base histórica de sus aseveraciones.

Es impresionante la fortaleza de la creencia de las personas que previamente ya han admitido como real todo aquello que posteriormente te van a presentar, incluso con la previa advertencia del guía de aquel hecho o ubicación no está claro si ocurrió allí o en otro lugar, ni siquiera que llegara a ocurrir.

Es impresionante contemplar a esas personas arrodilladas y con las cabezas humilladas, besando el suelo, las losas, y sobando - así como suena, sobando - esas piedras y oliendo, como decía una de muestras acompañantes, "mira cómo huele", y con la mirada y los sentidos traspuestos, porque admiten como real todo aquello que anteriormente ya lo tenían como tal.

Pero no solo es cuestión de creyentes cristianos, todas las iglesias tienen allí a sus representantes y sus creyentes, a quien en modo alguno están dispuestos a abandonar, puesto que al fin y al cabo son ellas las que sustentan el motivo de su existencia.

Son fervientes seguidores, pasionales, aunque suene excesivamente fuerte diría que fanáticos, los que siguen todas las rutas que en esta tierra se marcan como puntos fijos de peregrinación y sufren y disfrutan de cada uno de ellos como si realmente estuvieran ante el punto y el hecho y la persona que representa para ellos estas sus ideas sobre sus conocimientos sobre su religión.

Planteándote un recorrido por la Vía Dolorosa - el camino del Calvario -, por supuesto con sus estaciones marcadas en cada tramo con el número de las estaciones en romanos, jamás entenderías que por allí pasó el Nazareno con su cruz y que por allí estaba la gente viéndolo y sufriendo con él, porque ahora mismo, aunque ellos se esfuercen en hacer ver que este tramo es el que presentan, el visitante solo ve un inmenso zoco como el de cualquier ciudad árabe, repleto de tiendas y muestras de todo tipo de mercancías, tiendas, vendedores ambulantes, acompañados por las correspondiente cuadrilla de descuideros, cada cual pregonando e intentando vender sus mercancías, que es lo más dispar a lo inicialmente pretendido señalar.

He significado este ejemplo por ser el de más fácil interpretación por hondo sentido religioso en las personas creyentes. Como este hay multitud de ejemplos.

Entiendo que se me repruebe mi forma de ver los hechos por mi forma de enfocarlos por mis creencias. Me han comentado en Jerusalén que como no creo, no tengo fe... eso no es cierto. Yo no me declaro no creyente, yo no creo que esos hechos ocurrieran según se cuentan, en los lugares donde se cuentan y en la forma en que se cuenta. Dudo mucho de que incluso ocurrieran como se nos han hecho llegar y por supuesto de las fechas. No niego nada de lo que los demás crean. Simplemente yo no lo creo.  

Es cierto que tienen un filón de turismo enorme, y que si fueran capaces de montar una buena estructura, tendrían además un filón inagotable.

Así mismo, me repugna que al lado de una parte muy bien organizada y cuidada de las zonas israelíes, y separados por una muralla, vivan los palestinos sin tener ni siquiera la libertad de poder moverse libremente por sus alrededores y teniendo que pasar continuamente controles del ejército israelí.

 

Me gustaría que alguien pudiera explicarme cómo pudo conservarse una cruz, entre tantas como había, de un señor al crucificaron y del que nadie se hizo cargo, más que su madre y un par de amigos. Y cómo se guardó el agujero donde pusieron la cruz para que ahora vayan a besarlo, y se conservaron las ruinas de las casas de María, y del taller de José y del portal donde nació Jesús, y ... Por favor, esto no es creíble. 

Aparte de todas estas acotaciones, la visita a estas tierras me ha gustado, he disfrutado recorriendo los lugares llamados santos, y he observado que también las otras religiones tienen algunos ritos que resultan impresionantes al verlos.